Mateo 22, 1-14: En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; (...) Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.
Todos estos domingos pasados del mes de septiembre, el Señor, a través de los evangelios, nos está hablando del como vivir el Reino aquí entre nosotros, de cómo vivir en la comunidad eclesial: Hace 3 domingos: Fue el evangelio en el que el propietario sale a la calle a contratar jornaleros: al amanecer, a media mañana, a mediodía, a media tarde e incluso al caer la tarde. Y lo curioso es que siempre que sale no duda en contratar; Jesús nos hablaba de cuánta necesidad en la viña para necesitar de tanto jornalero. Una invitación a participar de la misión de la Iglesia. Hace 2 domingos: El Evangelio nos contaba la parábola del Padre que le pide al hijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero al final si fue. Entonces, Jesús remarca que al final hizo lo que quería el padre. Por lo que se deduce, que el interés primordial en Jesús era resaltar lo importante del “hacer” y no tanto la “intención”. Lo que cuenta es el ‘hacer’, el ‘poner por obra’, el ‘practicar’ o ‘vivir’ según el deseo de Dios y no tanto tener una buena intención y al final nada. El domingo pasado: Nos habló del amor de reciprocidad: La parábola del dueño de la viña que la cuida con tanto amor. Es Dios que nos cuida mediante tanto derroche de amor, buscando despertar en nosotros un gran amor de correspondencia hacia El.
Si nos damos cuenta, todo son insistencias a la participación activa del creyente en la vida eclesial, construir el Reino entorno a la parroquia o comunidad.
Las palabras de hoy de Jesús vienen a decirte algo como: Mira, todo lo que hay entorno a la fe, a la amistad con Dios, a la vivencia de tu vida cristiana es una celebración, como un banquete de bodas (es la imagen que utiliza en la parábola)… Ven! Participa! Interésate! Disfrútalo! Gózalo! Regocíjate! Aunque aún no lo veas, aunque te cueste descubrir la alegría de vivir la fe… involúcrate! No te lo pierdas… Mi Padre del cielo tiene preparado abundante amor y alegría para poner en tu corazón. Hay mucho detrás de todo esto que aún no eres capaz de ver… y por eso no lo valoras.
Es muy sencillo: un hijo no valora todo el esfuerzo entregado por sus padres hasta que no le toca ser padre, entonces es cuando se da cuenta de lo que hicieron por uno. Aún recuerdo que me costó convencer a mucha gente de lo que iba a suponer la JMJ en sus vidas. Yo sabía por que llevaba todo el año preparando… Conocía el esfuerzo, las reuniones, las horas invertidas, esto no se ve… Es como cuando una madre cocina un buen menú. Nosotros lo comemos en 45 minutos, pero ella se ha pasado toda la mañana en la cocina, y a veces no reconocemos todo el esfuerzo realizado.
Muchas veces nosotros vamos a la Iglesia como de paso… entramos y salimos… pero no nos damos cuenta del esfuerzo que hay detrás de tantos detalles… y muchas veces ni vamos, ni nos duele haber faltado, ni damos gracias. No nos damos cuenta que todo detalle está preparado para ti.
Una madre me contaba una frustración que tuvo grande. Se pasó el fin de semana preparando una comida sorpresa para su familia, se levantó temprano para ir al mercado, compró flores, horas preparando, detalles para el postre… y al marido se le olvidó pasar a comer por casa y se fue con los amigos a ver un entrenamiento de futbol. Todo el trabajo que hay detrás de un evento… muchas veces no lo sabemos valorar… Sólo el que lo prepara sabe que es lo que le espera al que ha de participar.
El evangelio lo dice: El Rey mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios.
Yo os digo una cosa con el corazón: Si vienes a la celebración dominical y no la haces tuya… si fallas, te da igual; si no viene tu vecino, ni te importa. Si vienes a la Parroquia y la haces tuya, y participas, y ayudas a organizar, y colaboras, y te implicas… si un día fallas, lo sientes; si no viene tu vecino, te duele.
Si esto es lo que siente el corazón de un sencillo sacerdote, imaginar a vuestro Padre del cielo, que ha preparado el banquete de la Eucaristía con la entrega llena de amor de su Hijo. No es pan lo que te da, no es vino barato lo que recibes. Es la misa carne y sangre entregada por ti, como la mayor expresión de amor de Dios para con tu vida: ¿Te das cuenta? Fijaos que pena la del Rey cuando dice a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían.” No tenían capacidad de valorar… Salid e invitad a otros…
Ojala hoy nos demos cuenta de la grandeza que se esconde en nuestra fe, en el tesoro abundante que Dios nos quiere regalar… pero uno sólo lo descubre cuando se implica generosamente. Dice Santa Teresa de Ávila: Dios se entrega del todo a quien se da del todo.
Interesante texto de un comentario sacado de un bloggero:
Cuando abro una página de un blog, la observo; la miro; estoy atento a todos los detalles; desde el título del post, hasta la última publicación... Conozco el esfuerzo y dedicación que hay detrás de ella, acompañada de las mismas preguntas que yo me formulo: ” Qué puedo ofrecer a los otros? ¿Qué podrá ayudarles? ¿Qué les gustará? ¿No es amar de lo que se trata? ¿Y no está el amor, en los pequeños detalles?"…
¡Menudo trabajo! Pensar lo que se quiere ofrecer; plasmarlo; corregirlo, buscar imágenes que también interpelen, y refuercen lo expresado. Elegir un diseño atractivo, que lleve el sello de nuestra personalidad. Creo que la mayoría somos conscientes, de todo ese montaje y del esfuerzo generoso que conlleva pero... no siempre se agradece.
Y es que no siempre advertimos el detalle ofrecido; no siempre estamos atentos, ni reconocemos nuestra ingratitud cuando días después lo descubrimos. El amor, pide hilar muy fino, y en ocasiones no existe la disposición a hacerlo. El tiempo, nuestra vida cotidiana, con sus luces y sombras, no se alían con nuestra disponibilidad. Es cierto, que no siempre estamos en las mejores condiciones para detenernos y corresponder como se merece, a quien ha preparado una página para los demás. Mi ruego quiere ser una invitación a prestar más atención a lo que leemos al abrir el ordenador... Si se nos ofrece un enlace, pues enlacemos si coincide con nuestra línea; si se nos propone un video, veámoslo; si se nos pregunta, contestemos. Y si hace tiempo que no saludamos, hagamos el esfuerzo de dejar al menos un gesto cordial. Una palabra de aliento, valorar el trabajo, reconocer que el blog vale la pena y es necesario en la red… ¡por algo lo hemos puesto entre nuestros preferidos!
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