9 dic 2012

II Adviento, REFLEXION Evangelio Semanal


Preparad el camino del Señor 
P. Luis Jose Tamayo

El domingo pasado, primer domingo de Adviento, explicábamos como el tiempo de “Adviento” es un tiempo privilegiado que nos ofrece la Iglesia para prepararnos para acoger al que “ha de venir”. Un tiempo de preparación para la Natividad de Jesús.
En los cuatro Evangelios que vamos a leer en estos domingos de Adviento encontramos actitudes que nos pueden ayudar a preparar la venida de Jesús:  La propuesta que leíamos del Evangelio pasado era la de vivir la semana haciendo una oración de perseverancia. Decía el Evangelio: “Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza” (Lc 21, 34-36) Os proponía lo de las jaculatorias a lo largo del día con pequeñas oraciones pidiendo fuerza, paciencia, etc.
En este 2º domingo, la propuesta del Evangelio (Lc 3, 1-6) es la de preparar el camino al Señor desde un nivel más interior. Muchos santos ya hablaban que el Señor hoy quiere nacer en el corazón de cada fiel. Por eso, sería una pena que todo este tiempo de preparación a la Navidad se nos escapara sólo pensando en la preparación de las compras, los regalos y la comida… esto claro que es importante: tener un detalle, organizar la comida familiar, pero no es la esencia de la Navidad. La razón de la Navidad es que Jesús viene y desea encontrar tu corazón preparado para venir a tu vida.
La Palabra de este Domingo nos invita a vivir esta segunda semana de Adviento con la conciencia de hacer pequeños actos de humildad interior. Y digo con conciencia, pues es necesario mantenerse bien despierto sabiendo que estoy preparando un tiempo especial. Hoy día con todo el bombardeo de los comercios y publicidad, no es fácil crear un ambiente interior y exterior de poner a Jesús como protagonista en este tiempo. A veces no es problema de fuera, sino un exceso deseo de vanidad por querer quedar bien delante de los otros, un exceso deseo de consumismo…
El Evangelio de hoy toma del profeta Isaías estas palabras: «Una voz grita en el desierto: 
Preparad el camino del Señor, 
allanad sus senderos; 
elévense los valles, 
desciendan los montes y colinas; 
que lo torcido se enderece, 
lo escabroso se iguale. 
Y todos verán la salvación de Dios.» De este texto podemos extraer iniciativas que nos ayudan a preparar el corazón para acoger a Jesús con pequeños actos de humildad. Allanad las sendas del orgullo para crear caminos de diálogo; descended los montes de la arrogancia que crean división; enderezar actitudes torcidas y que lo escabroso se iguale.
Hace unos días un amigo me comentaba que al empezar una discusión con su mujer, intuía que si entraba a de lleno iban a estallar los dos a gritos. Interiormente, se daba cuenta que la situación iba a peor, así que me contaba: consciente de la situación, tome la decisión de retirarme a la cocina y allí calmarme y esperar a que pasara la tormenta. Estos son pequeños actos conscientes de humildad de renunciar al orgullo para allanar los caminos de una mejor comunicación.
La Escritura nos propone como otro camino para preparar la venida del Señor ese esfuerzo por “enderezar costumbres torcidas“. Cuantas oportunidades se nos presentan!! Por ejemplo, la puntualidad en una cita, llegar a la Misa dominical a tiempo. Otro ejemplo: la crítica, poder sujetarme la lengua a tiempo cuando quiero hablar mal de alguien. No es fácil. Por eso hay que pedirle al Señor que lo torcido se enderece: Señor ayúdame a dominarme. Todo esto son pequeños actos de humildad interior, de vencerse interiormente y no dar sitio al orgullo, sino pedir un corazón limpio y humilde donde Jesús puede hacerse un sitio.
Ahora estas navidades con los niños en casa todo el día por las vacaciones, que fácil es desentenderse y que cansado es el implicarse con ellos. Hacer un acto de humildad y pedir a Dios la fuerza, la creatividad para pasar tiempo con ellos. Cuesta, no es fácil, pero cuando sale es otra forma de dejar nacer a Jesús en el corazón de la familia. Delante de todo el consumismo atroz de estas fechas, hay que pedir a Dios la fuerza para ser austeros en estos tiempos de crisis. Dominarse y no gastar sino hace falta. Pedir lucidez para saber organizarse. Son caminos de descender los montes del consumismo.

Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a preparar la venida del Señor en esta segunda semana de Adviento de una forma consciente con actos de humildad.

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