La Nueva evangelizaión
P. Luis J. Tamayo
Marcos
10,46-52: En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con
sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba
sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno,
empezó a gritar: «Hijo
de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
«Hijo de
David, ten compasión de mí.» Jesús
se detuvo y dijo:
«Llamadlo.» Llamaron
al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a
Jesús.
Jesús le dijo:
«¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó:
«Maestro, que pueda
ver.»
Jesús le dijo:
«Anda, tu
fe te ha curado.» Y
al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
El Evangelio de hoy
sobre el ciego Bartimeo nos hace pensar en que hay muchos bartimeos alrededor
nuestro. Hace días hablaba con una persona y me decía que se sentía como
Bartimeo: “sentado al borde del camino”.
Sentía como si muchos de los cristianos que él conocía tuvieran claro el camino
a seguir y el no… Me decía: “Vale, participo con mi familia de la misa
dominical… pero ¿la misa dominical es todo? Este hombre es alguien que quiere
hacer un camino de vida espiritual y no sabe como. Está parado al borde del
camino.
Hay un video que
circula por YouTube que se titula: “También vosotros daréis testimonio” de la Conferencia Episcopal en el que los jóvenes
dicen lo que piensan de la Iglesia. El primer joven que habla dice: “para mi
Dios es sólo una palabra”. Nosotros vemos cómo los jóvenes no tienen claro el camino a
seguir dentro de la Iglesia. Unos no creen, otros creyendo no participan, otros
participando se aburren, etc. Están como Bartimeo que no ven un camino dentro
de la vida de la Iglesia…
La imagen es real:
cuanta gente hay como Bartimeo: “sentada y al borde del camino”, es decir, a un
lado y sin saber que hacer. Sin ver un camino claro, sin ver la posibilidad de
participar de la vida misma de la Iglesia.
Ayer, Mons. Cesar
Franco, obispo auxiliar de Madrid, hacía la presentación de “Misión-Madrid”
para nuestra Vicaría. Y en la charla que daba decía que muchas veces se le ha
echado la culpa a la Iglesia de que es poco atractiva, pero el lanzaba la
pregunta a cada uno para preguntarnos si nuestra vida como cristiano es
atractiva para otros.
Muchas veces es
fácil mirar hacia fuera… La iglesia es así, los curas son asá… es decir,
tirando balones fuera… pero uno pocas veces uno se para y mirándose a si mismo
se pregunta: Y ¿yo? Mi vida como cristiano ¿atrae a los demás?
¿Mi vida es luz
para los que no ven? ¿Mi vida abre caminos para los que están sentados? ¿Mi
compromiso con la Iglesia anima a otros a participar de la vida de la Comunidad
parroquial?
Ahora
está aconteciendo el Sinodo de Obispos en Roma convocado por el Papa Benedicto
XVI con el título: La nueva Evangelización. En ella se está hablando de la identidad
de la Iglesia y retomando de Pablo Vl dice: «Evangelizar constituye, en efecto, la vocación propia de la
Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe
para evangelizar» (EN 14)
La pregunta
que uno se debe hacer es ¿si yo me siento plenamente Iglesia? Y si es así, si
yo soy Iglesia, si entiendo que evangelizar
constituye la esencia de mi vocación cristiana.
¿Qué es Evangelizar?
Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a
gritar: «Hijo
de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
«Hijo de
David, ten compasión de mí.» Jesús
se detuvo y dijo:
«Llamadlo.» Llamaron
al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a
Jesús.
Es escuchar el
clamor de muchos Bartimeos que oyen hablar de Jesús, y que desde sus corazones
gritan que desean conocerlo.
Jesús dice: Llamadlo,
no usa el singular, sino el plural. Jesús pide a la comunidad de discípulos que
llamen al ciego, es labor de la comunidad parroquial, de la comunidad de
cristianos quienes llamen al que está distante y no encuentra un camino que de
sentido a su vida.
Evangelizar fue llamar
al ciego, animarle y pedirle levantarse e iniciar un camino… el resto es historia
entre Jesús y Bartimeo, es diálogo entre Jesús y cada uno de nosotros, ahí es
donde uno ya se retira. Evangelizar es poner un granito de arena, es poner un
poco de mi parte, y dejar que Dios actúe en la vida de los hombres. .