28 sept 2008

Domingo 28 de Septiembre. REFLEXION Evangelio Semanal

Conocer al Pastor (Por el P. Luis Tamayo)

El evangelio de hoy habla de un padre y dos hijos. Un padre con una viña y dos hijos que viven con él. Un padre con una misma petición y dos hijos que contestan de distinta forma a la petición. La pregunta clave que hace Jesús es: ¿quién de los dos hizo lo que quería el padre?

La parábola es la de un padre que expresa lo mismo y los dos hijos que escuchan lo mismo; pero al final ambos, habiendo escuchado la misma petición, hacen cosas distintas. Yo me pregunto ¿Cómo escucho en mi oración a Dios Padre? O para ir un poco mas lejos, ¿Conozco realmente al que me habla en el silencio de mi oración?

Muchas veces me examino y descubro que en conversaciones con la gente a veces no presto toda la atención que la persona que se dirige a mi requiere. Cuando la persona te interesa, hay cierto cariño, y deseas complacerla, la escucha a sus conversaciones y peticiones se hace mas atenta y delicada. ¿Por qué? Porque quieres complacerla pues es alguien importante para ti.

Delante del hijo que en un principio dijo si y luego no hizo lo que su padre le pedía me surge la pregunta de si verdaderamente conocía a su padre. Y cuando hablo de conocer me refiero al sentido bíblico, conocer implica una relación mas profunda, implica el amor y deseo de complacer a la persona amada (o conocida).

De fondo viene a mi mente la parábola del hijo prodigo… el hijo mayor que aun viviendo en casa no conoce a su padre, no sabe del amor y el cariño con que es amado. Trabaja para él, si, pero luego le reclama como si de un extraño se tratara. Al final el padre le tiene que decir: “pero hijo, si todo lo mío es tuyo…” El hijo trabajaba para el padre, pero no le conocía como un padre amoroso.

En nuestra oración es importante llegar a conocer con quien dialogamos… Santa Teresa de Jesús llego a definir la oración como: “muchos ratos a solas con Aquel sabemos nos ama”. Conocer a Dios, conocer al Buen Pastor es escucharle con atención y cariño, es buscar entender bien que quiere de mi vida, es intentar vivir aquello que me pide. ¿Conoces bien la voz del Ben Pastor?

Hoy he leido una parabola que nos puede ayudar para comprender el evangelio:

"Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de teatro entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare. Después se ofreció a que le pidieran alguna pieza extra. Un tímido sacerdote preguntó al actor si conocía el salmo 22. El actor respondió: ‘Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo con una condición; que después lo recite usted’. El sacerdote se sintió incómodo, pero accedió. El actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta: ‘El Señor es mi Pastor, nada me falta...’ Al final, los huéspedes aplaudieron vivamente. Llegó el turno al sacerdote, que se levantó y recitó las mismas palabras del salmo. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, solo un profundo silencio y el inicio de lágrimas en algún rostro. El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo: ‘Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta noche: yo conocía el salmo, pero este hombre conoce al Pastor”.

Cuando escuches a Dios hablandote en el interior de tu corazón no le digas “si” para luego “no”. Paraté y escuchalé bien, entra en su corazón. Buscalé, conocelé, desea saber más de Él, preguntalé y quedaté  a solas con Él… y verás como hacer su querer resulta mas facil.

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