13 oct 2012

XXVIII Domingo T.O., REFLEXION Evangelio Semanal


Seguir a Cristo es abrirse a su mirada cariñosa
(P. Luis J. Tamayo)

Marcos 10, 17-30 Uno le preguntó a Jesús: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» Jesús le contestó: (…) Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.» Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.» Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.» A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico…
El gran salto que introduce Jesús en la fe del pueblo y que supuso un “antes y un después” fue presentar al Dios de los judíos como un Dios personal. La religión judía quedaba anclada en la ley de Moisés y se había convertido en la exigencia del ‘cumplimiento’ de un montón de preceptos, que en la medida que uno los observa daba la conciencia de salvación. Hoy día, para los judíos más ortodoxos sigue siendo así. Este es el gran salto que ofrecen las enseñanzas de Jesús, por eso se llamaron la Buena Noticia; por eso se dio el salto del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, de lo viejo y lo nuevo.
Jesús abre una nueva dimensión en la fe del pueblo: ya no es sólo la observancia de la Ley de Moisés sino también la ‘relación personal’ con Dios; no es sólo el ‘cumplimiento’ de los mandamientos sino también el ‘seguimiento’ de Cristo. Por eso Jesús dice: “no he venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud.” (Mateo 5, 17-19).
Jesús lo muestra bien claro en el Evangelio de hoy en el diálogo con el joven. El muchacho aspira a una vida más plena, a una vida llena de sentido, a un corazón colmado; por eso en su búsqueda le pregunta: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?... ¿qué he de hacer para obtener una vida en abundancia y plenitud?. Jesús mira primero si cumple lo mínimo: Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.  A lo que el joven dice: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.
La historia continúa con la exigencia del amor verdadero: “Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: Una cosa te falta: vende lo que tienes y sígueme!”. Si quieres un pleno sentido a tu vida, entra en una relación conmigo. No vivas sólo desde un cumplimiento de los mandamientos, sino en una amistad verdadera conmigo. Santa Teresa de Ávila dice: “Oración es tratar de amistad muchas veces y a solas con Aquel que sabemos nos ama”.
Lo que marca la distinción del 'cumplimento' al 'seguimiento' es que cuando uno vive en el seguimiento de Cristo uno siempre se encuentra la mirada de Cristo llena de cariño llamando a seguirle… -Cuando en situaciones quieres tirar la toalla, Él te mira con cariño y te dice: sígueme! No te quedes a mitad de camino. -Cuando te desanimas y no tienes fuerzas para amar, Él te mira con cariño y te dice: sígueme! Yo te doy la fuerza para que no dejes de amar. -Cuando no estás satisfecho con tu vida, Él te mira con cariño y te dice: sígueme! Yo te puedo llenar el corazón de alegría…
El joven responde haciendo énfasis de ‘su cumplimiento’ de los mandamientos de la Ley de Dios; subraya: “lo he cumplido”, y añade algo significativo cuando dice: lo he cumplido… ‘desde pequeño’. Jesús no se conforma con una vivencia infantil de la fe, ahora Jesús le va a pedir un salto a la madurez de la fe, le va a pedir crecer a una nueva forma de vivir la religión, del ‘cumplimento’ al ‘seguimiento’; Este es el gran salto que denota el paso de una fe infantil a una fe adulta: pasar del cumplimento de los mandamientos al seguimiento de Cristo.*
Seguir a Cristo es abrirse a su mirada y escuchar que Él te llama a vivir algo grande. Esta es la gran diferencia con el cumplimiento de unas normas, que las normas no tienen rostro, las normas no tienen una mirada cariñosa, sino que llevan el peso del juicio, pues cuando no cumples te sientes condenado. Sin embargo el seguimiento de un Dios vivo, lleva un rostro de amor y cariño que da pleno sentido a la vida.
Pregúntale a Jesús en tu oración: Maestro bueno ¿qué he de hacer para llenar mi vida de sentido? Y deja que Él te invite a seguirle: si ya cumples los mandamientos, da un paso más, entra en una verdadera relación de amistad conmigo. Ven y sígueme!
*(Palabras parecidas también las dice Jesús a Pedro en el Evangelio de Juan 21,15-19 Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme".”; también, ésta, será una de las insistencias de San Pablo en 1Co 13,11: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño.”)

No hay comentarios: