Tu también eres discípulo
P. Luis J. Tamayo
Lucas 10, 1-9: En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por
delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y
les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos;
rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en
camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega,
ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando
entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay
gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos
en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su
salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben
bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:
"Está cerca de vosotros el reino de Dios."»
Sólo una idea que nos
quiere transmitir el Señor a través de este evangelio: El cuenta con cada uno
de nosotros para la evangelización, para transmitir la alegría de su amor.
Jesús escogió a 12, los
doce apóstoles que serían el fundamento de la Iglesia, sobre los cuales se
establecería la primera Iglesia, la primera predicación, la primera comunidad,
la primera experiencia de Jesucristo.
Pero, sabiendo que la mies
es mucha y los obreros son pocos (Mateo 9.35) Jesús mismo necesitó de otros tantos más
sobre los cuales fue expandiendo el mensaje del Reino de Dios. Hoy nos lo
explica el evangelio de Lucas: el Señor designó
otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos
y lugares adonde pensaba ir él.
Los 72 fueron también
discípulos de Cristo, designados por Él mismo. Aquí vemos las características
de un discípulo de Cristo:
1) “Designado por Cristo”:
Jesús llama a otros tantos… y entonces fueron 72, pero a lo largo de la
historia ha seguido llamando a tanta gente… muchos de ellos santos conocidos,
muchos otros anónimos, desconocidos, que no salen en los libros, pero que en el
silencio de su oración escucharon la voz de Cristo llamándolos a seguirle. Hoy,
si tu abres tu corazón seguro que también te llama, pues Jesús cuenta con
todos…
El problema es que muchos
son los llamados, pero pocos los que responden… en el evangelio tenemos el
ejemplo del joven rico, poco sabemos de él, solo que no respondió a la llamada
de Cristo y que se fue a su casa triste. Sin embargo de aquellos que responden
se les conoce, se saben quienes eran…
Jesús no llama a los santos, sino que escoge entre las
multitudes, de entre los pecadores, de entre gente llana, sencilla… Pedro con
mucho genio, María Magdalena la prostituta, Mateo el avaricioso, y tantos otros
santos… San Agustín un libertino, San Ignacio un militar, San francisco de
Borja un noble caballero…
2) “Los mandó por
delante adonde pensaba ir él”: La labor del discípulo es preparar el camino
del Señor… el señor llega a los corazones… nuestra labor es la de preparar el
camino. ¿Cómo? Por una conversación, por una invitación, por una oración. El discipipilo vive en la humildad de saber que él
no es el Señor, sino simplemente el precursor, como Juan el Bautista que
clamaba a la gente: Preparad el camino al Señor!
3) “de dos en dos”: este
es el significado de cómo Cristo se hace presente en comunidad: “Cuando dos o más
estáis reunidos en mi nombre, ahí estoy presente” (Mt. 18, 20). Es el signo del amor
fraterno lo que hace presente al Señor, lo que atrae y lo que cautiva.
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