Estar en vela
P. Luis J. Tamayo
Damos comienzo al primer domingo de Adviento, y con
ello comenzamos un nuevo año litúrgico
(Ciclo A, que recorre el Evangelio de Mateo).
El Adviento viene del latín “adventus”, que quiere decir venida o llegada. Si Adviento significa venida, la pregunta es
sencilla “¿quién es ese que viene?” la
respuesta: “Jesús es quien viene”.
Adviento es este tiempo
de 4 semanas que nos regala la Iglesia para prepararnos a la venida del Señor. Podemos distinguir dos periodos: En el primero de
ellos, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia
la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a
vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final
de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años. En el
segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su
nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo
que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya
directamente para el nacimiento de Jesús.
Estas 4 semanas nos
acompañaran con 4 actitudes que nos pueden ayudar a preparar el Adviento.
EL evangelio de hoy nos habla
de “estar en vela”, estar preparados, estar atentos.
Mateo 24,
37-44: dice que en
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “estad
en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a
qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejarla abrir un
boquete en su casa. Por
eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre.”
Las primeras comunidades cristianas
creían que la segunda venida del Señor era lago inminente. Esa venida en poder
y gloria que marcaría el fin del mundo, y la victoria del Reino de Dios. El
tiempo pasaba y se daban cuenta que esa segunda venida no acontecía, y
empezaban a interpretar las palabras de Jesús que esa venida se dará en algún
momento de la historia, pero sólo cuando Dios quiera. Pero a nosotros nos
ilumina la actitud que propone el evangelio: estar en vela.
Nosotros somos hijos del mundo práctico. El otro
día un joven me dice: ¿Qué significa estar en vela? Si la venida de Dios no se
cuando es. Lo que nos interesa es el aquí y el ahora.
Una catequesis de los
primeros cristianos, cuyo titulo es “Las dos venidas de
Cristo” de San Cirilo de Jerusalén:
“Anunciamos la venida de
Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más magnífica que la
anterior… En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la
segunda se revestirá de luz como vestidura. En la primera soportó la cruz, sin
miedo a la ignominia; en la otra vendrá glorificado, y escoltado por un
ejército de ángeles”.
En el credo, que rezamos cada domingo, profesamos que creemos en las
dos venidas: nació de Santa maría la
Virgen y subió al cielo, y está
sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a
vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Pero para nuestras mentes tan practicas y
eficaces, San Bernardo, habla de una
tercera venida, y esta es la que
ahora nos interesa a nosotros. Se habla de una venida intermedia.
San Bernardo dice (Sermón 5 en el Adviento): “La intermedia, es una venida oculta, y en ella sólo los elegidos ven
al Señor en lo más íntimo de sí mismos”.
Es decir, que en la primera, el Señor
vino en carne y debilidad, en la última, en gloria y majestad; y sin embargo en
esta tercera oculta, el Señor viene en espíritu y poder. San Bernardo dice algo precioso
sobre esta tercera venida oculta: “Esta
venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la
última”.
Por lo tanto ese "estar en vela" lo entendemos como avivar la oración y alentar la esperanza de la venida del Señor. Este es un tiempo especial para tomarnos en serio la oración, incrementar la búsqueda del Señor, ilusionarse por que el haga su morada en mi corazón por medio de una creciente amistad. Las lecturas de este tiempo nos van a ayudar, pues hablan de la espera del Mesías, del Emmanuel, del que ha de ser uno con nosotros... Tomemos en serio la oración para este tiempo.
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