27 sept 2010

REFLEXION Evangelio Semanal


Este fin de semana he estado de peregrinación en Santiago de Compostela para ganar el jubileo del año santo 2010. Siento no haber tenido tiempo de escribir mi propia reflexión del evangelio, pero os adjunto esta que me ha parecido muy buena.

Reflexión tomada de Mons. SILVIO JOSÉ BÁEZ
Obispo Auxiliar de Managua

El evangelio (Lc 16,19-31) es la parábola del rico y del pobre Lázaro, con la cual el evangelista Lucas continua su reflexión sobre la riqueza, iniciada con el relato del administrador injusto (Lc 16,1-8). La parábola inicia con la presentación antitética de los dos protagonistas: un rico y un pobre (vv. 19-21). Del rico no se da el nombre y sólo se indica su forma suntuosa de vestirse y su modo de vivir entre lujos y placeres; del pobre se nos da el nombre, se llama Lázaro, y se indica su vida pobre y miserable, cubierto de llagas que le venían a lamer los perros (v. 21).

El cuadro no podía ser más contrastante. Lo que define al rico es sentarse a “la mesa” (v. 21), símbolo de la comodidad, de la seguridad y de la saciedad; el lugar que se pone en relación con el pobre es, en cambio, “estar echado junto a la puerta” (en griego se utiliza la palabra pylôn, que indica el vestíbulo o portal) (v. 20), símbolo de la separación, de la inseguridad, y del abandono. El rico está dentro y muy cómodo; Lázaro está fuera, desamparado y necesitado. Los dos personajes no tienen, por tanto, ninguna relación, no entran en contacto en la parábola. La única relación es que uno vive en la puerta de la casa del otro. Se pudiera pensar incluso que el rico no sabía de la existencia de Lázaro, pero como lo veremos más adelante, no sólo conocía su presencia sino también su mismo nombre, y en esto radicará su condena.

Estas dos existencias, aun siendo tan diversas, incluso tan antitéticas, llegan a tener una experiencia en común: la experiencia de la muerte (v. 22). Aquellos dos destinos tan distintos, sólo por un instante se vuelven paralelos al compartir la misma suerte mortal. El rico recibe todos los honores fúnebres dignos de su clase social, pero el pobre es llevado al seno de Abraham (v. 22). Es así cómo, precisamente después de la muerte, aquellos dos destinos empiezan a cambiar radicalmente: el pobre es llevado al cielo (“el seno de Abraham”), mientras el rico se encuentra en el Ades, en el abismo o Gehena, el lugar de la condena definitiva que la imaginación judía describía como un lugar de tormentos y llamas.

Es importante subrayar aquí dos cosas. En primer lugar hay que notar que el mensaje fundamental de la parábola no es que un pobre que ha sufrido en este mundo pasivamente luego tendrá sus gozos en el cielo; lo que se quiere subrayar en la parábola no es la suerte del pobre, sino la condena del rico. Tanto es así que del pobre no se habla más. En segundo lugar hay que tener en cuenta que ninguno de los dos personajes ha sido presentado desde el punto de vista ético. No se dice que el rico había sido un inmoral, ni que el pobre fuera un creyente. Por lo tanto, hay que concluir que la única razón por la que el rico terminó en el infierno no puede ser otra que el hecho de haber vivido indiferente en medio de sus riquezas, ya que tenía a la puerta de su casa un indigente y nunca se ocupó de él. Lo que lo condena no es la riqueza en sí misma, sino la forma en que se comportó y el modo egoísta en que la utilizó.

Luego la parábola describe un doble diálogo entre el rico y Abraham, al que confiadamente el rico llama una vez “padre” (v. 27) y dos veces “padre Abraham” (v. 24.30), lo que quiere decir que este rico era un creyente del pueblo de Israel, el pueblo que tenía por padre a Abraham. El ser miembro del pueblo elegido no es razón suficiente para alcanzar la salvación. El rico pide dos cosas a Abraham. En primer lugar le pide que Lázaro venga a mojarle con agua la punta de su dedo y le refresque la lengua. El rico habla de “Lázaro”, a quien ahora llama por su nombre, lo cual indica que lo conocía muy bien cuando yacía llagado y hambriento a la puerta de su casa. La respuesta de Abraham es tajante. En la tierra tenían la posibilidad de comunicarse; ahora, en cambio, este contacto es absolutamente imposible. Con este argumento la parábola enseña que el momento para la generosidad y la solidaridad con los últimos de la tierra es el hoy de cada día. Es allí donde cada uno va preparando su destino final de salvación.

En segundo lugar el rico pide a Abraham que Lázaro vaya a casa de su padre a advertir a “sus cinco hermanos” para que no caigan también ellos en ese lugar de tormento. Es curioso observar que para este rico sólo hay “cinco hermanos”, cinco hombres ricos como él que forman parte de su familia. Por eso nunca trató a Lázaro como un “hermano”. Les llama hermanos sólo a los cinco ricos. Su riqueza le impidió llegar a comprender que todos los hombres, sobre todos los más pobres como Lázaro, eran sus hermanos. El drama de este rico es que creyó que podía llamar padre a Abraham sin tratar como hermano al pobre que estaba a la puerta de su casa.

La respuesta de Abraham aquí también es tajante: “Tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen” (v. 29). En el evangelio de Lucas, en efecto, la condición del creyente consiste en la escucha de la palabra bíblica, que invita a la práctica de la justicia en favor de los pobres y que denuncia la perversidad de los ricos que explotan a los más débiles (véase Ex 22,25-26; Dt 24,17-22; Is 58,7). La invitación a escuchar y, por tanto, la obediencia a “Moisés y los profetas”, hay que colocarla dentro del marco teológico de Lucas, según el cual Jesús es el cumplimiento del Antiguo Testamento, sintetizado aquí a través de la experiencia mosaica y el movimiento profético. El Señor Resucitado en el camino de Emaús, por ejemplo, no hará otra cosa sino explicar su destino de pasión, muerte y resurrección a los discípulos, a partir de Moisés y los profetas (Lc 24,27, véase también Lc 24,44). No hay, por tanto, contraposición entre la palabra bíblica del Antiguo Testamento y la revelación bíblica de Jesús, el Crucificado Resucitado, sino solamente una relación de cumplimiento.

La exigencia de justicia y de solidaridad con los pobres no es una novedad de Jesús, sino que estaba ya presente en el Antiguo Testamento. La Escritura necesaria para conocer la voluntad de Dios, que hace entrar en comunión con Abraham y llamarle “padre”, invita a un serio compromiso de vida en favor de los pobres. No es necesario, por tanto, que Lázaro regrese y se presente a los cinco hermanos del rico para que ellos observen la palabra de Dios. “Si no oyen a Moisés y los profetas, tampoco se convencerán aunque un muerto resucite” (v. 31).

La parábola enseña claramente que la única forma que hay para evitar el infierno reservado al rico es cambiar el estilo de vida, comprometiéndose y solidarizándose con las necesidades de los más pobres. En la parábola, el rico no se fue al infierno ciertamente porque tenía muchos bienes, sino porque, llevando una vida tranquila y cómoda, no se dio nunca cuenta de que junto a él estaba un hombre, un “hermano” suyo que estaba en la más grande pobreza. Ciertamente el destino final de salvación o condena, de paraíso o infierno, no depende del propio estado social, pero sí esta íntimamente relacionado con el modo como los bienes son puestos a disposición de los otros.

26 sept 2010

REFLECTION Sunday´s Gospel


Homily 26th Sunday of Year (26 Sept 2010)
Fr James McTavish, FMVD

Rich man…poor man

Well today the prophet Amos is not holding back. He is firing in to the idle rich, those who are lying in their beds, eating the best meats, listening to music, drinking wine and using the top perfumes. (See Amos 6, 1, 4-7). What is the concern of Amos? That those same people are not concerned about the collapse of Israel, they are not concerned for their country.

How refreshing to meet people who are genuinely concerned for the welfare of others tough. Recently I met a very well to do lady from high society here in the Philippines. While many of her friends had emigrated to the United States to live in ore luxury, she had opted to remain in Manila and dedicate to helping the poor. Well done girl! Well she is actually over 70 years old but is obviously still young at heart! How encouraging to meet a person who believes that we can make a difference. As today’s psalm recounts “Blessed he who keeps faith forever, secures justice for the oppressed, gives food to the hungry.” (Psalm 146)

The gospel today makes for strong reading. It is the classic story of the rich man, traditionally known as “Dives” and the poor man Lazarus. The rich man is enjoying the high life and poor Lazarus is lying at his door, hungry and with sores. They both die and Lazarus is comforted by Abraham whereas Dives is suffering in the torment of flames. Dramatic stuff! The rich man begs for help but is denied and then pleads that Lazarus can go and warn his 5 brothers, who presumably are living in much the same way. Permission is denied and an interesting dialogue ensues between Dives and Abraham. “Abraham said, 'They have Moses and the prophets. Let them listen to them.' He said, 'Oh no, father Abraham, but if someone from the dead goes to them, they will repent.' Then Abraham said, 'If they will not listen to Moses and the prophets, neither will they be persuaded if someone should rise from the dead.'" Meaning to say, if we do not listen to the Word of God then we would not listen to Christ himself should he actually speak to us. In fact, when we listen to the Word of God, Christ speaks, that is why it is called the Word of God!

One danger is not be challenged by the gospel, to think that it is written for someone else, for a rich person. What if this story were told for you and ? Is it not true that we are rich, materially speaking when compared to many in our modern world, and also rich spiritually speaking, when perhaps we are enriched by our faith and belief in heaven and many people are dying from ‘starvation’ – starved of meaning, starved of hope, starved of good models to guide them.

We must not just presume that anyway we are not worse than others – perhaps we might get a surprise at the end of our lives when we see that we were the only ones not responding. The other day we had a rosary and many of our poor neighbors attended including mums with their children. One young boy of 7 years old told us how he had found Jesus under a bridge. We asked him to explain. He was walking home from school and found a child, aged 4 or 5, living under a bridge. The child was unkempt and hungry. The boy told us that he saw Jesus in this child and brought him home to his parents. They contacted the police and found that the child had run away from home. Eventually they managed to re-unite him with his distraught parents. What was quite amazing was to see the sensitivity of this young boy to the plight of others. It was a strong reminder for me never to lose the sensitivity to those who suffer, to the poor, to the hungry.

Sometimes our world of today encourages a different kind of sensitivity. Two boys were in the city and one wanted to teach the other the ways of the city. He cried out for help and no-one noticed, no one stopped and al carried on business as usual. Then he took a coin and dropped it. It hit the ground and bounced, ching ching ching. Everybody stopped, everyone looked, all noticed. This easily explains why many have more than one house and others have no roof over their heads.

The New Jerome Biblical commentary makes the following interesting observation “the gospel focuses on the rich man, his five brothers and the reader. It asks : will the 5 brothers and reader follow the example of the rich man or heed Jesus’ teaching and that of the Old Testament about care of the poor and needy?” My father taught us as children that if a Christian does not help the poor he will not enter the Kingdom of heaven.

Let us pray that we will not become insensitive to the realities around us. May we remember our eternal destiny. I close with the story of a quite well off lady, with a comfortable life, who went to Church and at Christmas gave a bit to the poor. When she died she was met by St Peter at the gates of heaven. She was to be shown to her eternal dwelling place. The first houses she saw were mansions – quite beautiful with manicured gardens and bright lights lining the boulevard. But his was not her house and St Peter beckoned her onwards. There were some semi-detached houses, quite respectable, with a pleasant façade. But alas it was not here her eternal dwelling place. The road narrowed and became a dirt track, there was no longer any lighting and St Peter arrived to a little shanty shack. The woman looked surprised. “Well,” St Peter said “I did the best I could. But you sent me up so few building materials during your life on earth, what else could I build with what you made me?”

For this reason we are challenged by St Paul, in the same way these words exhorted Timothy 2,000 years ago “But you, man of God, pursue righteousness, devotion, faith, love, patience, and gentleness. Compete well for the faith. Lay hold of eternal life, to which you were called” (see 1 Tim 6, 11-16). Let us strive to do good while we still have the chance. Amen.

19 sept 2010

Ser Sacerdote... para todos

REFLEXION Evangelio Semanal

Astutos y creativos!

P. Luis J. Tamayo

Lc 16, 1-13: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta."

Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

No podemos más que catalogar de un tanto extraña la parábola del evangelio de hoy. En ella, Jesús nos recuerda, que la conducta de sus discípulos debiera estar siempre caracterizada, a ejemplo del administrador astuto, por la prontitud, la creatividad y las decisiones inteligentes, a fin de poder “administrar” la existencia según los grandes valores del evangelio. Hay una segunda parte del evangelio –que no nos centraremos en ella– en la que se nos ofrece una aplicación en relación con el tema de la riqueza, a través de un llamado a la práctica de la justicia y a la superación la esclavitud y la idolatría del dinero.

El evangelio inicia con esta extraña parábola de un administrador corrupto, el cual, encontrándose en una situación desastrosa e irreversible, pues su patrón ha descubierto que malgastaba sus bienes, reflexiona sobre su futuro y encuentra una solución, aunque ciertamente muy egocéntrica y poco moral. Para asombro de todos, el relato termina con el elogio del administrador corrupto, pero no por lo que de ilegal e incorrecto ha cometido, sino porque ha sabido salir adelante y encontrar con creatividad y astucia una maniobra para no sucumbir en una situación tan difícil (v. 8a). Hay que subrayar que de la lógica de la narración se ve claro que no es Jesús directamente quien elogia al administrador, sino el patrón de la parábola, quien al momento de alabarlo no piensa en los intereses de su empresa, ni en la moralidad de su antiguo empleado, sino que solamente considera la habilidad y la astucia con la cual éste ha sabido salir de una situación desperada. Al final de la parábola se sacan algunas conclusiones sobre el comportamiento de los discípulos invitados a actuar con sagacidad e inteligencia:

Esta parábola destaca la comparación entre “hijos de la luz” e “hijos de este mundo” (v. 8b). El administrador de la parábola es un “hijo de este mundo” y ha sabido actuar con más agudeza, coraje y astucia, que la que tienen muchas veces los “hijos de la luz”, es decir, los discípulos. Ésta es una llamada de atención para todos nosotros que nos llamamos ‘cristianos’, y por lo tanto hijos de la luz, pues debiéramos ser tan perspicaces y listos en la vida de fe y evangelización, como lo son aquellos que se preocupan sólo de sus propios negocios e intereses económicos.

Los hijos de este mundo, en circunstancias adversas, ponen inmediatamente en juego todas sus capacidades para salir de la situación en forma ventajosa. A veces pienso en esos grandes departamentos de marketing para acabar vendiendo un frigorífico a un esquimal… cerebros invertidos en pensar como crear necesidades absurdas… así uno puede entender que mediante el halago a los hijos de este mundo por su astucia, indirectamente, Jesús recrimina a los hijos de la luz que no tengan una mayor sana ambición de recurrir a todos los medios lícitos para difundir la luz de la fe y el Evangelio; que no pongamos todas nuestras capacidades para inventar modos de vencer las adversidades, de superar los obstáculos, y sobre todo de llevar la luz a otros muchos hombres…

Quisiera acabar esta reflexión con esta pequeña historia:

Dicen que una vez, había un ciego sentado en un parque, con una gorra a sus pies y un cartel en el que, escrito con tiza blanca, decía: "POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO".

Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.

Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Ahora su gorra estaba llena de billetes y monedas.

El ciego reconociendo sus pasos le preguntó si había sido él quien re-escribió su cartel y sobre todo, qué que era lo que había escrito allí. 

El publicista le contestó: -"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".
Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "ESTAMOS EN PRIMAVERA, Y... YO NO PUEDO VERLA"

Seamos sagaces y sumémonos con creatividad a la labor pastoral de nuestras parroquias y comunidades… para que Cristo llegue a los corazones de toda la Comunidad.



25th Sunday C (19 September 2010)
Fr. James McTavish, FMVD

Love God, use riches
I am teaching a course called “Morality and Spirituality” in a Jesuit theology school here in Manila. We are tackling contemporary ethical issues such as HIV/AIDS, Population and IVF. One day we were talking about social justice and how often our attitude towards money, whether we are honest or not, can be influenced by the good example, or not, of our parents. He told the class that his father was famed in the poor fish market where he worked for being an honest man. The people knew he was honest and that he had honest scales! When there was a dispute about weights and measures they would always come to his father and weigh on his scales any produce bought, to see if actually it weighed what the seller was saying. In the first reading today, the prophet Amos criticizes those who fix their scales to cheat people. They observe fastidiously the religious feasts – the new moon and the Sabbath – but after they go and cheat the people. The prophet announces “The LORD has sworn by the pride of Jacob: Never will I forget a thing they have done!” One lady told me that in her work for the government, she, like others, was being dishonest. In front of her colleagues it was fine but in front of her conscience she felt guilty.

The image of the scales makes me reflect. At first I was thinking that it is not relevant to me as I do not sell fish in a market and I do not have scales. But we are always weighing up people and situations, in every day and every moment. When you meet new people today you will be weighing them up – what they look like, who they are, their title. How are our weighing scales? Do we give others a generous measure? Are we fair and just? Are our scales fixed and immoveable? In front of the Lord, do we weigh up so carefully our response to him, even not giving him what is his due, or are we generous?

One day in a café in Pampanga I was weighing up what to eat. There were various options on the menu – in the end we ate some frogs and dried locusts. On the wall of the restaurant there was an interesting phrase. It said: ‘It is good to have money and the things that money can buy but it’s good, too, to check up once in while and make sure you haven’t lost the things money can’t buy’. There is a saying that goes love God, use money. Not the other way around. This is one focus of the gospel today – the sensible use of material goods. We have a steward who is in trouble from his master for squandering his property. The master asks him to prepare a full account of his stewardship. The man starts to think what to do. He goes to the debtors and asks them to pay his master. One owes 100 measures of olive oil but the shrewd servant tells him to pay only 50. Another owed 100 kors of wheat but is told to pay only 80. What is going on here?

One interpretation is that the steward is foregoing his commission so at least his master will be paid back. Other commentators say that there was no commission system in those days and so the servant was merely asking the debtors to pay the exact amount and not the interest added by the master. Whatever be our interpretation, it is interesting the interpretation of the master. He commends the steward for acting prudently! Jesus then makes the following observation “"For the children of this world are more prudent in dealing with their own generation than are the children of light.” Many times in matters related to business and finance, people are much more zealous than the disciples of Christ! With more initiative, more daring and creativity than those who follow Jesus.

Two applications can be gleaned from this parable, one material and the other spiritual. For the material aspect, the sensible use of money is a serious concern for all Christians. In the document Gaudium et spes it says ‘the majority of the citizens of some nations bear the name of Christian and enjoy an abundance of the goods of this world, while others lack even the necessities of life and suffer hunger, disease, and every kind of misery. If the spirit of poverty and charity is a distinguishing feature of the Church of Christ, this is a scandal that must not continue’. I include myself in this exhortation. How can I live out my vow of poverty? How can I as a priest also reach out to the poor? How can we as Christians love Christ in the poor? It is a challenge to all of us. Each one of us is invited to see how we can use our wealth for the Kingdom. Perhaps we can try to excuse ourselves saying that I am not wealthy but no one is so poor that they have nothing to give. As religious we have a vow of poverty but it does not mean that we wash our hands of the situation around us. Many of our brothers and sisters here in the Philippines are very poor and money is a real concern. It cannot be that we are here in religious life, with no concern about money at all. One criticism of some religious is that they are bourgeois. One priest here told me that his order has a vow of poverty but the people actually live it. How can we guard against this complacency? One way for sure is by looking for help, benefactors, sponsors - not just to be spoon fed – “the community will provide!” If we have more we can share more. For sure if we are generous in our dedication of preaching the gospel, people will support our mission.

A second application is in the use of our gifts and talents in the service of the Lord. Do we use them prudently? Time is a great gift but often it is squandered. If we are Christians the joy of Christ’s presence and the desire to respond to him fully is a great antidote to laziness! There are so many wonderful ways to serve him! Are you excited, animated in your Christian life? If not, complain! To the Lord of course and ask him how you can be ore faithful in the small details. One fruit of fidelity is joy. Being faithful in small details will help us be faithful in larger ones. One sign of a healthy interior life is to aim high! The lukewarm person does not want to accept God’s graces because it would complicate one’s life.

Jose Maria Escrivá, the founder of Opus Dei, said that the real problem is that there is no real desire to achieve anything worthwhile, that the greatest ambition of many Christians is to avoid being disturbed. They wallow in mediocrity – they have a soul that is lazy, full of subtle forms of selfishness, content to let the days, the years go by without setting themselves demanding targets, nor experiencing the hopes and fears of battle.

We have to ask every so often, what is it that stops me serving the Lord more? In answering that question we can often find our richness – our excessive work, our laziness, our small dreams for the Kingdom, fear of the opinion of others, unnecessary health concerns – all can become our richness. Jesus tells us “You cannot serve two masters, you will love one and hate the other. You cannot serve both God and other riches”.

Let us ask that serving the Lord can be our true richness, that we will use the richness we have for the Lord and not the other way around. Love God and use riches, not love riches and use God! The Holy Spirit is pouring out the riches of his graces every day. May we not be closed to them! Let us ask Jesus to be brave-hearted in serving him, to aim high! May he teach how to use all our richness, both material and spiritual, for the good of many and for the spread of the Kingdom. Amen.

12 sept 2010

REFLEXION Evangelio Semanal

“El corazón tiene sus razones que la razón no conoce”

P. Luis J. Tamayo

El evangelio de hoy (Lucas 15, 1-32) se centra en las parábolas de la misericordia de Dios. La misericordia de Dios es la única fuerza que nos puede sostener para hacer camino a lo largo del año.

Podemos ver una continuidad con el evangelio de la semana pasada, pues si recordamos la invitación era al seguimiento de Jesús en el que hacía referencia a poner nuestro amor a Dios ante todas las otras personas y cosas. Este compromiso nos pone en la verdad, no es fácil y nos hace necesitar de una fuerza sobrenatural: la misericordia de Dios.

Entre los cristianos podríamos hablar de dos formas de seguimiento: un seguimiento externo y otro interno (por llamarlo de algún modo). Todos pasamos por el primero, pero no todos llegamos al segundo. El primero consistiría en participar de algunas de las actividades que nos propone la Iglesia, la eucaristía dominical, alguna confesión al año, llevar a los hijos a la catequesis… se basa más en el cumplimiento externo, y que si en algún momento acontece otro compromiso no hay escrúpulos para dejar de lado lo de la Iglesia.

Sin embargo, está el seguimiento interno, en el que hay un compromiso con el Señor hecho de corazón, por el que busca un trato personal con él. Supone una opción interior por poner a Dios en la vida y buscar vivir según sus valores. El primero no tiene exigencia de vida, solo de cumplimiento de unos horarios. El segundo pide una exigencia interior de vida y de compromiso que no es fácil.  Es aquí donde necesitamos de verdad hacer experiencia profunda de la misericordia de Dios para seguir avanzando.

Solo cuando uno hace la opción de comprometerse a vivir según los valores del evangelio, es decir hacer un verdadero seguimiento de Jesús, es cuando se experimenta la pobreza de que sólo no puede y donde uno admite que fácilmente se pierde. ¿quién no tiene la experiencia de haberlo intentado y haber acabado tirando la toalla, cansado, irritado, débil, perdiendo la paciencia, diciendo que esto es difícil, o simplemente reconociendo que un amor incondicional hacia los demás no sale tan fácilmente? Reconocer que uno no llega no es más que reconocer que uno se ha perdido.

No tengas miedo a reconocer tus limitaciones o que te pierdes fácilmente en las cosas de Jesús pues ya no es un drama, sino que es una fiesta!! Jesús dice:

Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:

"¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."


Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:

i Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me habla perdido. "

Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.”

El evangelio de hoy es una alegría, pues obviamente después de leer esto, lo que uno llega a descubrir es que Jesús tiene un par de limitaciones… no sabe de matemáticas y no sabe de lógica. Con la oveja perdida, si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas hubiera suspendido, pues equipara el valor de una oveja con el de 99… Es capaz de dejar las 99 aseguradas y marcharse a por la una perdida… ¿qué empresario haría eso en su sano juicio?

Con la moneda perdida es algo parecido… Es ilógico molestar a todo el vecindario solo para celebrar que ha encontrado una moneda; y ¿a quién se le ocurre celebrar una fiesta con todos los vecinos para celebrar que encontró una moneda perdida, cuando el coste de toda la fiesta le lleva a gastarse el resto de las monedas?

Así es el amor de Jesús que no sabe de cuentas, que es generoso hasta desbordarse… solo con este amor uno es capaz de andar por la vida ancho y de tener la confianza de que uno puede llegar hasta la meta final.  Es verdad cuando decimos que “el corazón tiene sus razones que la razón no conoce”. Yo creo que en el corazón de Jesús nosotros somos su razón de tanta misericordia.

REFLECTION Sunday´s Gospel


24th Sunday C (12 Sept 2010)

Fr James McTavish, FMVD

Don’t forget to say thank you!

A friend was telling me recently about a young woman who became a nun. The friend was surprised because this young woman ‘was not the type’ to be a nun. She was quite funny, a track and field medallist and known to be a bit loud at parties! Sometimes we are surprised when those called by Jesus don’t fit into our stereotypes. Recently I went to celebrate mass in a women’s prison here in Manila with over 1700 inmates present. I asked them if it was possible to be holy being a prisoner. Most of them shook their heads. I reminded them that the first Pope spent time in prison (Peter) and also the one who wrote the second reading that day spent time in prison but it did not stop him becoming St Paul. Even I told them about a young medical student who with his friends was out celebrating after finally passing a difficult exam and ended up spending the night behind bars for being too noisy. What became of that medical student? He became a priest of course.

St Paul recognizes where he has come from and who has rescued him. He does not claim the credit or revel in his good works but says “I am grateful to him who has strengthened me, Christ Jesus our Lord, because he considered me trustworthy in appointing me to the ministry. I was once a blasphemer and a persecutor and arrogant, but I have been mercifully treated because I acted out of ignorance in my unbelief.” (See 1 Tim 1: 12-17) He is grateful and is able to say “Merci!” (thank you in French) for the mercy of God. What is mercy? One definition of mercy I like very much is that of the moral theologian Fr James Keenan, S.J. He said that ‘mercy is the willingness to enter into the chaos of another’.

Jesus was not afraid to enter the chaos of others and sometimes this choice of Jesus scandalized the Pharisees. Tax collectors and sinners were seeking the company of Jesus and all of them were eager to hear what he had to say. If you look at the life of Jesus he was always seeking the lost and the marginalized – the tax collectors and sinners who were shunned by the religious authorities, the lepers - who were outcasts, the children - who were treated badly, women – who were dominated by the patriarchal society. What was the reaction of the Pharisees and scribes? Today’s gospel tells us “they frowned at his muttering ‘This man welcomes sinners and east with them’”. First point of conversion for us as individuals and as Church – who are we mixing with? Who do we reach out to? Does our work only bring us praise from others? Oscar Romero, the former Archbishop of El Salvador was criticized for his work with the poor “Do you want to know if your Christianity is genuine? Here is the touchstone: Whom do you get along with? Who are those who criticize you? Who are those who do not accept you? Who are those who flatter you? Know from that what Christ said once: "I have come not to bring peace, but division." Is the group or community I am in really trying to reach out to those that society considers lost? Will you welcome the ‘sinners’ – if not, then who of us can be in a community as we are all sinners!

What is quite impressive in the gospel of today is to see the eye for details which only love can give. Jesus recounts the parable of the lost sheep - "What man among you having a hundred sheep and losing one of them would not leave the ninety-nine in the desert and go after the lost one until he finds it?” (See Luke 15, 1-10). I suppose the real question here is ‘what man among you having a hundred sheep and losing one of them would actually notice it?’ Only the one for whom each sheep is uniquely important. Jesus always treated people as individuals and not as part of a crowd. He was not interested in playing a numbers game. Am I attentive to each person? It is said that when a person talked to Mother Theresa she had the gift of making them feel that they were the only person in the world because she was able to give them her total attention. Have you ever been with someone but your mind is somewhere else? Let us pray for the grace of being present to whomever God puts in our way. And let us believe that the mercy of God can work miracles in the lives of each one of us.

The mercy of God can do great things in the life of each one of us. For one, there can be no lost cases. God’s mercy can transform all situations. An episode in life which should be our downfall can become a victory for the Lord. An example suffices – St Columba. One day he borrowed a book from a nearby monastery and made an illegal copy. The court judgment deemed that as a calf belongs to the cow so the copy belonged to the owner of the book. In the ensuing battle between the two monasteries three thousand men were killed. St Columba’s confessor imposed the following penance – to announce the gospel to more souls than had been killed in the battle. He went on to become the apostle of Scotland whose love for Christ urged him ever onwards to share the Good news with all. Even the barred gates of the King’s castle could not hold him back as upon making the sign of the cross the doors sprung open and the King of Scotland was converted. God’s mercy can change everything.

When we stop for a moment and realize what God has done for our little lives how can we not proclaim God’s mercy like Mother Mary did “My soul rejoices in God’s mercy because he has looked with favour on his servant”. Let us be joyful as we say “Merci!” for God’s mercy.

5 sept 2010

REFLEXION Evangelio Semanal

Amor no improvisado

(P. Luis J. Tamayo)


Llama la atención cuando hoy Jesús nos dice en el evangelio (Lucas 14,25-33)Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío”. (Hay otra traducción que usa el verbo ‘pospone’, en vez de ‘odia’.  El lenguaje de Lucas puede parecer muy duro cuando usa el verbo “odiar”, pero sabemos que debido a la falta de una forma comparativa en el hebreo y el arameo, lo que ese verbo quiere decir es “amar menos”). En todo caso, la fuerza y la crudeza de las exigencias de Jesús son radicales e impresionantes. El discípulo no puede anteponer al amor de Jesús a nadie ni a nada, ni siquiera a las personas más queridas y cercanas (padre, madre, hermanos, hijos...). El compromiso por el Reino de Dios y por el evangelio son la opción primera y el amor fundamental, de lo cual depende todo el resto en la vida del discípulo. 

¿Qué nos quiere recordar Jesús con este evangelio? Vuelve a hacer referencia a lo fundamental, al primer mandamiento: “amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Dt 6,4). ¿Por qué amar así? ¿Por qué amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas? Amar así no es algo exagerado pues Dios ha creado nuestro corazón para ello, lo creó muy bien hecho (Gn 1, 27-31). Nuestro corazón está creado por Él y para Él.  El ya ha puesto todo su amor en nuestro corazón. Ahora nos toca a nosotros colaborar y poner de nuestra parte. Es la reciprocidad. Pero así como Él nos ha dado todo su amor, Él espera de nosotros todo nuestro amor.

Poner a Dios y los valores del Evangelio como lo primero en la vida hace que todo lo demás se ordene, hace que la vida coja un orden natural, nos hace ver desde el amor las prioridades, lo que es esencial y lo que es secundario. Es más, poner a Dios como lo primero nos garantiza un amor de calidad y verdadero para dar a los demás (padre, madre, hermanos, hijos...). Ahora bien, este amor es posible, pero no se improvisa. No es el arrebato de un día, no es decisión de un momento, sino que es una tarea que exige toda la vida. Sólo tras un esfuerzo paciente, constante, reiterado, ingenioso, y con la generosa y gratuita ayuda de Dios, se consigue esta capacidad de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo con el amor de Dios.

Las dos parábolas nos enseñan como este amor no se improvisa: la del hombre que empezó a construir y no pudo terminar y la del ejército que con diez mil hombres pretende enfrentarse a otro de veinte mil, nos enseñan que Jesús exige una atenta reflexión antes de decidirnos por él como lo primero (vv. 28-32). En ambas parábolas Jesús llama a reflexionar, es decir, piensa bien antes de querer construir un proyecto no vaya a ser que quieras levantar, por ejemplo, una familia y al final no salga lo que tanto soñaste.  

Estuve hablando con una persona que después de 20 años se sentía tan frustrada, y me decía que le costaba horrores reconocerlo. Los resultados de la familia que tanto había soñado, después de 20 años,  eran otra cosa muy distinta. Una discusión continúa, peleas con los hijos, tensión para planificar cualquier cosa, desconfianzas. 

La decisión de poner a Jesús y al Reino de Dios lo primero requiere de madurez y seriedad, perseverancia y fatiga, inteligencia y previsión… o, ¿no es verdad que antes de emprender un viaje fijamos nuestro destino y planificamos bien la ruta?. Lo mismo, antes de hacer un jardín, lo distribuimos mentalmente, o tal vez en un papel. Los discursos se escriben antes de pronunciarlos; o se diseña la ropa antes de enhebrar la aguja.

Cuando una pareja se va a casar siempre quiere el ideal: una familia feliz, unos hijos sanos y alegres, un hogar que sea como el cielo.  Según van pasando los años uno se va topando con la realidad y se da cuenta que las cosas no salen como uno esperaba. Antes de que esto pase, te has parado a pensar ¿cuáles son los objetivos para construir tu familia? ¿cúales son las prioridades sobre las cuales quieres construir? Te has planteado ¿cúales son tus fuerzas para hacer frente al enemigo? ¿Conoces tus fortalezas y debilidades como persona, y como familia? Las circunstancias de la familia cambian, siempre estamos a tiempo de reorientar y planificar desde otros objetivos. ¿Eres capaz de admitir si hay un error? ¿Te puedes dar otra oportunidad y comenzar de cero?... no pasa nada por probar de nuevo.

¿Cuantas veces hemos oído que para garantizar una familia unida, uno necesita del amor de Dios? ¿Te has parado a pensar que para ello has de marcar un rato de oración en tu día? ¿has planificado con seriedad lo que es importante y lo que es accesorio? ¿das prioridad a una buena conversación con la familia? ¿Te has parado a pensar que valores son los prioritarios en tu casa? Nada de lo que vivimos es inocuo, todo tiene un efecto. 

Un papá me contaba que en su casa se tomó la opción de dar prioridad a la comunicación… y decidieron no poner TV durante las comidas y cenas, y descubrieron que era un momento idóneo para compartir en familia. 

El discípulo de Jesús ante todo debe ser consciente plenamente de los grandes valores que deben orientar su vida. Lo primero es lo primero: el amor a Dios. Si esto está claro, se podrá actuar en consecuencia, ser coherente con ello y confrontar y evaluar constantemente la vida. 

REFLECTION Sunday´s Gospel

"Carry your cross and find ADVENTURE!"

23rd Sunday (C)

Fr James McTavish, FMVD

The book of Wisdom tells us “Who can know God's counsel, or who can conceive what the LORD intends? For the deliberations of mortals are timid, and unsure are our plans.” (Wisdom 9, 13-18b). How wonderful it would be if we could know what God wants, what his plans for us are. I was talking to a woman yesterday who told me that in this moment of life she is confused as she has worked hard to bring up her family, she has 3 sons, and now they have left the nest. What now? She also remarked that lately her prayer life has been rather shallow and she felt that this lack of clarity or direction could be rectified by strengthening her prayer. This intuition is correct as the Word of God is a lamp for our path and a light for our feet, guiding us and revealing, little by little God’s plan for us.

At the beginning of this week we had a half day retreat and the verse which intrigued me was 1 John 3,2 “It is not yet clear what we shall become”. This verse has lit up my journey this whole week. One day I was going to celebrate a mass for a friend who has been sick. The crowd and the venue was largely unknown to me. I was concerned in my preparation as to what best to share in my homily and then I remembered that verse. It reminded me to enjoy the adventure even when things are not so clear. The same thing again happened when I went to open up a new group of Scripture reflection, not being totally sure what to prepare but meditating on that verse reminded me that God has everything under control!

One of the things that makes our Christian life exciting and even fascinating is to rely more on God than ourselves. In a word to die to ourselves, to our ‘useless’ anxieties, to die to our lack of trust, to die to excessive self-reliance and let God work! How boring when we just follow ourselves. Follow Christ! It is much more exciting. Is your Christian life an adventure? Not yet? No problem, start to follow Christ. This is the call of Jesus in the Gospel today. To follow him as a disciple. There was a German pastor theologian called Dietrich Bonhoeffer who lived during the Nazi era. In 1937 he wrote a book called “Nachfolge” – the Cost of Discipleship. He talked about following Christ and the cost it implies. He said that when Christ calls a man to follow him he invites him to die. To die to selfishness, to die to comfort, to die to dictating to God the terms of the relationship. He even talked of cheap grace and costly grace. Cheap grace is grace without discipleship, wanting to enjoy the benefits and perks of Christianity but with no following of Christ. Costly grace is the true discipleship.

Bonhoeffer paid the price for his convictions and we not renounce his faith when confronted by the Gestapo. He was put to death in 1945 by hanging. The concentration camp doctor who witnessed the execution wrote: “I saw Pastor Bonhoeffer ... kneeling on the floor praying fervently to God. I was most deeply moved by the way this lovable man prayed, so devout and so certain that God heard his prayer. At the place of execution, he again said a short prayer and then climbed the few steps to the gallows, brave and composed. His death ensued after a few seconds. In the almost fifty years that I worked as a doctor, I have hardly ever seen a man die so entirely submissive to the will of God.”

Jesus talks of the cost of discipleship in today’s Gospel, a cost which Bonhoeffer was well aware of. Great crowds were travelling with Jesus, and he turned and addressed them, "If anyone comes to me without hating his father and mother, wife and children, brothers and sisters, and even his own life, he cannot be my disciple. Whoever does not carry his own cross and come after me cannot be my disciple.” (See Luke 14, 25-33). What words to address to the great crowd! Seems that Jesus was not just saying things to please everybody.

What does it mean to hate here, as it can sound like the antithesis of the whole gospel message which is to love! Remember that when we interpret a verse we don’t forget the totality of Scripture, that any phrase is always contrasted with the whole message of revelation. In fact, according to Fr Thomas Rosica, to hate is a Semitic expression meaning to turn away from, to detach oneself from someone or something. Another way of phrasing it is that if you love your father and mother more than Christ then you don’t love Christ and neither your parents because you cannot love them more than love itself. When we place others above Jesus it is always for self-love, for our own advantage! May we not deceive ourselves. Often when a person hears the call of God the family will be opposed to them responding. One missionary I know, his mother was doing a vocations campaign, speaking in parishes and urging mothers to pray that the Lord will call their sons. When her own son told her that he felt called and wanted to enter religious life she said “over my dead body!”

Jesus invites each one of us to carry the cross, our cross. Our cross is personalized. Much strength is lost if we gaze at the cross, procrastinate over it, worry over it. Much better to pick it up! This is easily understood when you have an assignment or task. The more you put it off and delay it the worse it becomes! Pick it up and discover that it was not so bad after all.

Jesus then gives two parables inviting his followers to count the cost of following before commencing: before building a tower make sure you have the materials, before embarking on a battle make sure you have enough troops. What is Jesus doing here? Giving construction tips and advice for military tacticians? He is reminding us as disciples to know the state of our heart each day for the challenges ahead – one way of understanding this is an invite to pray! How great to begin each day having a moment of recollection, to see the state of things, how is our heart, our love. To take stock, a quick spiritual inventory. Seeing a lack, we can calmly and serenely approach the Lord and ask for what is needed to follow him that day. It is different to begin the day with prayer or without prayer. How many do not make it a priority and rush off into the battle of each day without asking God’s help. In the heat of the battle you can even forget that God is with you. No wonder many come home feeling defeated. How wonderful is the Lord, when we come to him and ask for the grace and strength to follow him each day. Surely he will not deny us! To pray each day like the psalmist “grant success to the work of our hands, grant success to the work of our hands” (Psalm 90).

Let us be joyful that the Lord invites us to follow him. May we not be afraid to die today! Persevere in the path the Lord is showing to you, for sure He will not be stingy with his grace. May we enjoy the adventure of following Christ more and more each day. Amen