18 sept 2011

REFLEXION Evangelio

"Cadena de favores" Mateo 20, 1-16

P. Luis J Tamayo

«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña."»

Lo que sorprende de este evangelio es la cantidad de veces que sale el propietario a la calle a contratar jornaleros: al amanecer, a media mañana, a mediodía, a media tarde e incluso al caer la tarde. Y lo curioso es que siempre que sale no duda en contratar… La pregunta que uno se pudiera hacer no es ¿cómo debe ser la viña de grande para necesitar tantos jornaleros?, sino más bien, ¿cuánta necesidad debe haber en la viña para necesitar de tanto jornalero? El gran problema es la necesidad, es la situación de nuestro mundo.

Al leer este pasaje resuena en mi mente otra palabra de Jesús: “La mies es mucha y los obreros son pocos, rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”. (Lc 10,2)

El tema de hoy es la misión de los fieles en la Iglesia. Juan Pablo II escribe laexhortación apostólica
Christifideles Laici
sobre la vocación y misión de los laicos
en la iglesia y en el mundo; y el texto empieza desde este mismo Evangelio de hoy.

Cuando Jesús dice en el evangelio a los hombres de la plaza: “Id también vosotros”, JP II dice: “La llamada no se dirige sólo a los Pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión en favor de la Iglesia y del mundo.” Y concluye: “La Iglesia ruega en el Señor a todos los laicos que respondan con ánimo generoso y prontitud de corazón a la voz de Cristo, que en esta hora invita a todos con mayor insistencia”.

Delante de la gran necesidad que tiene nuestro mundo hay también gran necesidad de cristianos comprometidos con la misión de la Iglesia en sus diversos campos, y viendo la poca respuesta de los mismos cristianos… surge la misma pregunta del dueño de la vid:¿Porqué estáis aquí ociosos todo el día? Hombre! yo no creo que ociosos, pues sería injusto decir que nos tocamos la barriga… yo creo que todo el mundo tiene un montón de responsabilidades… pero si que es verdad que a veces quedamos demasiado encerrados en nuestras cuatro paredes y no somos capaces de mirar que ocurre más allá. Nos asfixiamos con un pequeño problema… que cada uno ponga su ejemplo...

La pregunta, yo la plantearía de otra forma: ¿Porqué tan preocupados por cosas que no llevan a nada? ¿por qué tanto tiempo o tanta energía en cosas que no son de importancia? Horas delante del televisor, horas delante de un armario para decidir que me pongo, horas haciendo un drama de una cosa muy sencilla, horas discutiendo por cosas sin sentido… Y yo no digo que no haya que ver la tele, vestirse bien, preocuparse por las cosas o discutir los asuntos de la familia… Lo único que digo es que implicándose en el servicio a los otros uno simplifica mucho su vida… si uno pusiera en la mente, como una prioridad diaria, la de hacer actos de amor y servicio a los otros viviría más descomplicado…

Recordad la película “Pay it forward”, en español, “Cadena de favores”… Toda la mente del protagonista está en como hacer el bien a los demás y como eso genera una cadena de favores que se expande. Al final de la película se ve la repercusión de tantas personas beneficiadas.

El Concilio dice: «Dentro de la Iglesia, la acción de los laicos es tan necesaria, que sin ella, el mismo apostolado de los Pastores no podría alcanzar, la mayor parte de las veces, su plena eficacia». La misión no es sólo cosa de curas…

Esta pregunta debiera ser una clara invitación a la acogida por parte de los fieles laicos del llamamiento de Cristo a trabajar en su viña, a tomar parte activa, consciente y responsable en la misión de la Iglesia.

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