8 dic 2008

Solemnidad de la Inmaculada



A María la llamamos la Inmaculada… ¿qué significa esto? 
(Padre Luis Tamayo)

A veces podemos interpretar a María de forma contraria al verdadero cometido que Dios quiso darle a María en nuestra fe. Dios puso a María en la historia de salvación para ser punto de referencia para nosotros… para que viéndola sencilla y cercana nosotros podamos decir… yo también puedo vivir la fe. María era una mujer de nuestra raza, una mujer sencilla, una mujer que tuvo que aprender a orar para sacar fuerzas cuando se cansaba o podía tener miedos; ella pudo vivir todas las situaciones normales de cualquier mujer pues trabajaba con sus manos, se preocuparía de llega a fin de mes, de tener que pasar por un matrimonio, la educación de su hijo… una mujer normal… El plan de Dios con María era darnos a alguien para que viéndola podamos decir “yo también puedo vivir la fe en Dios”.

Pero que fácil es interpretar la figura de María tan lejos de lo que Dios quiso. Cuando la llamamos “La Inmaculada”… a veces nos la han presentado tan pura, tan casta, tan perfecta, tan inmaculada… sin mancha alguna... que se nos puede quedar muy lejos de nosotros.  Incluso llegar a pensar: Ella si puede, pero yo no. 

Ella allí tan lejos, tan privilegiada y nosotros en este valle de lágrimas; ella que tenía un corazón tan puro y a mi que me salen diablos y dragones… hay momentos que tienes la sensación de ver a María como alguien muy distante a nuestra realidad. Fuimos con unos amigos a una Iglesia de una ciudad y tenían a la Virgen llena de joyas, con diamantes y perlas. Esa Virgen se había llevado las grandes herencias de los ricos de la ciudad… y al verla mi amigo extranjero… se queda mirándola un rato y me dice: “Oye, parece que esta Virgen haya asaltado una joyería y se lo ha puesto todo encima…”. Mi amigo que era muy sencillo no se identificaba con ella, la sentía muy lejos de su propia realidad.

Su ser inmaculada no fue sólo un privilegio que Dios dio a ella y no a nosotros. Entonces, ¿qué es lo que nos diferencia? Ella fue una mujer que supo dejarse amar abundantemente por Dios y daba la prioridad a todo el amor que recibía de Dios. Ella no es que fuera especial o "rara", era de nuestra raza (así lo leemos en el Doctrina de la Iglesia) pero había hecho una opción y no dejaba que su corazón se llenara de mezcla alguna. Todo el amor que recibía de Dios lo guardaba en su corazón y esto fue lo que le dio la fortaleza para perseverar pura e inmaculada toda su vida.

Nosotros recibimos el mismo amor de Dios que ella pudo recibir, pues Dios ama a todos sus hijos por igual. ¿Qué es lo que nos pasa? Que tenemos el corazón agrietado y todo ese amor que recibimos se nos escapa y se pierde.

Recuerdo que en una casa teníamos un aljibe (pozo) de agua que cada mes la factura se nos disparaba cuando nuestro consumo era mínimo… hasta que llegó el verano y en el mes en que no estuvimos recibimos una factura altísima ¿qué pasa? Un misionero se metió en el aljibe… y tenía grietas producidas por las raíces de los árboles.

Todos recibimos el amor de Dios abundantemente, pero tenemos grietas por donde se nos escapa, al final no hay fuerza para perseverar, para decir la verdad, para ser positivo, para ser servicial, para tener compasión. Las raíces del egoísmo, la mentira o la lujuria se nos meten en el corazón y lo agrietan.

Un hombre me decía hace poco su experiencia que es muy significativa. Un hombre de fe y de misa. Casado y con hijos. Su hija se enferma con anorexia, y él empieza a culpar a su mujer porque dice que no estaba atenta a lo que la niña estaba viviendo. En vez de zanjar el asunto, pedir perdón y unir fuerzas para ayudar a la hija… ese enfado se convierte en escusa para distanciarse de ella, él se justifica… que poco amor, que poco cuidado, etc. El se va distanciando más, se ausenta por trabajo… y encuentra la escusa perfecta… ¿qué mujer es esta que no cuida de nosotros? Yo necesito afecto… y acabó buscando sexo anónimo… 

En un caso como este es absurdo buscar culpables, probablemente todos tengan su parte de culpa, lo que se pide es perdonarse, unir fuerzas, apoyarse mutuamente, animarse, estar muy unidos, muy al tanto de la evolución, pedir ayuda… esto lo da el amor. El amor da prioridad a asumir responsablemente las cargas de la familia. Pero cuando hay grietas todo es escusa perfecta para soltar las riendas y no asumir nada… "ya lo hará el otro", "yo tengo bastante con lo mío", "es que no se dan cuenta todo lo que me esfuerzo", etc. En estos ejemplos, lo que rompe el corazón son las raíces del orgullo agrietando el corazón, y el amor de Dios se pierde.

Pero personas como una Madre Teresa de Calcuta que empieza a ayudar en medio de situaciones imposibles, donde uno fácilmente tiraría la toalla. O el famoso actor mexicano Eduardo Verastegui (el de la película Bella) que de playboy y modelo de desnudos, ahora sólo dice que desde que se convirtió busca hacer películas que transmitan valores y defensa de la vida.

Personas que empiezan a hacer opciones de guardar el amor de Dios como lo primero, cerrar grietas por donde se les iba el agua. Para Madre Teresa, quizás, sus grietas serían los miedos a seguir la voluntad de Dios, pues de trabajar en un colegio muy acomodada a irse con los más pobres entre los pobres… tendría los miedos a dejar seguridades. O para Eduardo V., quizás, sus grietas fueran el mundo del sexo, el dinero fácil del posar desnudo, el hedonismo y la sensualidad. Pero son personas que un día empezaron a valorar el Amor de Dios como lo más grande y empezaron a optar por cuidar el corazón, ¿cómo? cortando las raíces de la lujuria, el miedo, el egoísmo, la envidia o avaricia… como hicimos con las raíces de los árboles en nuestro aljibe. 

En este Adviento y tiempo de preparación empecemos a cortar las raíces y a cerrar grietas y pongámonos manos a la obra en cuidar el amor de Dios en nuestro corazón como lo más prioritario en nuestra vida… y, así, poder imitar a María con un corazón inmaculado.

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