30 dic 2012

Sagrada Familia, REFLEXION Evangelio Semanal


Dios forja su Historia de Amor a través de la familia
(P. Luis J. Tamayo)

Si el 25 de Diciembre celebramos el nacimiento del niño Jesús, y hablamos del maravilloso hecho de cómo Dios se hace hombre. En la celebración de hoy, Fiesta de la Sagrada Familia, Dios da un paso más en el amor al hombre y a la humanidad: Dios escoge el seno de una familia para hacerse hombre. ¿No es esto impresionante?
Dios no sólo decide hacerse hombre, sino que escoge el seno de una familia para hacerse hombre. Esto es lo que hoy celebramos, el hecho de que Jesús nació en el seno de una familia, y no sólo nació, sino que en la familia creció, se educó y se formó (Evangelio de hoy: Lc 2, 41-52).
Es admirable pensar en como todo un Dios creador del universo y de su orden, un Dios creador de las leyes que rigen el cosmos y la naturaleza, Dios mismo decide someterse a las leyes humanas. No se salta el camino humano, sino que El mismo se somete y adopta los mismo caminos de cualquier hombre. Todo ser humano nace y crece en el seno de una familia.
¿A caso Dios no podía haber escogido otro camino para hacerse presente entre los hombres? Ahora que estamos tan acostumbrados a películas de ciencia ficción…  cuando aparece el salvador de la película envuelto en llamas, o un coche fantástico, o en una nave supersónica.
Pero no es así.  Jesús escogió el camino de todo hombre. Jesús fue nacido de mujer, Jesús nace en el seno de una familia, Jesucristo tuvo un papá y una mamá.
Es importante darse cuenta que Dios nada de lo que hace lo hace por casualidad o coincidencia… sino que Dios, en su sabiduría infinita, sabe bien lo que hace. Dios escogiendo nacer en una familia está haciendo la Historia de la Salvación. Pudiendo escoger otro camino, escoge el camino de la familia para sí y para todo hombre. Dios ha querido que la historia del Amor de Dios para con cada hombre ha de pasar necesariamente por la familia.
Sino, ¿cómo uno puede hacerse una idea del rostro del amor de Dios-Padre sino es por los gestos de amor de su propio padre? o ¿cómo puede uno imaginarse la ternura de la Virgen María sino es por la experiencia del cariño de una madre? La historia de Amor de Dios con el hombre pasa por reconocer que Dios me ha amado desde siempre por medio de mis padres, Dios ha volcado su protección por medio de mi familia, Dios me ha dado la fe heredada de unos abuelos, Dios quiere hacer conmigo una historia de amor incondicional a través de mi familia. Uno aprende a reconocer el amor de Dios a través de la familia.
La familia merece la pena! Merece la pena luchar por la familia, trabajar por la familia, proteger a la familia, invertirse por la familia.  La familia nos lo da todo, debiera darlo todo. ¿A caso no estas agradecido por todo lo que has recibido por tu familia? Y aunque una familia ano sea perfecta, y uno haya sufrido las dificultades dentro de la familia, casi siempre uno ha recibido un montón de cosas positivas de la familia.
Cuando veo a mis amigos, muchos de ellos en la crisis de los 40… y rompen los vínculos, dicen que no merece la pena, se encuentran sin fuerza, lo que un día pareció maravilloso 3 o 4 años después no hay capacidad para soñar… ¿Qué pasa? ¿Será que no entendemos que la familia es un don por el que merece la pena luchar?
Os voy a contar una fábula:
"Había un incendio en un gran bosque de bambú; el incendio formaba llamaradas impresionantes, de una altura extraordinaria; y una pequeña ave, muy pequeñita, fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio, y las empezó a agitar para apagarlo; regresaba al río a por agua y volvía a ir una y otra vez; y los dioses que la observaban, sorprendidos la mandaron a llamar y le dijeron:
Oye, por qué estás haces eso? Cómo crees que con esas gotitas de agua puedas tú apagar un incendio de tales dimensiones? Date cuenta, no podrás lograrlo.
Y el ave humildemente contestó:
"El bosque me ha dado tanto… Yo nací en este bosque que me ha enseñado la naturaleza, me ha dado el alimento, el refugio, me ha dado todo mi ser. Este bosque es mi origen y mi hogar y por ello no me importa gastar todas mis fuerzas lanzando gotitas de amor, aunque no se si lo pueda apagar". Los dioses entendieron lo que hacía la pequeña ave y le ayudaron a apagar el incendio".

Merece la pena gastar todas las fuerzas en pequeños gestos de amor por la familia. Cada acción que con amor y entusiasmo emprendemos, es cosecha para un mejor mañana. No subestime tus gotitas de amor, pues millones de ellas forman un océano. Todo acto que con amor realizamos por la familia, regresa a nosotros multiplicado.  O ¿a caso no crees que Dios te va a ayudar a construir tu familia? La familia merece la pena!!!

29 dic 2012

The Holy Family, Year C


After three days they found the child Jesus in the Temple
(Fr. James McTavish)

1 Sam 1:20-22, 24-28 Ps 84:2-3, 5-6, 9-10 1 John 3:1-2, 21-24 Luke 2:41-52

Today the Church liturgy celebrates the Feast of the Holy Family – Jesus, Mary and Joseph. The Son of God became man and lived in a family. It helps us to reflect on what it means to be a family. Pope Paul VI wrote a homily on the Holy Family in 1964. He gave three characteristics of the life they lived in Nazareth – silence, love and work. Let us use these to guide our reflection and relate to the Word of God in the readings today.

The gospel of today (Luke 2:41-52) breaks the silence of the hidden life of Jesus. We hear nothing of the childhood of Jesus until he is twelve years old and lost in the temple. Silence was a feature of the life in Nazareth. Silence is golden, especially in the noisy world of today! Pope Paul VI said, “If only we could once again appreciate its great value. We need this wonderful state of mind, beset as we are by the cacophony of strident protests and conflicting claims so characteristic of these turbulent times. The silence of Nazareth should teach us how to meditate in peace and quiet, to reflect on the deeply spiritual and the value of a well-ordered personal spiritual life, and of silent prayer that is known only to God.” The fruit of silence spent with God is love.

We are called to love our human family. This love should lead us to grow in awareness of being children of God. We are not only children of our parents but as St John reminds us: “Beloved: See what love the Father has bestowed on us that we may be called the children of God. And so we are.” (1 John 3:1-2, 21-24). Our family life on earth should always be directed towards heaven. We can give many gifts to our children but the best gift I received from my parents was their faith and love for God and each other.

It is quite fascinating the image of the Holy Family presented in the gospel today. Many images of the Holy Family show them peaceful, with halos and Colgate smiles. The holiness of real life is very different! The holy parents, Mary and Joseph, seem to have done something not so holy – they have lost the child Jesus! They had all gone to Jerusalem together for a feast. On the way back the parents of Jesus assumed he was in the caravan. It took them three days to find him. I remember being lost for only a few hours and my parents were so anxious but imagine the angst of Mary and Joseph after three days. His mother said to Jesus “Son, why have you done this to us? Your father and I have been looking for you with great anxiety.” Even more surprising is the response of the twelve year old Jesus “Why were you looking for me? Did you not know that I must be in my Father’s house?”

We can lose Jesus. It can happen to us too and can be part of our process of becoming holy! At times you have to search for Christ. This is a great antidote to mediocrity and complacency. One professional I know was telling me that he was bored with his faith, that the idea of sharing his faith with others was not exciting any more. He had lost his initial fire of following the Lord. He realised that it was time for a change. It was as if he had been with Jesus but in this moment of his faith journey he would have to search for the Lord with more intensity. These moments are a blessing, grace filled opportunities to grow, to move on - otherwise you stagnate. Jesus said “Seek me and you will find me,” if you seek me with all your heart. The problem is that sometimes we don’t search with all our heart, only part of it.

Occasional restlessness is vital for us. If we become lazy in our spiritual lives then we need to work a little more. “Pray as everything depends on God, but work as if everything depends on you,” the Saints remind us. Pope Paul VI reminds us “In Nazareth, the home of a craftsman’s son, we learn about work and the discipline it entails. I would especially like to recognise its value – demanding yet redeeming – and to give it proper respect.” Work, both material and spiritual, helps us grow in holiness.

How is my life of silence and contemplation? Does my love for my family remind each one that they are children of God and part of a bigger family? Am I working in my spiritual life? How can I search more for Christ?

“Not finding him, they returned to Jerusalem to look for him. After three days they found him in the temple, sitting in the midst of the teachers, listening to them and asking them questions, and all who heard him were astounded at his understanding and his answers.” (Luke 2:45-47). If we feel we have lost Jesus be reassured that we can find him in silence, in love and in work even if it takes “three days” (symbolic of the number of days between His death and resurrection).

Let us give thanks for the life of the holy family, cherish our own more and more and offer a prayer today for all families, especially those in most difficulty. Amen.

27 dic 2012

Natividad del Señor


Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera participar de su divinidad
(P. Luis J. Tamayo)

La fiesta de la Navidad es la celebración de lo que para muchos niños se llama “el nacimiento del niño Jesús”, y para la Iglesia se conoce como el Misterio de la Encarnación. Nosotros, a la hora de preguntarnos ¿qué es el Misterio de la Encarnación? necesitamos un punto de partida desde el cual entender este gesto de Dios de hacerse hombre. El punto de partida es el Amor de Dios por la humanidad, por nosotros. Sólo desde el amor se entiende este gran misterio, sólo desde el amor se accede a comprender algo de esta decisión de Dios de habitar entre nosotros. San Juan en su Evangelio dirá esta expresión: Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su único Hijo, se hizo hombre y acampó entre nosotros.
El Misterio de la Encarnación solo se puede entender desde el deseo de Dios, por puro amor, de estar cerca de los hombres, pues el Amor no se entiende sin el amado, el Amor necesita estar cerca del amado.  Dios ha necesitado estar cerca de los suyos. Esto es la encarnación. Un Dios que por puro amor ha querido estar junto al hombre. Así también nos lo explica la Palabra: Proverbios 8,31 “Mis delicias es estar con los hombres”; Jn 3,16 “Tanto amó Dios a los hombres que envió  a su único Hijo”.
La siguiente pregunta que uno se puede hacer es: ¿por qué Dios decide hacerse hombre? La Iglesia nos enseña a decir que fue “por nosotros y por nuestra salvación”…
Pero esto es lo que nos cuesta entender, ¿cómo todo un Dios puede salvarnos naciendo en medio del “estiércol” o de tanta pobreza?. Pues hoy día nuestros pesebres están creados con elementos decorativos, pero la realidad es que un pesebre está lleno de estiércol, pajas, frío, suciedad. Ahí es donde Dios, en su sabiduría infinita, ha decidido nacer, ¿cómo, entonces, Dios puede salvarnos naciendo en el estiércol?
Para responder a esta pregunta os quiero contar algo que nos puede ayudar a comprender: Estos días previos a la Navidad he estado confesando muchas horas, muchas personas han venido al sacramento de la confesión. Pensar en ello, me ha ayudado tanto a descubrir que justamente es en medio de ese corazón herido, frágil, roto, incoherente, con pecado, donde Dios quiere nacer. Dios no se escandaliza de nosotros, sino que es justamente ahí, en medio de un corazón lleno de “estiércol” donde quiere nacer, donde quiere estar presente.
La salvación hay que entenderla no sólo después de la muerte, sino en el aquí y en el ahora, por eso, Dios al hacerse hombre se revistió de nuestra propia carne y tomo consigo nuestras propias limitaciones. Cristo viene a decirnos con la encarnación: esa pobreza que muchas veces tu no quieres, que muchas veces nos pesa, esas limitaciones de tu propia humanidad… no te asustes, pues El viene a asumirlas para que no tengamos miedo de sentir la fragilidad, las inconsistencias y limitaciones. Dios quiere abrazar tu corazón pobre, frágil y débil.
Profesamos en el credo que Dios es verdadero Dios y verdadero hombre, y haciéndose verdaderamente hombre, quiso asumir libremente lo que nosotros muchas veces quisiéramos quitarnos de encima, el peso de nuestra humanidad. Si Cristo asumió nuestra humanidad era para decirnos que es El no se escandaliza, sino que la abraza hasta el fondo.
Pero la otra parte del mensaje de la Encarnación es que Dios tomando consigo nuestra humanidad haciéndose hombre en Jesús, vino a elevarla a la máxima dignidad! Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera participar de su divinidad. La divinidad asumió la humanidad, para que esta alcanzara la misma divinidad. El hombre ha sido creado para reflejar en su humanidad la máxima dignidad, que no es otra más que el amor de Dios.  Pues, ¿no es de una extraordinaria dignidad que una madre día tras día dedique su vida al cuidado de su familia? ¿no es de una gran nobleza que in papa madrugue cada día para llevar el pan a casa? ¿no es de una gran bondad la humildad cuando pedimos perdón? Esa es la gran dignidad a la que Dios nos ha elevado por gracia de su encarnación.

Christmas, Year C – Midnight Mass


Make room for Jesus in our lives
(Fr. James McTavish) 

Isa 9:1-6            Ps 96:1-2a, 2b-3, 11-12, 13            Titus 2:11-14                        Luke 2:1-14

Today we celebrate Christmas – God entering our world in the form of a little child: Jesus, born in a manger. Do you think this was only 2000 years ago? No way! Jesus wants to enter our world, our lives this Christmas again. How do you feel, knowing that Jesus wants to be born in your life today, this Christmas? Perhaps the best thing we can do is look again at this familiar tale that we hear every year and ask, “Who am I in this story? Who does Jesus want me to be in this story?”

Firstly let us look at Mary and Joseph and see how they were in the face of all that happened to them. Imagine them sitting at home in Nazareth; Mary is very pregnant, preparing herself to give birth to her first child. Surely she is very nervous, trying to prepare everything for the big day and the room and clothes for the new baby. And what about Joseph – he was probably very nervous too, thinking about how to take care of his young wife and the special child she was about to bear. Then what happened? A knock on the door or a proclamation: everyone must return to their home town for a census. What a hassle!! I am sure that for Mary and Joseph the timing could not be much worse. But what do they do? They travel to Bethlehem, to Joseph’s home town, about 80 miles, with no buses or trains in those days. And as they were very poor, it’s quite possible they did not even have a donkey to ride. Perhaps a generous neighbour lent them one. But we see the humble acceptance and obedience of Mary and Joseph, believing that this is the will of God. And when they get to Bethlehem, what happens? No room at the inn!! Once again we see the poverty of the Holy Family because for sure if they had money a room would be available, even if the innkeeper had to throw another family out... Joseph could not even find a place to stay with his own relatives, despite the fact that he had a pregnant wife with him. So they have to make do with a stable. And still we see this gentle acceptance and obedience on the part of Joseph and Mary, believing that somehow God would make things happen the way he wanted to, no matter how inappropriate the circumstances seem to be. What about us? Do we make the best of our circumstances? Do we see obedience as a way of living God’s life? Or do we complain when someone asks us to do something a bit hard or different?

Now let us focus on Jesus – what do we see here? The God of the whole universe, the creator of all things, seen and unseen comes to earth. And how does he choose to make this happen? He is born to poor parents, in a stable, laid in a manger, as the Christmas carol tells us, “No crib for a bed.” This is God – why does he choose to be born here? He could be born anywhere, in a palace, in a big castle, in comfort and security. Why choose such poverty, such difficult circumstances? Perhaps he is showing us what is really important. Perhaps he is showing us that all we really need is love. Perhaps he is showing us that if we want to we can be at home wherever we find ourselves as long as we have the love of God. Maybe all the things that we consider so important, so vital to our happiness – our iPod, our flat screen TV, our new car - are not so important after all. Can we be free enough to be ourselves no matter where we are? Or are we still attached to our image, our things, our home?

And what about the innkeeper – well in fact, he is not specifically mentioned in the story but we can assume that if there was no room at the inn, there must be an innkeeper who is telling Mary and Joseph this! We can make excuses for the innkeeper of course, I am sure he did not recognise who Mary and Joseph were, how important the baby that was to be born that night was. How many times does Jesus come to us and find that there is no room in our schedule, that we are too busy to give him time in prayer? Many times Jesus is knocking at the doors of our lives (Revelation 3:20), wanting to enter and make our lives so much more than they are, but we do not respond, because we are too busy, there is no room. If we do not open the door, Jesus cannot enter, he cannot make our lives all they could be. Jesus is knocking on the door of our life today. It is our choice as to whether we open our lives to him or not. Is there no room in our life for Jesus? Are we willing to remove some things so that he can fit? Or do we see him as someone who is not important enough for us to make changes in our lives?

And finally, let us try something different: let us look at the manger. The manger is available to Jesus to enter. It may not look like an appropriate place for Jesus to be. It may be too smelly, too exposed, too messy. But Jesus wants to enter there, he wants to be born there. In the same way, he wants to enter our lives today too. He does not care if our life is messy, smelly, seemingly unworthy, too sinful, for him to be there. He does not want to wait for us to fix our lives up, to make them perfect or “appropriate” for him to enter. He wants to be with us now, as we are, where we are. He wants to take our lives and make them better simply by his presence. Perhaps we can ask ourselves, “Do I see myself or my life as being unworthy of God - too sinful, too messy, not ready to welcome him in? Do I realise that Jesus wants to enter into my life, into all the mess right now, the way it is? Will I make myself available to him?”

Let us celebrate today, rejoice, that we have such a beautiful story of how God wants to be with us. Let us humbly accept that our lives are not perfect but that this is precisely where God wants to enter. Let us recognise his knock and open the door to welcome him joyfully. And may we not doubt that our lives will always be better when he is with us. Amen.

23 dic 2012

IV Adviento - REFLEXION Evangelio Semanal


María, mujer de acción
P. Luis J. Tamayo

Por fin hemos llegado al 4º domingo del tiempo de Adviento. Hemos ido recorriendo domingo tras domingo la escucha de la Palabra y nos hemos dejado interpelar escuchando una invitación desde cada evangelio para preparar bien este tiempo de Navidad. Cada domingo ha sido una invitación a vivir de forma más consciente un Adviento distinto, un tiempo especial.
El 1er domingo recibíamos la invitación de poner en práctica una oración pidiendo fortaleza para vivir este tiempo de Adviento de forma especial. El 2do domingo hablamos de una preparación más interior, a través de actos de humildad interior. El la propuesta del 3er domingo consistía en algo más externo: en hacer pequeños actos de caridad pero desde la alegría. Y hoy nos encontramos ya en el 4º domingo en el que el Evangelio nos propone a María como modelo a imitar.
Lucas 1, 39-45: “En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito. «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!...”
El Evangelio nos relata la experiencia de María por el que después del encuentro con Dios en el que recibe la noticia que el Espíritu Santo la cubrirá y concebirá en su seno al Hijo de Dios, ella quedó tan llena de Dios, tan abrumada, tan feliz, que la reacción inmediata fue la de ponerse en acción a compartir con su prima Isabel la alegría de lo que ella había recibido; ponerse en acción a ayudar en lo que su prima Isabel necesitara, pues era mayor y había quedado también embarazada; ponerse en acción…
La actitud más cómoda del cristiano es la de estar parado, nos cuesta mucho el compromiso, el voluntariado, el ofrecernos para el servicio. El sospecha al que dirán nos paraliza, el miedo a “no vaya a ser que me líen”, la sospecha de que me van a liar…
El otro día hablaba con una persona a la que habíamos ayuda para organizar las cosas de la Iglesia y me contaba que alguien en torno a su familia le decía: “A ti te veo mucho liarte con cosas de la Iglesia, que te van a atrapar…” Pero luego esta persona me decía: “Mira, yo nunca había estado involucrado en cosas de Iglesia, me parecía un tostón, pero si te soy sincero desde que os he conocido esto me gusta.”
Así es, cuando uno va teniendo experiencia de un encuentro con el amor de Dios, cuando uno goza de la alegría de la fe, uno no puede más que ponerse en acción… como María. Lucas 1, 39-45: “En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá… Es preciosa la expresión: “María se puso en camino”. El encuentro con Dios dinamiza al hombre, la experiencia de la oración pone en marcha a la persona. Nuestro Dios es un Dios vivo que hace vibrar el corazón del hombre, que nos pone en marcha, que nos pone en camino.
La experiencia de tantos santos que desde el encuentro con Cristo en la oración les llevaba a ponerse en camino. Son experiencias visiblemente extraordinarias para que las tengamos como punto de referencia. La Madre Teresa de Calcuta, el 10 de septiembre de 1946, mientras viajaba en tren desde Calcuta a Darjeeling para hacer su retiro anual, recibió su "inspiración", su "llamada dentro de una llamada." Aquél día, de una manera que ella nunca explicaría, la sed de amor y almas de Jesús se apoderó de su corazón y el deseo de saciar Su sed se convirtió en la fuerza motriz de su vida. Madre Teresa se puso en camino.
Pero también reconozco que hay situaciones que oramos y que no conseguimos mover un dedo, que quedamos un tanto paralizados… hablaba hace unas semanas con un amigo que se estaba separando con 3 niñas. La mujer estaba metiendo veneno en las hijas en contra del padre. El me decía que tenía que hablar con ellas de la situación, hablar con objetividad pues lo que la madre decía no era del todo verdad ni justo. Pero me contaba que pasaban los días y que no podía, que se bloqueaba. Me decía que le pedía a Dios la ayuda y que no le salía.
Hay tantas situaciones que nos paralizan… yo también lo veo en mi propia experiencia. Pero lo que he descubierto en mi vida es que estas situaciones de bloqueo no pueden ser fuente de desanimo o tirar la toalla, sino un empuje para mayor oración, para mayor confianza, para mayor abandono en Dios, confiando que Él nos dará la fuerza en el momento debido; Dios sabe el cuando, nosotros seguimos pidiendo, seguimos poniendo de nuestra parte, seguimos poniéndonos en acción en lo que podamos.
Hace meses una mujer, alto directivo de un banco, me decía que a pesar de su deseo no encontraba el tiempo para orar. Sus tres hijos, la casa, el trabajo, los viajes al extranjero, el marido… no había forma. Yo le dije que Dios nos pedía a todos orar, pero no como una carga. Le pregunté que entendía por oración. Ella me respondió que 30 min pausados, el rezo centrado del rosario, etc. como los había hecho en algunos retiros que había ido. Estaba bloqueada pues no conseguía repetir el mismo modelo de oración. Le dije: veamos con creatividad como podemos sacar momentos durante el día para orar. ¿Por qué no rezas los 5 misterios repartidos durante el día? Por la mañana, en el coche, a medio día, acostando a los niños… ¿Por qué no escuchas el evangelio en el coche en una aplicación que se llama “rezando voy”? ¿Qué tal 5 min justo al levantarte de dar gracias a Dios por el nuevo día? ¿Una visita de 5 min a alguna Iglesia que te pille de camino al regreso a casa?... a esta mujer se le iluminaros los ojos… Todo es ponerse en acción en la medida de mis posibilidades, el resto lo irá poniendo el Señor.
Os recomiendo una oración que a mi me ayuda mucho para ponerse en acción:
“Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que si puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia. Así sea.”

16 dic 2012

III Adviento ciclo C - REFLEXION Evangelio Semanal


La marca cristiana: "la alegría en acción"
(P. Luis J. Tamayo)

Estamos en el tercer domingo de Adviento, domingo que en la Liturgia tiene un nombre específico: Domingo de Gaudete. Recibe ese nombre por la primera palabra en latín de la antífona de entrada, que dice: Gaudéte in Domino semper: íterum dico, gaudéte. (Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres). La antífona está tomada de la carta paulina a los filipenses (Flp. 4, 4-5), que sigue diciendo Dominus prope este (el Señor está cerca). Y efectivamente, en este tercer domingo, que marca la mitad del Adviento, la Iglesia no invita ya a los fieles meramente a adorar "al Señor que va a venir", sino que les llama a un culto y saludo de alegría porque "el Señor está cerca y al alcance de la mano".
Veamos como las dos primeras lecturas y el salmo hacen referencia a esta alegría que supone que el Señor está ya muy cerca:
- 1ra Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18ª: Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.”
- Antífona del salmo responsorial Is 12, 2-6: “Gritad jubilosos: Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.”
- 2da Lectura de San Pablo a los Filipenses 4, 4-7:Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.”
En resumen, la alegría ha de ser la actitud que marca esta tercera semana de Adviento. Pero retomamos el hilo conductor de las homilías de estos domingos de Adviento; y si bien recordamos hacíamos la insistencia de poner en práctica algo que nos ayudara a vivir el Adviento de una forma más consciente preparándonos para la Navidad: el 1er domingo hablamos de poner en práctica una oración para pedir fortaleza para vivir este tiempo de Adviento de forma especial, pidiéndole constantemente a Dios el regalo de estar atentos a este tiempo de preparación. El 2do domingo hablamos de una preparación más interior, a través de actos de humildad interior (por ejemplo: renunciar al consumismo que la sociedad invita en estas fechas; renunciar a alimentar ambientes de tensión, etc). Este 3er domingo, la propuesta de hoy es algo más externo: El Evangelio de hoy (Lucas 3, 10-18) nos propone hacer pequeños actos de caridad pero desde un tono de alegría como hemos subrayado al inicio.
El Evangelio de San Lucas (3, 10-18) leemos como la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué hacemos?» Él contestó: «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.» Por segunda vez vuelven a preguntar: «Maestro, ¿qué hacemos nosotros?» Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido.»; y por tercera vez preguntan de nuevo: «¿Qué hacemos nosotros?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie...»
Son tres veces que hacen la misma pregunta: ¿Qué hacemos?. El contexto de aquel momento era que Juan predicaba el prepararse a la venida del Mesías; claro, los otros preguntaban que podían hacer para prepararse para tal venida. Juan, en su autoridad de profeta, en las tres ocasiones invita a hacer actos de caridad.
Juan no dice: sentaos y esperad!, ni dice: organizad una gran evento para su llegada… sino que invita a la acción: “repartir con el que no tiene, no exigir y vivir con paciencia, y la tercera respuesta es no aprovecharse de nadie para vivir en la generosidad. Juan propone la acción como forma de preparar la llegada del Mesías. Y es que la caridad cristiana es acción, pero con la marca cristiana que es la alegría.
Uno pudiera preguntarse para esta tercera semana: ¿qué actos de caridad pudiera yo hacer desde la alegría? Y quizás, no sería tanto hacer cosas nuevas, sino hacer lo de siempre pero con amor y con alegría. Recoger la ropa sucia de la familia con una sonrisa de oreja a oreja. Lavar los platos cantando villancicos. Dar limosna desde el consuelo. Dando las gracias con un beso. Ofrecerse a hacer un favor con agrado. Proponer juegos de mesa para reír en familia, etc.
Estas Navidades pide el ponernos en acción para que sean distintas, y cuantas cosas podemos hacer dejando la marca cristiana: la alegría y el amor. 

3rd Sunday of Advent, Year C - REFLECTION Sunday´s Gospel,


Rejoice! - a commandment
(Fr. James McTavish)

Zeph 3:14-18a Isa 12:2-3, 4bcd, 5-6 Phil 4:4-7 Luke 3:10-18

At the moment I am teaching Catholic morality. Often when we think of morality what comes to mind are a set of rules and regulations, do and don’ts (and mostly don’ts!). How interesting to note what we are commanded to do on this Sunday of Advent, which is commonly known as gaudete Sunday, is to ...rejoice! This is a commandment.

In the first reading of the prophet Zephaniah we have. Shout for joy, sing joyfully, be glad and exult with all your heart!” Wow! Let’s party! It is a time to be joyful. What can be the reason of our joy? Thinking of the gifts we will receive? Usually we enjoy them for a while but then later we lose interest. Thinking of all the nice food we will eat? Yes, but we also know that in January we have to begin the year with a diet! There are many things that happen to us every day that can make us really joyful like last night, for me to see two missionaries in my community in the chapel late at night preparing the Word of God in Chinese for a retreat they will give today. I was so happy to see them there dedicated to the Word of God. How great is this! We are called to share the Word of God in another language, helping prepare a way for the coming of the Lord. That is why we pray, “Maranatha, Come, Lord Jesus!” As soon he will, so scripture tells us: “The LORD, your God, is in your midst, a mighty saviour; he will rejoice over you with gladness, and renew you in his love, he will sing joyfully because of you, as one sings at festivals.” (Zephaniah 3:14-18a).

St Paul in the second reading continues this theme of joy: “Brothers and sisters: Rejoice in the Lord always. I shall say it again: rejoice!” Sometimes we find it hard to rejoice because we have many worries. In one moment this week I found myself burdened with anxiety about all the things I had to do. I was taking myself a bit too seriously. Sometimes we have genuine concerns but at other times it can be because we give ourselves too much importance, we can feel that we are the only ones doing anything. We are reminded: “The Lord is near. Have no anxiety at all, but in everything, by prayer and petition, with thanksgiving, make your requests known to God. Then the peace of God that surpasses all understanding will guard your hearts and minds in Christ Jesus.” (Philippians 4:4-7). Present all your worries to the Lord. Don’t say to God that you have a big problem but say to your problem you have a big God! Then we will experience that peace that only Christ, the Prince of Peace, can bring.

Our preparation for the coming of the Lord is not only manifested interiorly but also exteriorly. All the people were asking John the Baptist that important question, “What should we do?” What shall we do for Christmas to really prepare our lives for his coming? John gives them some advice; “Whoever has two cloaks should share with the person who has none” (Luke 3:10-18). St Basil the Great said, “The coat, which you guard in your locked storage-chests, belongs to the naked; the footwear mouldering in your closet belongs to those without shoes.” Of course it is not enough to know these things but to put them into practice so this morning I checked through my closet. I only have one pair of shoes but I did find 4 shirts that I don’t use, so I washed them and tomorrow will give them to a nearby congregation of sisters who will distribute them to the poor who live near us. It is scandalous that many Christians are living in excess yet so many have nothing. “Luxury corrupts more than poverty,” my African friend told me.

To the tax collectors John said “Exact no more than your rate,” which is not only good advice for taxi drivers but for all Christians in business. One insurance representative in Manila told me she could not pay money as compensation for the flood victims because the flooding is classified as: “an act of God.” In fact many here agree that it was “an act of man” as due to corrupt use of government funds there are no proper drainage systems in place. I told her not to hide behind the letter of the law, as doing so can even be a cover for greed, but to do what is just and right in her conscience, where God speaks and in following it lies our very dignity.

To the soldiers, John said, “Do not practice extortion, do not falsely accuse anyone, and be satisfied with your wages.” How many workers in rich countries complain about their pay! How many times we practice extortion to get our own way! Come, Lord Jesus and save us. Let us be like John the Baptist, helping to prepare the way of the Lord in the lives of many people. Sometimes we feel ill-prepared, and it is true we need to prepare our own lives first so often we desire to wait until we are more perfect. When will that be?! Even John was not perfect. Theologically he was announcing a salvation of wrath and repentance when in fact the Lord came wrapped in swaddling clothes and lying in a manger announcing a message of mercy and compassion. We should just do what we can, knowing, as John did, that one greater than us is coming. He is so great that our imperfections will not stop his arrival but then again he needs us to help prepare the way in the lives of many. May this be our great joy. Rejoice, we all have a mission and there is work to be done. Don’t be anxious, the Lord is near. He is coming soon. Let us help prepare for his coming. Amen.

9 dic 2012

II Adviento, REFLEXION Evangelio Semanal


Preparad el camino del Señor 
P. Luis Jose Tamayo

El domingo pasado, primer domingo de Adviento, explicábamos como el tiempo de “Adviento” es un tiempo privilegiado que nos ofrece la Iglesia para prepararnos para acoger al que “ha de venir”. Un tiempo de preparación para la Natividad de Jesús.
En los cuatro Evangelios que vamos a leer en estos domingos de Adviento encontramos actitudes que nos pueden ayudar a preparar la venida de Jesús:  La propuesta que leíamos del Evangelio pasado era la de vivir la semana haciendo una oración de perseverancia. Decía el Evangelio: “Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza” (Lc 21, 34-36) Os proponía lo de las jaculatorias a lo largo del día con pequeñas oraciones pidiendo fuerza, paciencia, etc.
En este 2º domingo, la propuesta del Evangelio (Lc 3, 1-6) es la de preparar el camino al Señor desde un nivel más interior. Muchos santos ya hablaban que el Señor hoy quiere nacer en el corazón de cada fiel. Por eso, sería una pena que todo este tiempo de preparación a la Navidad se nos escapara sólo pensando en la preparación de las compras, los regalos y la comida… esto claro que es importante: tener un detalle, organizar la comida familiar, pero no es la esencia de la Navidad. La razón de la Navidad es que Jesús viene y desea encontrar tu corazón preparado para venir a tu vida.
La Palabra de este Domingo nos invita a vivir esta segunda semana de Adviento con la conciencia de hacer pequeños actos de humildad interior. Y digo con conciencia, pues es necesario mantenerse bien despierto sabiendo que estoy preparando un tiempo especial. Hoy día con todo el bombardeo de los comercios y publicidad, no es fácil crear un ambiente interior y exterior de poner a Jesús como protagonista en este tiempo. A veces no es problema de fuera, sino un exceso deseo de vanidad por querer quedar bien delante de los otros, un exceso deseo de consumismo…
El Evangelio de hoy toma del profeta Isaías estas palabras: «Una voz grita en el desierto: 
Preparad el camino del Señor, 
allanad sus senderos; 
elévense los valles, 
desciendan los montes y colinas; 
que lo torcido se enderece, 
lo escabroso se iguale. 
Y todos verán la salvación de Dios.» De este texto podemos extraer iniciativas que nos ayudan a preparar el corazón para acoger a Jesús con pequeños actos de humildad. Allanad las sendas del orgullo para crear caminos de diálogo; descended los montes de la arrogancia que crean división; enderezar actitudes torcidas y que lo escabroso se iguale.
Hace unos días un amigo me comentaba que al empezar una discusión con su mujer, intuía que si entraba a de lleno iban a estallar los dos a gritos. Interiormente, se daba cuenta que la situación iba a peor, así que me contaba: consciente de la situación, tome la decisión de retirarme a la cocina y allí calmarme y esperar a que pasara la tormenta. Estos son pequeños actos conscientes de humildad de renunciar al orgullo para allanar los caminos de una mejor comunicación.
La Escritura nos propone como otro camino para preparar la venida del Señor ese esfuerzo por “enderezar costumbres torcidas“. Cuantas oportunidades se nos presentan!! Por ejemplo, la puntualidad en una cita, llegar a la Misa dominical a tiempo. Otro ejemplo: la crítica, poder sujetarme la lengua a tiempo cuando quiero hablar mal de alguien. No es fácil. Por eso hay que pedirle al Señor que lo torcido se enderece: Señor ayúdame a dominarme. Todo esto son pequeños actos de humildad interior, de vencerse interiormente y no dar sitio al orgullo, sino pedir un corazón limpio y humilde donde Jesús puede hacerse un sitio.
Ahora estas navidades con los niños en casa todo el día por las vacaciones, que fácil es desentenderse y que cansado es el implicarse con ellos. Hacer un acto de humildad y pedir a Dios la fuerza, la creatividad para pasar tiempo con ellos. Cuesta, no es fácil, pero cuando sale es otra forma de dejar nacer a Jesús en el corazón de la familia. Delante de todo el consumismo atroz de estas fechas, hay que pedir a Dios la fuerza para ser austeros en estos tiempos de crisis. Dominarse y no gastar sino hace falta. Pedir lucidez para saber organizarse. Son caminos de descender los montes del consumismo.

Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a preparar la venida del Señor en esta segunda semana de Adviento de una forma consciente con actos de humildad.

8 dic 2012

2nd Sunday of Advent, Year C


Prepare for his coming!
(Fr. James McTavish)

Bar 5:1-9 Ps 126:1-2a, 2b-3, 4-5, 6 Phil 1:4-6, 8-11 Luke 3:1-6

One day this week I was feeling a bit discouraged and sad as I could not work out what the Lord was asking from me. In a moment of prayer I was telling Jesus that I felt disheartened.  The first line of the first reading of today helped me - “Jerusalem, take off your robe of mourning and misery; put on the splendour of glory from God forever” (Baruch 5:1). It was Jesus himself responding to my prayer, telling me to cheer up, to be patient “as we wait in joyful hope for the coming of our Saviour Jesus Christ” as we say in every mass. Sure enough after a few days things became much clearer and I felt enlightened.

The psalmist today proclaims: “The Lord worked marvels for us, indeed we were glad” (Psalm 126). Something essential for every one of us is to recognize these little marvels that God works in our lives. What little marvels has the Lord worked in your life this week? Can you answer that question? Stop for a moment. Don’t be in such a rush. What wonders is God working in your life? Many people in our world of today are seeking only the big wonders. But if we fail to spot the obvious little wonders of every day do you really think we will spot the big ones? As G. K. Chesterton commented, The world will never starve for want of wonders, but for want of wonder.”

This week a priest friend shared to me the wonderful thing God did in the life of his family recently. He is a missionary and thus is far from his own country and family. His father fell fatally sick and was about to die. The priest asked the family to put the cell phone next to his semi-comatose father’s ear and said to him “Don’t die. Please hang on. I will be there in one day.” His father hung on to life, even surviving a cardiac arrest. The priest arrived and was able to be with his father, who actually went on to make a full recovery. Many staff in the hospital were amazed at his recuperation. The priest said to his dad, “If you want, I will stay at home from now on.” Do you know what his dad replied from his hospital bed? “No son, the Lord has entrusted you a mission. Go and fulfil your mission.”

Well we can reply, what about the many who don’t recover? That is why I said go and discover the wonders God is doing in your own life first or you will never be convinced, even if a man came back to from the dead!!!

Come, Lord Jesus, come into the world as light. Two thousand years ago the light came but was rejected by many. John the evangelist reminds us, “He came among his own but his own did not welcome him” (John 1:11). Before, they did not recognize him as a little baby wrapped in swaddling clothes and lying in a manger, and still today, many times we do not recognize the Lord’s coming in the preaching of the word of God, in the smile of another, in a kind word. How much the world of today needs us to be like John the Baptist! Yes - to prepare the way of the Lord. In today’s gospel, from St Luke, we hear the prophet announcing: “A voice of one crying out in the desert: ‘Prepare the way of the Lord, make straight his paths. Every valley shall be filled and every mountain and hill shall be made low. The winding roads shall be made straight, and the rough ways made smooth, and all flesh shall see the salvation of God.’” (Luke 3:1-6).

This is the task of every Christian, to prepare the way for the coming of the Lord. How can we do that? One young woman was sharing her experience in the office. A workmate was flirting with many men. She told the woman that she did not think it was right to play around with the feelings of others. At first the other woman just laughed but then the girl said “You are playing around because your heart is empty.” Later on the colleague thanked her for being so honest with her and came to realize that her truly her heart was empty as she was lacking the love of Christ.

Many Christians are growing in their sensitivity to the Word of God. The Word did not only come to John the Baptist but to many Christians who are trying to cultivate that loving friendship with Christ. Sometimes we doubt that our lives can really be of help to Jesus and his mission. Perhaps our lives are a little chaotic, maybe spiritually barren or deserted. Even we can feel that our life is a bit too wild. But the word comes to John when he is in the desert! When he is in the WILD-erness! The Word does not only come to those souls that are pure, holy and in order. Where did the Word choose to be born 2000 years ago? In a sterile and clean incubator of Jerusalem Maternity hospital where everything was under control and in good order? Or was it not in a cold, damp, dark manger, which was a bit smelly and full of wild animals? That encourages me so much! Lord, there is room in my heart for you. Please be born in the manger of my heart this Christmas!

Let us make the most of this time of preparation. May we become more and more in love with our mission to prepare the way of the Lord in the life of many of our brothers and sisters. Let us ask for the intercession of St John the Baptist, that we too can be these voices in the wilderness helping prepare the way of the Lord in the life of many people. Amen.