24 jul 2011



Mateo 13, 44-52 El Reino de los cielos es…
P. Luis J. Tamayo

Llego ahora de unas semanas de descanso, por eso no habéis recibido las reflexiones en estos últimas semanas… “Home, sweet home.”

El Evangelio de hoy nos muestra a un Jesús sencillo, espontáneo, y campechano. Jesús intenta explicar que es el Reino de los cielos a varias personas, y para ello se amolda y se adapta a su capacidad de comprensión:
Cuando habla a los labradores del campo les dice: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría ' va a vender todo lo que tiene y compra el campo.” Cuando habla a los comerciantes: “El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.” Y cuando habla a los pescadores: “El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces”.

Tenía un compañero en el seminario regordete, que le encantaba comer mucho… y un día para hacerle entender a los jovenes esa sensación de la que habla Jesús les hizo una comparación muy simpática en una predicación: El Reino de los cielos es como estar muerto de hambre y entrar en el McDonals y tener barra libre de hamburguesas.

En el fondo, lo que Jesús quiere subrayar es la alegría que uno experimenta al encontrar un tesoro inesperado, o la perla que siempre había buscado o llenar abundantemente la red de peces. El Reino no es la perla o la red llena, sino el tesoro escondido en el corazón de la presencia de Dios que colma el corazón del hombre. El Reino de los cielos es esa alegría profunda que uno encuentra en Dios, en la comunión con el.

La experiencia cristiana del Reino de los cielos no es sólo algo de lo que esperamos en la vida eterna; sino que podemos experimentar ya en nuestras vidas las primicias de ese Reino. Uno puede pensar: “como ya voy a misa todos los domingos… como ya cumplo con mis obligaciones…” y creer que ya lo tiene todo. La vida cristiana pide una experiencia creciente de búsqueda de ese Reino en el corazón. No es sólo el cumplimiento de unas normas, sino también es una relación con Dios en Cristo que completa el corazón del hombre. es un crecimiento en la relación de amistad que nunca acaba. Es un compromiso creciente con la vida de la comunidad cristiana.

Estos días de descanso estuve en USA para mi 25 aniversario de graduación. Uno de mis mejores amigos me había preparado un viaje sorpresa. Fuimos a visitar el “Yosemite National Park”. Impresionante!! Al ir adentrándonos vimos una primera catarata pequeña de agua que caía de arriba de una roca… WOW! Le dije, para el coche que voy a hacer una foto… El me dijo, esto no es nada comparado con lo que vas a ver… Y así fue… todo lo que veía, lo siguiente era mejor, más sorprendente… era absurdo quedarse entretenido en las cosas de la entrada, lo desconocido que nos esperaba era mucho más maravilloso.

La experiencia del Reino de Dios en el corazón del hombre no es estática, sino que uno necesita alimentarla y darle crecimiento. ¿Cómo es mi formación como cristiano? ¿Qué libro leo con contenido que me ayude a conocer mejor a Dios? ¿Intento revisar mi día a día para vivir más los valores de la vida cristiana? ¿Alimento día a día mi amor y relación con el Señor?

Por otro lado, y para concluir, Jesús también dijo que “el Reino de los Cielos exige violencia, y solo los que se esfuerzan entran en él”. (Lc 16,16), es decir, que muchas veces confundimos la experiencia del Reino con algo estatico… pero muchas veces el reino se construye con violencia: corregir a un hijo, decir la verdad, levantarse pronto para sacar un rato de oración, prestar atención en misa, pedir perdón a tu marido o mujer… La experiencia primera no es placentera… pero el Reino brota de esa violencia.

En definitiva, desde la experiencia antropológica del hombre, leemos la experiencia del Reino como algo placentero… pero hay que decir que el reino es la persona del Cristo. El es el Reino, y nosotros en la medida que nos unimos a El participamos del Reino.

No hay comentarios: