Abrirse a las grandes cuestiones de la vida.
(P. Luis J. Tamayo)
El Evangelio de
hoy (Marcos 7, 31-37) presenta la curación de Jesús a un sordomudo, a
quien acercándole al Maestro le piden que le imponga las manos. Jesús mirando
al cielo, es decir, confiando en el poder que el Padre le ha dado para dar vida
y renovarlo todo, le dice: “Effetá”, que quiere decir, “Ábrete”. El Evangelio
dice que se le abrieron los oídos, se le soltó la lengua y empezó a hablar sin
dificultad.
Hoy día, quizás,
la necesidad de nuestro tiempo no es tanto la apertura de los oídos o de la
boca, sino es la necesidad de abrir el corazón a las cuestiones esenciales de
la vida, a las preguntas más fundamentales de nuestra vida que en muchos de
nosotros aún están sin resolver. Es la necesidad de abrirse a buscar el verdadero
sentido a la vida. Si hoy estamos en crisis, no es sólo una crisis económica,
de fondo es una crisis de los grandes valores del hombre.
Este verano leía
en el periódico un artículo que decía que la mayoría de las personas pasan más
tiempo planeando sus vacaciones que pensando en las cosas verdaderamente
importantes de sus vidas. Claro está que las vacaciones tienen una cierta
importancia, sin embargo si uno busca una mayor profundidad en su vida debiera preguntarse:
¿Cuán importante es esto u lo otro que ahora me preocupa? ¿Cuán importante es
esta cuestión entre las grandes cuestiones que afectan mi vida y la de mi
familia?
Yo creo que
todos aspiramos a una vida de mayor calidad, de mayor madurez, alcanzar un
sentido más profundo a mi existir… personalmente pienso que la espiritualidad
del cristianismo nos debiera llevar a esto. Pero sinceramente cuando uno
observa un poco su actividad mental durante el día se da cuenta que las preocupaciones
que le llevan el tiempo son cosas de menor importancia (imaginarse tener un
monitor que hiciese una estadística de en que se centra mi pensar durante el
día… uffff!! menudo susto!!). Muchas veces será cualquier problema, una
irritación, un malentendido, la ropa de otoño que necesito comprar, etc. Ayer
en el telediario hablaban de que ahora en septiembre lo que más le preocupa a la
gente es ponerse a dieta. Lo irónico es que el entrenador entrevistado decía:
“Muchos se matriculan y vienen en septiembre, pero para octubre lo dejan”. Para
que veamos el alcance de tal preocupación.
Cuando uno
está en ello piensa que es lo verdaderamente importante… como por ejemplo el
uniforme de los niños o el inicio de su colegio. Sin embargo, uno se puede
preguntar honestamente ¿cuán importante es? Pues, cuando recuerde estas
cuestiones de hoy en dos meses, ¿las consideraré importantes? Corremos el
peligro de vivir en una sociedad de consumo que nos lleva a que en un mes
estemos preocupados por otra cuestión que durará otro mes… y así sucesivamente.
La imagen que me viene es el de las gallinas picoteando de todo pero no
profundizando en nada importante y fundamental para la vida.
Hoy, el
“Effata – Ábrete!” de Jesús es su invitación a abrirnos a las grandes
cuestiones de la vida, que no se resuelven en el momento, sino que se arrastran
toda la vida. Por ejemplo: ¿cómo puedo mejorar mi relación con Dios? ¿me doy la
oportunidad de disfrutar del momento presente? ¿estoy trabajando por ser la
persona que deseo ser? ¿de que puedo estar agradecido hoy? ¿qué significa la
felicidad para mi?
Os invitamos
a que nos acompañes en el inicio de este nuevo curso e ir considerando aquello verdaderamente
importante que nos conduzca a una mayor profundidad y madurez. Le vamos a pedir
a Dios que nos ayude al comienzo de este curso a darle tiempo en la oración y
meditación para pensar y dialogar con Él las cosas que verdaderamente me atañen.
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