16 dic 2012

III Adviento ciclo C - REFLEXION Evangelio Semanal


La marca cristiana: "la alegría en acción"
(P. Luis J. Tamayo)

Estamos en el tercer domingo de Adviento, domingo que en la Liturgia tiene un nombre específico: Domingo de Gaudete. Recibe ese nombre por la primera palabra en latín de la antífona de entrada, que dice: Gaudéte in Domino semper: íterum dico, gaudéte. (Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres). La antífona está tomada de la carta paulina a los filipenses (Flp. 4, 4-5), que sigue diciendo Dominus prope este (el Señor está cerca). Y efectivamente, en este tercer domingo, que marca la mitad del Adviento, la Iglesia no invita ya a los fieles meramente a adorar "al Señor que va a venir", sino que les llama a un culto y saludo de alegría porque "el Señor está cerca y al alcance de la mano".
Veamos como las dos primeras lecturas y el salmo hacen referencia a esta alegría que supone que el Señor está ya muy cerca:
- 1ra Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18ª: Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.”
- Antífona del salmo responsorial Is 12, 2-6: “Gritad jubilosos: Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.”
- 2da Lectura de San Pablo a los Filipenses 4, 4-7:Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.”
En resumen, la alegría ha de ser la actitud que marca esta tercera semana de Adviento. Pero retomamos el hilo conductor de las homilías de estos domingos de Adviento; y si bien recordamos hacíamos la insistencia de poner en práctica algo que nos ayudara a vivir el Adviento de una forma más consciente preparándonos para la Navidad: el 1er domingo hablamos de poner en práctica una oración para pedir fortaleza para vivir este tiempo de Adviento de forma especial, pidiéndole constantemente a Dios el regalo de estar atentos a este tiempo de preparación. El 2do domingo hablamos de una preparación más interior, a través de actos de humildad interior (por ejemplo: renunciar al consumismo que la sociedad invita en estas fechas; renunciar a alimentar ambientes de tensión, etc). Este 3er domingo, la propuesta de hoy es algo más externo: El Evangelio de hoy (Lucas 3, 10-18) nos propone hacer pequeños actos de caridad pero desde un tono de alegría como hemos subrayado al inicio.
El Evangelio de San Lucas (3, 10-18) leemos como la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué hacemos?» Él contestó: «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.» Por segunda vez vuelven a preguntar: «Maestro, ¿qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido.»; y por tercera vez preguntan de nuevo: «¿Qué hacemos nosotros?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie...»
Son tres veces que hacen la misma pregunta: ¿Qué hacemos?. El contexto de aquel momento era que Juan predicaba el prepararse a la venida del Mesías; claro, los otros preguntaban que podían hacer para prepararse para tal venida. Juan, en su autoridad de profeta, en las tres ocasiones invita a hacer actos de caridad.
Juan no dice: sentaos y esperad!, ni dice: organizad una gran evento para su llegada… sino que invita a la acción: “repartir con el que no tiene, no exigir y vivir con paciencia, y la tercera respuesta es no aprovecharse de nadie para vivir en la generosidad. Juan propone la acción como forma de preparar la llegada del Mesías. Y es que la caridad cristiana es acción, pero con la marca cristiana que es la alegría.
Uno pudiera preguntarse para esta tercera semana: ¿qué actos de caridad pudiera yo hacer desde la alegría? Y quizás, no sería tanto hacer cosas nuevas, sino hacer lo de siempre pero con amor y con alegría. Recoger la ropa sucia de la familia con una sonrisa de oreja a oreja. Lavar los platos cantando villancicos. Dar limosna desde el consuelo. Dando las gracias con un beso. Ofrecerse a hacer un favor con agrado. Proponer juegos de mesa para reír en familia, etc.
Estas Navidades pide el ponernos en acción para que sean distintas, y cuantas cosas podemos hacer dejando la marca cristiana: la alegría y el amor. 

No hay comentarios: