Ven y sígueme! (Juan 1, 35 y ss)
(P. Luis Tamayo)
Una catequesis preciosa del camino del discipulado, de cómo crecer y llegar a ser verdadero discípulo de Cristo. Jesús busca y quiere nuestro crecimiento en la fe.
Primero alguien me habla de Jesús. Es una forma primera de conocer a Cristo. Juan es ese que habla de Jesús, Juan podía ser el sacerdote en la homilía del domingo, podía ser una persona de fe comentando su experiencia, podía ser esa mujer que da un buen consejo, podía ser el catequista con los niños, puede ser una madre inculcando la fe a sus hijos en el hogar… Juan sería esa persona que habla y lleva a la persona a Jesús.
¿Cuál es el primer efecto? Los otros oyeron sus palabras y siguieron a Jesús… muchas personas siguen a Jesús por las palabras de otros, por lo que otros dicen. Es necesario que se hable de Jesús. Por que unos hablaron otros encontraron a Jesús. Por que Juan habló, Andrés se encontró con Jesús.
Pero el evangelio da un paso más. A Jesús le interesa algo más, Jesús nos introduce en como llegar a ser un verdadero discípulo suyo. Yo pregunto: Para crecer en mi seguimiento de Jesús, en la fe en Cristo ¿es suficiente que otros me hablen de Jesús? ¿es suficiente saber de Jesús por lo que otros me dicen? Y si no… ¿qué es lo que haría falta? Hay algo más.
El evangelio nos explica como Juan habla de Jesús y luego los discípulos oyendo sus palabras siguieron a Jesús… el texto podía haber acabado ahí. Pero no, el texto añade una serie de detalles para ayudarnos a comprender más a fondo lo que significa llegar a ser discípulo de Cristo. A Jesús le interesa nuestro crecimiento… a Jesús le interesa que no sólo le conozcamos de oídas, por lo que otros dicen sino por un encuentro y un diálogo personal. Este sería un segundo paso.
Pero aún así Jesús no se conforma y a aquellos que intentamos vivir nuestra fe desde una relación de amistad y un diálogo busca de nuevo nuestro crecimiento. Busca purificar nuestras verdaderas motivaciones. Dicen que cuando uno puede ir a más y crecer, el verdadero amor sería el empujarle para despertar verdaderas motivaciones para seguir adelante. Ej. Cualquier entrenador por que quiere lo mejor de su atleta le pincha y exige para que rinda al máximo, lo que busca es su bien. Así es Jesús.
La Palabra dice que Jesús al ver que lo seguían les preguntó ¿qué buscáis? La pregunta podría ser ¿por qué practicas tu fe? ¿por qué vienes a Misa?... ¿por qué es lo que toca? ¿por qué es un símbolo social? ¿por qué no tengo nada que hacer en casa? ¿por qué estoy asegurando mi salvación? ¿Por qué sigo la costumbre y rutina de cada domingo?
Una joven hace unos meses me decía que se había planteado: “si quito la Misa del domingo ¿qué me distingue de un ateo? ¿qué me hace distinto de un buen hombre pero sin fe?… Ser cristiano ¿es sólo ser buen hombre?… Dicen que el infierno esta lleno de buenas intenciones.
Seguir a Cristo es sólo venir a Misa los domingos? Y que pasa de lunes a sábado? ¿qué es eso que te hace decir “yo soy discípulo de Cristo de domingo a domingo pasando por el L, M, M, J y S” las 24 h., los 7 días a la semana, losm365 días al año?.
Jesús sabe que podemos crecer en nuestro compromiso con Él, crecer como discípulo, crecer como comunidad cristiana, y crecer en nuestro compromiso con la Parroquia y el barrio. Jesús con esta pregunta busca purificar mis verdaderas motivaciones y hacerme salir de un cristianismo estancado y aburrido. “Tú puedes un poco más!!”.
Los discípulos reaccionan y se dan cuenta que quieren más. ¿No habéis sentido la necesidad de algo más en vuestro seguimiento de Cristo? ¿No habéis sentido el hastío o aburrimiento en vuestro camino de fe? Entonces ellos le preguntan ¿Dónde vives? Queremos estar contigo… cuando Jesús escucha esto de Andrés y su amigo entonces dice: Venid! Ven conmigo y verás! Ven que te voy a enseñar a vivir conmigo como discípulo!
Jesús lanza la palabra mágica que es capaz de mover y dinamizar la vida de una persona. Ven y sígueme! Son las palabras que han dinamizado y han movido a tantas personas a hacer cosas por la Iglesia.
Seguir a Jesús no es algo que yo me propongo, es iniciativa suya. Uno puede venir a misa todos los domingos del año y no mover un dedo por los demás. (sólo hay que ver como hay pocos voluntarios en cualquier actividad de la Iglesia). Uno mueve toda su vida cuando hay una llamada de Jesús.
La exp. De la Madre Teresa de Calcuta, de profesora acomodada a vivir con los más pobres entre los pobres. Ella vio una necesidad y en ella sintió la llamada de Jesús “Ven y sígueme en las calles con estas gentes”.
Uno no tiene que irse a la India para ver necesidades. A caso no hay necesidades en la Parroquia? En el barrio? En tu familia? En el vecindario? Y no me refiero a necesidades sólo económicas. Y viendo necesidades sólo si estás disponible escucharás a Jesús llamarte: Ayúdame! Échame una mano! Ofrécete voluntario! Pregunta si hay algo en que puedas servir a tu comunidad!
La invitación a venir y ver que hace Jesús es una invitación a hacer experiencia de su persona y entrar en la intimidad de su amistad. Por eso el texto dice a continuación que “se fueron con él, vieron donde vivía y se quedaron con él aquel día” (v. 39). Ver donde vive es verle en las necesidades y quedarse con él es responder y ofrecerme a ayudarle. Seguir a Jesús es involucrarse en necesidades. Sólo desde aquí uno entra en una verdadera experiencia personal, vital y profunda con el Maestro.
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