24 nov 2012

Solemnidad de Cristo, Rey del Universo


Solemnidad de “Jesucristo, Rey del Universo”. 
(Pç Luis J. Tamayo)

Yo no se que os viene a la mente cuando escuchamos el nombre de esta fiesta. Si no profundizamos e intentamos entender el sentido de esta fiesta, el mismo nombre puede sonar anacrónico.


La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
Quizás en ese tiempo la figura del Rey como soberano de un país tenía su sentido. Pero hoy día que se pone tanto en cuestión la figura del Rey – pues su papel de gobierno es mínimo – y cualquier figura de autoridad, lo que no se entiende bien es cuando la Iglesia pinta a Jesús en iconos como un Rey con cetro, capa y corona.
Por ejemplo, yo me pregunto como un joven de hoy entiende a Cristo como Rey, cuando estos chavales crecen en un mundo que pierde el sentido de la autoridad; o para los que la figura de un rey tiene que ver más con Kaka o Ronaldo como – rey del futbol – o Michel Jackson como – rey del pop –.
¿Cómo entender hoy la fiesta de Cristo Rey?
El propósito de nuestra reflexión no es el de explicar que es un Rey y aplicar este concepto a la persona de Jesús. Una persona solo puede entender el verdadero significado de Cristo como Rey si desde la experiencia de vida – realmente – le va dejando ser dueño y señor de su corazón y sus decisiones.
¿Ejemplos? Hay muchos testimonios de personas que dejan a Jesús ser Rey y Señor de sus vidas como el acto más inteligente.  Sabemos de una mujer embarazada cuya salud corría peligro si daba a luz y, a pesar de las dificultades, de ratos a solas con Jesús orando con su marido ambos deciden que ella de a luz al bebe. Ella decía que esta no era sólo una opción por la vida, sino una opción por dejar a Dios reinar en sus vidas.
Conozco en Roma a una familia con 5 hijos que, después de mucha oración en familia, deciden adoptar un niño abandonado deficiente. Es una familia que dice que experimenta tanto amor de Dios que ven su familia como lugar privilegiado para que ese niño también lo experimente.
Acompañé espiritualmente a un chaval de 17 años, quien me contaba que en un examen tuvo la mala suerte de que le preguntaran lo que poco había estudiado, y cuando otros compañeros copiaban, el sentía por dentro que Jesús le invitaba a ser honesto. La alegría que sintió no fue por el suspenso, que algo le dolió, sino por que Jesús le había ayudado a no faltar en contra de la honestidad.
También entre nosotros hay muchos que intentamos escuchar a Jesús, y según las intuiciones que de Él recibimos vamos tomando decisiones en la vida con el deseo de la fidelidad.
Jesús es Rey en la vida de alguien cuando tiene algo que decir, cuando tiene una voz. Cuando tiene opinión. Cuando es alguien vivo. Cuando uno decide darle las riendas de la vida a Jesús, no como perdida de la libertad – como si de un servilismo se tratara – sino como el testimonio de una total libertad.  San Pablo dirá “Yo se de quien me he fiado”, ¿cómo no poner mi vida en tus manos? Si yo se que Dios solo desea lo mejor para mi ¿cómo no soltar las riendas y poner mi vida y voluntad al querer de su voluntad?
Pero cuando intuyes que hay un gran bien en seguir una intuición interior que sabes que es de Dios… y no lo haces… y ves que el egoísmo tiene fuerza, y te puede la codicia, y te distancias de Dios… entonces es cuando nos damos cuenta que Cristo está, pero no tiene ni fuerza ni autoridad en tu vida. San Ignacio de Loyola también lo experimenta al inicio de su conversión cuando dice: ‘Como puede ser que pueda gobernar a un ejército de soldados y no pueda gobernar mi propia voluntad”.
Así es la sabiduría de la Iglesia que sabiendo que para el hombre no le es fácil discernir la voz de Dios y hacer su voluntad… los grandes maestros de espiritualidad siempre se dejaron guiar por la “Dirección espiritual”; tener un acompañante para ayudarnos en la fidelidad a Dios. (hoy la Iglesia también lo llama “acompañamiento espiritual”).
Cristo llega a ser Rey no porque tiene un título sino por que guiado por Él me lleva a experimentar la alegría de su reinado en mi corazón, su reino no es un lugar… su reino es la experiencia en el corazón de paz, amor, consuelo, bondad, compasión, y no solo para mi sino desde mi para los demás.
Señor, Venga tu Reino!!

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