Da a Dios lo que es de Dios (por P. Luis Tamayo)
Jesús ante la trama de los fariseos y de los partidarios de Herodes responde con esta frase tan conocida por nosotros: “dad a Dios lo que es de Dios y dad al César lo que es del César”. Él les pide una moneda y les pregunta que es lo que está impreso en la moneda? Ellos responden, la imagen del César. Por eso Jesús les dice si eso lleva la imagen del César, darle al Cesar lo que es del César.
A Jesús no le interesa la moneda y lo que en ella está impreso. A Jesús le interesa tu vida y mi vida; y mirando nuestras vidas a profundidad el sabe que lo que hay impreso en el fondo de todo corazón es la imagen de Dios, la imagen del Amor. Lo aprendemos del libro del Génesis “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”. Ahora que vemos en el interior de casi todos los productos “made in China”; si pudiésemos mirar la etiqueta del corazón veríamos inscrito “made in Dios”.
El Amor divino es lo mas profundo del corazón de todo hombre; no podemos negar la dignidad de nuestra raza. El sello que nos distingue de todo otro ser vivo es la capacidad de amar a lo divino. No somos sólo “animales racionales” como leemos en los libros de texto, esto sería reducir demasiado nuestra alta dignidad.
Esto es lo que le preocupa a Jesús, que pasemos por alto tan alta dignidad y tan gran nobleza. Estamos hechos a la medida del amor divino de Dios.
Los fariseos y partidarios de Herodes no hacían mas que acumular odio, rencor, violencia, envidia en sus corazones… y Jesús les quiere decir: ¿No te das cuenta que no eres cualquier cosa? ¿No os dais cuenta la grandeza con la que habéis sido creados? ¿No te das cuenta que el odio, rencor, la violencia destroza lo mas profundo en ti? ¿qué la envidia envenena y corrompe el Amor divino en ti? Esto es lo que le preocupa a Jesús…
Cuando Jesús nos cuenta en otro evangelio lo del tesoro escondido en el interior de un terreno (Mateo 13,44) se esta refiriendo a esto mismo. El tesoro lo tienes escondido en lo profunde del corazón, no tienes mas que descubrirlo! Tienes inscrita en tu corazón la capacidad divina de amar.
Esto es muy sencillo de comprobar. Yo siempre me pregunto ¿es que quiero odiar a esta persona? NO! Pero si me quedo fatal cuando acumulo odio o deseos de venganza. Si no puedo descansar bien, estoy dándole vueltas a la cabeza todo el día. ¿A caso hay alguien que quiere esto? No lo creo. Yo lo que quiero es amar generosamente, estar disponible, ser humilde para saber perdonar, no tener rencor, etc.
Entonces ¿por qué parece que nos quedamos tantas veces en eso?
El problema es que nos quedamos en lo externo… miramos si esta persona procede de este país u otro, si es de este nivel social u otro. Jesús nos enseña a no mirar las apariencias sino a lo profundo del corazón. Mira alrededor tuyo! ¿Que ves en tu marido? ¿qué ves en tus hijos? ¿qué ves en tus vecinos o compañeros de trabajo? ¿qué ves en esa persona que te “cae fatal”? No nos quedemos en lo de fuera miremos mas a fondo.
Entonces yo me vuelvo a preguntar ¿por qué hay gente que actúa así con odio, rencor o violencia? Muchas veces es a ignorancia. Sí, la ignorancia! No saben que son de Dios.
Si tu eres de Dios, da a Dios lo que es de Dios. Da a Dios tus dificultades, da a Dios tu cansancio, la pesadez de esta semana. Dale a Dios aquello que no puedes, que te resulta pesado, no solo aquello que te va bien y te funciona. Dale a Dios tiempo de oración, de silencio. Dale a Dios un poco de tanto tiempo perdido en horas de televisión. Dale a Dios ese perdón que tanto te cuesta, ofrécelo a Él ya verás que alegría tan grande te da.
Da a Dios lo que es de Dios, da a Dios tu amor y cariño, dale algo de tu tiempo, algo de tus pensamientos, dale una pequeña oración; Y especialmente hoy día de la Misión… Da a Dios un gesto de cariño en una persona, una sonrisa en tu trabajo, una carcajada a tu familia, un guiño a un niño. Da a Dios lo que es de Dios y el te pagará el ciento por uno.
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