“El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán”. Evangelio de san Lucas 21,33
(por Luis Tamayo)
Lo que hemos escuchado es Buena Noticia. El cielo y la tierra pasarán, pero son sus palabras las que no pasarán. Los problemas, las dificultades, los malos entendidos pasarán, pero la palabra de Jesús permanecerán para siempre, así dice Él, que no pasarán.
Ahora no se utiliza tanto la expresión “palabra de honor”, pero antiguamente cuando se hacía una promesa de palabra, esa palabra dada permanecía en el tiempo pues era una promesa.
Así es la palabra de Dios, es la Promesa de vida dada a los hombres. Y no sólo en general sino a cada uno en particular.
He estado de misiones durante 8 años en Filipinas. Allí conocí a una mujer que la amputaron las piernas he iba en silla de ruedas. Se llamaba tita Angi. Una vez a la semana su familia la solía traer a nuestra capilla, la dejaba una horita y luego regresaban a recogerla. Un día ayudé a bajarla en la silla de ruedas a nuestra capillita donde teníamos al Santísimo. Allí la dejé, sentada delante del sagrario.
Al cabo de un rato regresé para ver que tal estaba. Y mi impresión fue tan grande cuando me la encuentro fuera de la silla, en sus muñones, pues casi no tenía rodillas con lágrimas en los ojos. Cuando la pregunto si estaba bien, me contestó. “Padre, lloro de alegría. El Señor es tan bueno… me llena de consuelo. No tengo nada de que quejarme”.
Cuando vemos tantos casos en las noticias de violencia de genero, de una puñalada, de un joven muerto a la puerta de una discoteca… sólo nos habla de una parte de la realidad pero no nos muestra toda la realidad. Es como quedarse sólo en el pesimismo de la amputación de las dos piernas de tita Angi, pero eso no es toda la realidad, es sólo una parte. La totalidad de la historia la marca las palabras que Dios pronunció en su corazón en esa tarde y que la dejaron n llena de consuelo y lagrimas de alegría.
El testimonio de tita Angi me ayudó mucho a reflexionar. La Palabra de Dios es una promesa de vida y felicidad, es una promesa de consuelo en medio de las dificultades… Jesús hoy nos lo dice: “Cielo y tierra pasarán”, es decir, todo problema aquí en nuestro tiempo, por permanente que parezca ha de pasar, no tienen la última palabra. Lo que no tiene caducidad es mi promesa de Vida y consolación, esto es para todos y por siempre.
Así lo pude comprobar con esta mujer, a pesar de la falta de piernas, de tener toda razón para llevar una vida amarga, nos da una lección de buscar lo más importante, que es la Palabra vida, la Promesa de una alegría del corazón a todo aquel que lo busca con sinceridad.
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