HOMILIA (P. Luis Tamayo, FMVD)
El domingo pasado hablamos de las preguntas que hizo Jesús a sus discípulos “¿Qué dicen otros quien soy yo?” y después, “vosotros ¿quién decís quien soy yo?” Si recordáis, aquí es cuando Pedro responde: “Tú eres el Mesías, el Salvador, el Hijo de Dios”. Y Jesús le dice: “esto que dices te lo ha revelado Dios mismo, esto no viene de la carne ni de la sangre, es decir, el darte cuentea de esta verdad no viene de tu propio pensar humano”.
Este domingo el evangelio de Mateo continua, y ahora Jesús, después de haber sido identificado como el Hijo de Dios les dice que tiene que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tiene que ser ejecutado para resucitar al tercer día. Esto es lo que produce una gran confusión en el pensar de lo s discípulos.
Yo me imagino que les surgirían pensamientos y preguntas como estos: A ver, como si este es Dios, ahora se va dejar matar... si Dios tiene todo poder para vencer a cualquier enemigo... Pero si estamos en manos del Hijo de Dios esta aventura tiene que tener un final fantástico, y ahora viene Jesús a decirnos que el final es la muerte del líder... Como puede ser que siendo Hijo de Dios esto acabe mal, si este es el Mesías, el Elegido, el que ha de traer la salvación al pueblo de Israel de manos de los romanos... esto y muchos otros pensamientos se les habría cruzado por sus mentes.
Claro esto es lo que trajo confusión a Pedro. El Evangelio dice que Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»
Es la confusión en Pedro. Es el conflicto entre la idea que los discípulos se habían hecho de Jesús y el plan que Dios tenía para con Jesús. Pedro no entendía nada.
Si en el Evangelio del domingo pasado Pedro aprobaba la pregunta del examen, este domingo suspende. Si el domingo pasado Jesús le dijo a Pedro “Dichoso tú Pedro”; este domingo le dice “Satanás, quítate de mi vista”. Si el domingo pasado Jesús le dijo “Esto te lo ha revelado Dios”; este domingo le dice “Tú piensas como los hombres, no como Dios”.
Esto nos enseña una lección preciosa, que solo desde la experiencia en la vida propia de la gracia de Dios podemos reconocer a Jesús como Hijo de Dios, verdadero reconciliador del corazón. Solo con la gracia de Dios podemos confesar que Jesús es mas que un líder o un gran profeta, es el Hijo de Dios mismo.
Esta semana en los ejercicios espirituales que he dado teníamos una mujer de 50 años de confesión anglicana. Es impresionante como ella confiesa que ha sido en este retiro que ha podido entender por pura gracia dada que Dios esta presente en la Eucaristía. Luego me decía que se esta planteando la conversión a la Iglesia Católica. ¡Preciosa la acción de Dios en el corazón del hombre! Es lo que le dijo Jesús a Pedro: “esto que dices te lo ha revelado Dios mismo, esto no viene de la carne ni de la sangre, es decir, el darte cuentea de esta verdad no viene de tu propio pensar humano”.
Esto mismo es lo que le esta intentando decir Jesús a Pedro en relación al camino de la cruz. Solo desde Dios se puede entender la cruz, desde mis propias facultades humanas, desde mi propio pensar no lo comprendo, es más lo huyo.
Una experiencia nos ayudará a entenderlo mejor. Una amiga mía muy sensible a los valores cristianos que trabaja en el departamento de Recursos Humanos de una conocida empresa, no hace poco, hizo varias entrevistas para un puesto vacante. Ella me contaba como eligió a una de las candidatas. Dice que esta aspirante hizo una entrevista bastante pobre, y que ya la tenia casi descartada cuando al final, la aspirante antes de despedirse, le dijo: creo que la entrevista no ha sido buena, pero me gustaría saber si hay algo que usted ve en lo que podría mejorar para otra ocasión. Mi amiga quedó fascinada por este último gesto. La humildad, la sencillez y la apertura de alguien que reconoce sus errores y quiere aprender para mejorar fueron lo que le dieron el puesto de trabajo.
La mentalidad de hoy esta en el camino de la autosuficiencia, del individualismo, del “no me digas como hacerlo que yo se mas que tu”, etc. Y el Evangelio de Jesús nos propone el camino de la humildad y sencillez, el reconocer las limitaciones de uno y necesitar de los demás, la comunidad, el compartir, etc. Este es el camino de la cruz.
El Evangelio está lleno de paradojas, esto lo que sentimos nosotros al igual que Pedro.
- Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará”.
- Quien quiera ser el primero se ponga el último.
- Es mas grande el que sirve y no el que es servido... etc.
Por eso Jesús le dijo a Pedro: Tú piensas como los hombres, no como Dios”. Y hoy nos dice a nosotros: “Necesitas de la gracia de Dios para transformar tu mente, tu forma de ver la vida”. Pidámosle en esta semana a Dios esta gracia.
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