Te doy gracias Padre, del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se la has querido revelar a los pequeños y sencillos.
Si, Padre, así te ha parecido mejor.
Mi reflexión iba a ir por otro camino, pero hoy he asistido a la Eucaristía, como un feligrés mas, y me ha dado materia de reflexión desde el Evangelio de hoy:
Domingo, Eucaristía 19,30 de la tarde, unas 80 personas, todas de 40 años para arriba, todos vestidos de domingo, la mayoría chaquetas, corbatas. Todos muy serios, formales, educados, personas de orden ....
En el primer banco de la iglesia, dos niñas de unos 8 a 9 años, por sus rasgos y aspecto muy bien podían ser dominicanas: facciones, rasgos,morenitas, pelo muy ensortijado, ropa pobre... y como todos los niños de su edad, alegres, sonrientes, alborotadores, parlanchinas... no pararon un momento de reírse, hablar, gesticular, moverse (el rabo de una lagartija ).
Los bien vestidos, incluidos el celebrante, estaban nerviosos con el comportamiento de las mal vestidas.
El sacerdote, mientras se proclamaba una de las lecturas, miró fijamente a las rabo lagartijas, y llevándose el dedo a la boca hizo el gesto de mandarlas a callar... como es natural en niños, el silencio les duro 2 minutos....
Al terminar la homilia, sale un señor, de los trajeados, bien maduro, y con paso firme se dirige a las mal vestidas y con palabras susurrantes y gestos, les recrimina su comportamiento. Se vuelve a su sitio, pero como los toreros mira al respetable como pidiendo un aplauso por su buena faena.
Las morenitas de pelo ensortijado seguían con su alegría, con sus movimientos danzarines casi pedían que las canciones de la misa fueran salsa que indiscutiblemente bailarian maravillosamente bien ante el Señor.
Llega la hora de la comunión y el himno polaco machacón y decadente vuelve a sonar... " Tú, has venido a la orilla"... seguro que las olas en la orilla del lago donde estaba Jesús tenían mas ritmo que el canto arrastrado y soporífero del pueblo de Dios allí presente.
Una señora, con aspecto de catequista, comulga al girar se queda con las niñas en el primer banco. Se impone su autoridad materno-catequético. A los 30 segundos vuelve a su banco porque es necesario dar gracias a Dios en recogimiento y no perder tiempo con las morenitas.
Acaba la misa, "podéis ir en paz "... los feligreses van saliendo. Junto a la puerta un crucificado, los devotos se persignan ante Él y echan unas moneditas en el lampadario.
Las rabos lagartijas se acercan al Crucificado, y extienden sus manos hacia sus pies para acariciarlos, fue un gesto de ternura lleno de amor, inocencia, y dulzura, seguro aprendido de su madre allá en tierras latinas.
Una señora, devota ella del Cristo Crucificado, les da un tortazo en las manos, y con proclamación de dogma de fe y mirada de rayo, pronuncia: "!!! Aquí no se viene a jugar... con la imagen de Jesús no se juega !!!!
Miradas de desconcierto de las morenitas pelos ensortijados ..... Se oye una voz de un venerable feligrés " Están asilvestradas..son como cabras sin control" .....
Todos salimos del templo con el sobre del Domund para pedir el próximo domingo por y para los negritos.
Jesús salió también del templo, poniendo sus manos sobre los hombros de cada una de las niñas y las acompaño hasta casa....mientras pensativo pero a la vez sonriendo en su interior se decía .... " estas dos han venido al banquete de bodas con su traje de fiesta "
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