Llegar al fin último
P. Luis Jose Tamayo
Mateo 22,34-40: Uno, que era experto en la Ley, le preguntó: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
En el Evangelio de hoy, Jesús, nos ayuda a ir a lo esencial y al fin último del cristianismo. A lo largo de la historia el hombre ha ido decorando lo esencial del evangelio con mil cosas… esto es como lo que le pasa al árbol de navidad, a lo largo de los años le vamos comprando florituras para decorarlo, y después de 15 años tenemos al árbol sobrecargado y a penas se ve que debajo hay un árbol. En la Iglesia nos ha pasado algo parecido, a lo largo de la historia hemos ido poniendo acentos en muchas cosas que no eran lo esencial: por ejemplo: en los primeros siglos con el nacimiento del monacato todo giraba a la vida ascética, en la edad media se predicaba el miedo al infierno, en la inquisición todo eran herejías, luego hemos vivido mucho una moral rígida y el miedo a la culpa al pecado hasta que llegó Freud y nos dijo que para liberarnos de ella mejor vivir sin religión, etc.
Es verdad que todo eso es parte de la vida del cristiano (el dominio de si, la realidad del pecado, el buscar la verdad, unas normas de comportamiento, etc), pero todo esto no es el fin del cristianismo. Hoy Jesús nos deja claro lo que es el fin último para subrayar que todo lo demás, aún importante, son medios. Lo esencial del mensaje de Jesús es el amor a Dios y al prójimo; es crecer en amistad con Dios y compromiso con el otro; es alimentar la relación con Dios y cuidar la relación con los hermanos. Esta es la gran pregunta a hacernos: ¿Cómo vives tu vocación cristiana? ¿Procuras crecer en la amistad con Dios y cuidar una buena relación con los que tienes a tu lado? Este es el fin último… y todo lo demás son medios para conseguirlo. Pero a veces nos quedamos solo en los medios y ponemos extremadamente el acento en éstos, como si fueran el fin.
Recuerdo que en el examen del carnet de moto, me pusieron sobre una linea blanca gruesa y tenía que conducir la moto sobre la linea por unos cuantos metros. El truco estaba en no mirar la rueda de adelante a ver si pisaba o se salía de la linea; sino en mirar al fin último, poner los ojos fijos en el último punto, así no me salí. La práctica de los medios en la vida cristiana necesitan de orientarlos al fin último.
A veces cuando la gente viene a confesarse viene con una gran culpa acompañada de una gran lista de cosas que no hace: no he hecho oración, no he ido a misa, no he ayudado en casa, no he dado limosna, no he examinado la conciencia, no, no, no… Pero en medio de todo esto hay que ayudarnos a entender que todo esto son medios para llegar al fin último: crecer en el amor a Dios y al hermano… pero muchas veces hacemos de todos los medios el fin… y si no hago toda una lista de rituales estoy fuera del amor de Dios.
Es importante saber que tu no has de ganar la amistad con Dios, Dios ya te hizo hijo suyo mucho antes, Dios ya te ha alcanzado mucho antes de que tu quieras llegar a Él. San Pablo lo dice: corro para alcanzarlo, pero sabed que ya habéis sido alcanzados por Dios.
Todos los medios que podamos utilizar para vivir la vocación cristiana son para conducirnos al último fin. La oración?, la misa diaria o dominical?, la ayuda en casa?, la limosna?, el examen de conciencia? Todo son medio encaminados al fin último: Amar a Dios y al hermano… si esto, que es lo esencial, me falla, es cuando quizás tendré que poner más oración, más confesión, más examen, más dominio de mi mismo…
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