(Fiesta de la exaltación de la cruz)
Recordémonos 'el jardín' en el libro de Génesis. Cuando Dios creó a Adán, creó también el jardín con toda clase de árboles. Dos árboles están mencionados por nombre – el árbol de la Vida y el árbol de la Ciencia del bien y del mal. Dios prohibió a Adán y a Eva comer del fruto del árbol de la Ciencia del bien y del mal. Si Adán lo comería, dijo Dios, moriría.
A pesar de la amonestación, Eva y Adán comieron el fruto del árbol de la Ciencia del bien y del mal. Una serpiente engañó a Eva por decirle que no morirán si comerían de ese fruto. Más bien, según la serpiente, se harán como dioses por el conocimiento del bien y del mal. Como siempre el engaño estuvo por medio. Por comer el fruto del árbol de la Ciencia del bien y del mal, Adán y Eva se hicieron como dioses. Eso es, se hicieron constructores de sus propias vidas, independientes de Dios. Pero, como consecuencia de su desobediencia, Dios les expulsó del jardín para que no comieran del árbol de la Vida que les habría dado la vida eterna.
“¿Lograron la Ciencia del bien y del mal?” quisiéramos preguntar. Realmente no. Es cierto que se dieron cuenta de que habían pecado. Pero aprenderán por sus propios esfuerzos a discernir el bien del mal.
Esta es nuestra situación ahora, ¿verdad? Como dijo el inventor Tomás Edison: “El genio es sólo un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor.” Sin embargo, Dios reveló a todos los descendientes de Adán y Eva los mandamientos para que supieran el camino hacia el bien. Si sólo los seguiríamos,…
Después de este pasaje no se menciona nada más del árbol de la Vida en la Biblia. Sin embargo, nosotros cristianos miramos la cruz de Cristo como un árbol del que procede la Vida. El evangelio de Juan ahora nos dice que la persona que crea en Jesús levantado en la cruz tendrá la vida eterna.
Creer en Jesús levantado en la cruz significa más que arrodillarse ante el crucifijo. Es entrar por los caminos de la obediencia a Jesús así como él obedeció a Dios hasta su propia muerte. Este es el camino que desató el nudo atado por Adán y Eva.
La cruz no es el fin, es el medio, es el camino para el fin, y éste es salir del nudo de la mentira y de la muerte en el que muchas veces nos encontramos. La cruz de la obediencia a Dios nos lleva al esplendor de la Verdad y a la Vida autentica.
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