¿Qué estás dispuesto a dar?
P. Luis J. Tamayo
Hoy celebramos la fiesta de la Epifanía, que en
castellano quiere decir fiesta de la
Manifestación de Dios a todos los hombres. Dios se manifiesta en la
sencillez del niño Jesús a la humanidad en las tres razas que suponen
representar los tres Reyes Magos.
Según la tradición más
popular, desde niños nos han enseñado que la fiesta de la Epifanía es la
celebración de la visita de los Reyes Magos al niño Jesús para no sólo rendirle
honores sino también para entregarle los regalos de oro, plata y mirra. De aquí
la magia de este día para tantos niños… los Reyes Magos entran casa por casa y
van dejando los regalos a los niños. Es la fascinación de los niños preparando
ayer noche agua y pan para los camellos de los Reyes cansados del viaje. Es la
ilusión del niño que pide regalos para cumplir sus sueños. Es el día donde los
padres ven las caras de felicidad de los niños abriendo sus merecidos regalos.
Ayer reflexionaba sobre este
hecho de la infancia de Jesús. Jesús-niño recibe los regalos de los Reyes Magos
(Mt 2, 1-12). La infancia es la edad
de recibir, es la edad de pedir, es la edad donde uno tiene derecho hasta de
reclamar que me den. Lo vemos en los niños en el supermercado cuando cogen esas
rabietas por el reclamo de una chocolatina que su padre no le quiere comprar.
En este sentido todos llevamos algo de niño por dentro, nos encanta recibir
regalos, ¿a quien no le gusta que le den un regalo? Y más si es una sorpresa.
Pero contemplando ayer este
pasaje, descubría no sólo al niño Jesús como protagonista, sino también me llamaba
la atención ver la actitud generosa de los Magos de Oriente. Los Magos hacen
todo un camino por buscar al Mesías, un camino no carente de esfuerzos, un
camino del que nosotros tenemos mucho que aprender: estudian las profecías en
las Sagradas Escrituras, se ponen en camino, paran en Jerusalén y preguntan por
conocer más sobre el nacimiento del Mesías, disciernen los engaños de Herodes, recorren
una larga travesía sin tirar la toalla, se dejan guiar por la Estrella… pero lo
que más me llamaba la atención es la actitud generosa de darle al niño-Dios
unos regalos, sin duda lo mejor que tenían.
La actitud de los Magos,
desde todo momento es la de salir de si mismos en busca de Dios. Pero sobre
todo la pregunta que me hacía es: ¿Que estoy dispuesto a ofrecer a Dios este
año? Acercarse a Dios con esta actitud, no la de pedir, sino la de ofrecer y
dar. Dar lo mejor de mi, dar perdón, dar acogida, dar reconciliación, esto es
lo mejor que podemos dar este año que acabamos de empezar. Esta actitud debiera ser
algo a considerar, no sólo pedir, sino plantearse el dar, dar y dar. Como el
ejemplo que pone Jesús en el Evangelio de la pobre viuda que da dos monedas
pero da todo lo que tiene, da lo mejor de si misma.
Hazte esta pregunta: ¿qué
estas dispuesto a dar a Dios y a los demás en este año?, pero desde la actitud
de los Magos, no esperando a que me pidan, sino saliendo al encuentro del otro,
dispuesto a dar lo mejor de mi.
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