Dichosos los
ojos que ven, lo que nosotros estamos viendo, y los oídos que oyen , lo que
nosotros estamos oyendo, porque podemos gritar y cantar y saltar, y alabar a
Dios, por su victoria sobre todo lo que oprime, lo que encadena y lo que
esclaviza a la humanidad. Desde el origen hemos escuchado en este precioso
resumen de la historia de la salvación como Dios nos hizo a su imagen y
semejanza. Yo hoy me siento como si mis amigos, en mi cumpleaños, o el día de
mi boda, me han preparado con un cañón y un ordenador portátil, y sin yo
saberlo le han ido pidiendo a la gente de mi familia, a mis amigos, por
internet, y han logrado fotos más desde pequeñito, las ecografías, fotos de mi
madre embarazada, y han hecho un power point con la historia de mi vida. Y
emocionado, agradecido reconozco que el camino de mi vida tiene dirección,
tiene sentido. Soy capaz de reconciliar las piezas que a veces estaban sueltas
en mi rompecabezas personal, y puedo gritar que mi vida es maravillosa.
La fe en el resucitado, da
unas claves muy útiles para entender la vida humana. Sin algo que explique todo
lo que pasa en nuestras vidas y en el mundo en general, la vida se vuelve
absurda. Muchos interrogantes invaden nuestra mente y nuestro corazón. Porque
tanto dolor. Porque tantas lágrimas derramadas. Porque la muerte, la
enfermedad, el pecado, la desdicha. Me imagino que cuando regreso el hijo
prodigo, destrozado y sangrantes los pies a casa de su Padre, también tendría
muchas preguntas que hacerse a sí mismo, incluso algún reproche a su Padre.
Papa ¿por qué me dejaste marchar? ¿Cómo eres tan inconsciente que me diste
tanta pasta? ¿Por qué no me lo has prohibido papa? Cómo somos tan orgullosos
somos incapaces de reconocer que nosotros tenemos la culpa de algo. Y seguro
que el hijo no entendió que lo vivido era necesario. “Tengo por bien reído lo
reído, y por bien llorado lo llorado. Porque al final del tiempo he
descubierto. Que lo que el árbol tiene de florido, le viene de lo que tiene
sepultado”.
Ese misterio de la libertad
del hombre, que es la causa principal de tantos errores, de tantas caídas, del
pecado y de la muerte. Ese misterio de la libertad, es un elemento
imprescindible para que el amor crezca. Sólo desde la libertad el amor germina.
Sólo desde entender que Dios nos ama porque quiere, como que nosotros amamos
porque queremos. Sólo desde el querer, se vive de verdad. No estamos diseñados
para responder a unos instintos, a una programación. No somos sistemas
informáticos. Somos esa locura tan amada que es la de ser interlocutores
válidos de Dios.
La razón más alta de la
dignidad humana consiste en la vocación del hombre al diálogo con Dios. El
hombre existe pura y simplemente por el amor de Dios que nos creo, y por el
amor de Dios que nos sostiene. Y llega a la plenitud de la verdad, cuando se
entrega confiadamente a su creador. Libre y conscientemente.
Que grande que en una noche
como está, viendo el video de nuestra vida, reconociendo todo el amor derramado
a lo largo de mis años, nos salga una respuesta de gratitud. Me comprometo a
vivir sin miedos. Si tu Señor me has quitado la venda d los ojos, me has
devuelto la dignidad que mis temores había perdido. Yo que me he pasado un
montón de años de mi vida escondiendo mis talentos, comparándome con los demás.
Envidioso, iracundo, compitiendo, explotando, engañando, mintiendo. Yo que
hasta ahora he vivido como un ignorante, quiero transformar, toda la energía
invertida en la maldad, y al quiero invertir en el amor. En una vivencia
resucitada. Que se apoya en otro. Que confía en otro. Que siente que vivir no
es conquistar. Es compartir. Es dialogar, es crear comunidad.
Toda
la historia de la salvación en la biblia desemboca en este punto. En que María
Magdalena, en que los discípulos de Emaús, en que Juan, Pedro, Santiago, se
encuentran con Jesús, resucitado, y experimentan el perdón que salva. Jesús
recorre toda la historia de la humanidad para decirle al corazón del hombre: NO
TEMAS. Vivir sin miedo, sin cálculo, sin pensar, para mañana porque cada día
trae su propio afán. No sólo afán, cada día trae su propia sorpresa, su propio
regalo. No temas a envejecer, no temas al compromiso, no temas a dar la vida,
no temas a la maternidad y a la paternidad. No temas a la muerte, que se
convierte en el definitivo nacimiento. Vivir sin temor a ser feliz, sin temor a
ser amados, sin temor a amar es el signo más fuerte de que Cristo está vivo.
“Sabemos que pasamos de la muerte a la vida cuando amamos a los hermanos”. Por
eso la noche de Pascua es una maravilla vivirla en comunidad. Para ver si nos
enteramos un poco más de lo que nos ha sido lo grado. Es lento asimilar lo que
Jesús nos ha conseguido., De hecho hay retrocesos. Hay dudas, hay vueltas a la
vida de antes. Pero hay el firme compromiso personal y comunitario de
recordarnos que en una noche como la de hoy nos hemos sentido profundamente
amados, comprendiendo todos los pasos de mi vida, y sabiendo que eran
necesarios para llegar hoy aquí, libres, pobres, muy amados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario