P. Luis J. Tamayo
El Evangelio de hoy (Marcos 8, 27-35) vemos la preocupación que Jesús muestra por que los discípulos supieran a quien están siguendo. En la Palabra vemos como Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.» Pero luego les preguntó directamente a ellos, pues no le interesaba lo que decía la gente de él, sino lo que sus amigos decían de él. «Y vosotros, ¿quién decís que soy?» Entonces Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Una de las grandes cuestiones de la historia de la humanidad ha sido siempre la identidad de Jesús. ¿Quién es Jesús? Si uno entra en un biblioteca, o en una librería, verá que hay miles de obras relacionadas con la persona de Jesús. Incluso hoy día se hacen películas de ciencia ficción con la figura de Jesús, el misterio de su vida, etc. (un ejemplo muy conocido es El Código Da Vinci). ¿Quién es Jesús? Es la pregunta que ha recorrido toda la historia en los últimos 2000 años, grandes pensadores, escritores, teólogos, filósofos, intelectuales, especulativos, contemplativos, orantes, etc. todos se han preguntado quien es Jesús.
¿Por qué hoy día, de nuevo, necesitamos responder a esta pregunta? Yo entiendo que es vital tener respuestas a esta pregunta. ¿Quién es Jesús para mí? Pregúntate hoy ¿Quién es Jesús para ti?
Yo veo a muchas personas que vienen a los actos religiosos, que asisten a la Santa Misa, que piden el bautizo para sus hijos, que quieren un funeral para sus familiares… pero luego les preguntas quien es Jesús y no saben responder, es que nunca se lo han planteado. Tenemos el peligro de vaciar nuestra fe, asistimos a actos religiosos o por ser un acto social, o por que me han educado así, o por superstición, pero hay poco de una relación personal con Jesús.
Jesús tenía esta preocupación con sus discípulos. Jesús sabe como preguntar. Primero les dice: «¿Quién dice la gente que soy yo?» ellos responden… el cura dice esto, la catequista dice lo otro, este autor escribe esto y esa persona dice lo otro… Pero ahora viene la pregunta del millón: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?» A Jesús le interesa que es lo que tú piensas, no lo que dicen otros. A hora la pregunta va en directo. ¿Y tú? Tú, ¿qué dices de mi?
Honestamente uno necesita nutrir una relación fuerte de amistad con Jesús para poder decir algo personal. Uno a penas puede decir algo de quien no conoce. Por eso la pregunta, indirectamente nos está retando a profundizar la relación con Él.
El otro día vi una película en la que presentaba la imagen de la religión como una carga, desde una vivencia de represión. Era una crítica directa a la imagen del cristiano. A mí me pareció una pena, ya que se presentaba una falsa imagen de la verdadera fe. Obviamente para ese director de cine la respuesta a la pregunta de quien es Jesús es la de una carga.
Volviendo a nuestro pasaje del Evangelio de hoy, al final del diálogo, Pedro contesta la pregunta y le dice a Jesús: «Tú eres el Mesías.» Es decir Pedro alcanzó a descubrir en la relación de amistad con Jesús que Él era el verdadero Hijo de Dios, Aquel que venía a transformar el corazón de los hombres. Pedro había experimentado el amor profundo de amistad de Jesús, un amor de una calidad que solo podía venir de Dios, un amor incondicional, un amor absoluto, sin límites, sin peros. Pedro descubrió en Jesús el verdadero significado del perdón, de la misericordia. Pedro descubrió en Jesús a Aquel que definitivamente daría la vida por él.
Ahora Jesús te pregunta a ti: ¿Y tú? Tú, ¿qué dices de mi?
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