Mostrando entradas con la etiqueta Adviento 11. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Adviento 11. Mostrar todas las entradas

19 dic 2011

Adviento IV

Adviento IV: María - Escuela de la acción
P. Luis José Tamayo

Lucas 1,26-38: En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús... Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra… para Dios nada hay imposible.» María contestó: «…hágase en mí según tu palabra.»

Estamos en la cuarta semana de adviento. Adviento, venimos diciendo, no es sólo un tiempo litúrgico sino que es una escuela de vida.

A lo largo de la historia siempre ha habido entre el mogollón personas que han despuntado, que han destacado, pero no por su super inteligencia, o por su dinero, sino por su audacia, bravura y coraje para ser coherentes con algo que entendieron. Personas que sabían que debían dar un paso al frente, hombres y mujeres que sentían desde lo profundo del corazón el empuje a cambiar algo, a ser coherente con lo que creían, a arrimar un hombro, a extender una mano, a defender algo. Personas que hicieron un primer movimiento que desencadenó un cambio más grande, que pudieron despertar la conciencia de tantos otros que pensaban lo mismo y no se atrevían.

María, la Virgen, fue una de estas personas. Le echó coraje, le puso agallas, se lanzó a una aventura que por sus propias fuerzas no hubiera podido… ¿Qué hizo? descubrir que desde lo profundo de su corazón Dios le estaba pidiendo algo muy grande y lanzarse a ello. Por su “si” dio comienzo toda una historia de amor entre Dios y el hombre. Por su fidelidad hasta el final, María abrió el camino para que Dios salvara al hombre.

Los sueños son siempre de gran altura. ¿quién no ha soñado por un mundo más justo? ¿quién no ha soñado con hacer una gran labor social? ¿quién no ha soñado con tomar la iniciativa y ser coherente con lo que uno piensa?

Albert, un filipino, decidió nunca más copiar en un examen, se definió por la honestidad. Ana Frank, una niña judía de 13 años, que durante las primeras persecuciones nazis, se compromete a escribir sus reflexiones en un diario, su diario fue esperanza para muchos perseguidos. Gandi, un indio, que decidió que la paz y el amor eran las mejores armas para luchar por los derechos de los suyos. Madre Teresa, una albanesa, entiende el servir a los más pobres entre los pobres. Martin Luther, un negro americano, se moviliza para defender la igualdad en la dignidad de los de color…

Todos tienen algo en común con María… el motor a ese primer paso a delante nació del corazón, nació de un impulso del amor de Dios a realizar con coraje y valentía una acción que pronto provocaría una reacción en cadena… el poder de una persona es impresionante para cambiar algo, por pequeño que sea. El poder de uno + uno + uno + uno… es aún más poderoso para cambiar una sociedad. Todos tenemos ese poder para cambiar algo…

Y tu? Que sueños tienes? Que crees que puedes hacer? En que vas a utilizar el poder de cambiar que se le ha dado a tu vida?

11 dic 2011

Adviento III

Adviento: Escuela de la LUZ; aprender a ser testigo de la LUZ

P. Luis J. Tamayo

La luz es el símbolo de la Navidad. El viernes noche salí a dar un paseo por la ciudad, quería ver las luces navideñas, respirar un poco de ese ambiente navideño que invade las ciudades en estos días. El gran símbolo de estos días son las luces que adornan toda la ciudad. La luz es el símbolo de la Navidad. ¿Por qué? El día de Navidad lleva consigo el solsticio (el solsticio de invierno, celebraba el regreso del Sol, en especial en las culturas romana y celta: a partir de esta fecha, los días empezaban a alargarse, y esto se asociaba a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba encendiendo fuegos. Posteriormente, la Iglesia Católica decidió situar en una fecha cercana, el 25 de diciembre, la Natividad de Jesucristo, dándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y la luz en el mundo).

El Evangelio de hoy nos habla de esta invitación a aprender a ser testigos de la LUZ para este mundo como modo, no ya de prepararnos nosotros, sino de preparar a este mundo a la venida de Navidad. El evangelio habla de Juan el Bautista como el precursor del Señor, el que preparó el camino del Señor… gritaba: allanad los caminos, preparad el camino al Señor. Juan 1, 6-8. 19-28: Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan, éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

Testigos de la luz… que expresión tan bonita. Ya no son luces electricas las que iluminan a las gentes de una ciudad, sino cada uno de nosotros que con nuestras vidas y nuestra obras somos testigos de la luz. Jesús ya nos lo dijo: Estamos llamados a “ser luz del mundo, ser sal de la tierra” (Mt 5, 13-14). Esta tercera semana de Adviento, la invitación ya no es la de prepararnos, sino la de preparar al mundo para la llegada del Señor. Tanta gente que también tiene derecho a conocer al Señor... Ser testigos del que ha de venir.

¿Cómo ser testigo de la Luz? Tanto en la Primera como en la Segunda lectura tenemos unas cuantas ideas… léelo, medítalo y saca tus propias conclusiones para tu vida.

La carta a los Tesalonicenses 5,16-24 Pablo dice tres cosas importantísimas: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión. Son tres claves fundamentales para el cristiano… la alegría, la gratitud y la oración… vivir esto es ser testigo de la Luz.

Estad siempre alegres”. Dicen que “un cristiano triste es un triste cristiano”. ¿Sabes del poder de una sonrisa? Es capaz de conquistar el corazón de cualquier persona… sino que se lo digan a una abuela cuando un nieto le hace una carantoña con una sonrisa… la abuela se deshace.

A mi me encanta sonreir. El otro día fui a hacer una gestión a hacienda, la mujer que me atendía en el mostrador tenía una cara terrible… no era cara de haber tenido un mal día, pues era primera hora de la mañana, eso ya venía de años… Me dio unas explicaciones de mala gana. Yo me alteré un poco, pero no quise dejarme llevar por la hostilidad, sino que la sonreí y la volví a pedir con buenos modales y una gran sonrisa en la cara: Por favor, ¿sería usted tan amable de volverme a repetir a donde tengo que ir y que papel necesito? La mujer, bajó los humos… y me lo dijo de buenas maneras… al final la dije: ha sido usted muy amable, se la agradezco mucho. La despedí con una gran sonrisa, y con ganas de darla un beso… no la guiñé el ojo para no llevar a malos entendidos. El poder de una sonrisa, de una alegría…

Tesalonicenses 5,16-24: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad.

Isaías 61,1-2a.10-11: Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios.

3 dic 2011

Adviento II

Adviento: Escuela de esperanza.

P. Luis J. Tamayo

Estamos en la segunda semana de Adviento. Si el Domingo pasado la invitación del Evangelio iba encaminado a dedicar este tiempo de Adviento a la ‘preparación’, a ‘estar en vela’, ‘despiertos’, es decir, ir creando una disposición en nosotros que nos ayude a preparar la venida del Señor en la Navidad; este segundo domingo la invitación es a vivir este tiempo de Adviento desde la ‘esperanza’.

Debiéramos descubrir que el Aviento, más allá de un tiempo en el calendario litúrgico, es una actitud, es una forma de vida, es el modo del ser cristiano. El Adviento es esperanza.

El Dios de los cristianos es el Dios de la esperanza… esperamos aquello que nos ha prometido. San Pablo (Carta a los Romanos 8, 24-25) dice: ‘Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no es esperanza, ¿a caso se puede esperar lo que ya se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia’. Y Pablo concluye: ‘solamente en la esperanza estamos salvados’.

La pregunta que surge es ¿de donde brota la esperanza cristiana? La respuesta es: De las promesas de Dios. El Dios de Jesús es el Dios de las promesas. Y ¿dónde encontramos esas promesas? En las Sagradas Escrituras. Una de los grandes regalos donde todos podemos anclar la vida es en la Escritura. La Palabra de Dios es palabra segura, palabra que no falla. Es la garantía de un Dios que se compromete por escrito lo que ha de cumplir. La Escritura es donde quedan las promesas escritas.

Dice el Evangelio de hoy: “Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino” (Marcos 1, 1-8). Y efectivamente luego se cumplió la profecía… Juan el Bautista fue el precursor de Jesús, el que preparó el camino al Señor. Y así tantas otras promesas… El nacimiento del Mesías, que nacería de una mujer, que sería Salvador por los caminos de la humildad… todo eso ya estaba escrito antes de que aconteciera. Es a posteriori que los discípulos se fueron dando cuenta de que todo estaba dicho, que en las ‘Promesas’ de Dios.

Benedicto XVI nos lo dice en este Adviento, el dinero se esfuma, no es algo sólido donde apoyarse… sólo las promesas de Dios son eternas, perduran en el tiempo. Y éstas las encontramos en la Palabra de Dios, y son las que nos salvan, las que nos confirman en la fe.

En tiempos de soledad: ‘Yo soy tu Dios y tu eres mi hijo amado’; ‘Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos’.

En tiempos de enfermedad: ‘Yo soy el Dios del consuelo’; ‘Yo enjugaré tus lágrimas’.

En tiempos de cansancio: ‘Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados pues mi yugo es suave y ligero.’

En tiempos de servicio a los demás: “Hay más felicidad en dar que en recibir”

La esperaza se alimenta a base de apoyarse en la Palabra de Dios, a base de poner la confianza en estas Palabras… Cielo y tierra pasarán, más mi Palabra no pasará (Mt24, 35). La palabra del hombre falla, la de Dios se cumple… cuantas veces hemos puesto nuestra confianza en alguna promesa hecha por hombres y al final no la han llevado a cabo… sin embargo Dios no es así. Su promesa es fiel, su Palabra se cumple, por eso podemos poner nuestra esperanza en él. La esperanza no es que se haga lo que yo quiero (esto es manipulación), sino que aunque me pegue con Dios por conseguir lo que estimo oportuno y poner para ello todos los medios, pero ceder en que se haga su voluntad y creer que ésta es lo mejor. Jesús en su oración de Getsemaní tuvo su “rifi-rafe” con el Padre… aparta de mi este caliz… pero no mi voluntad sino la tuya.

Conocí a la fundadora de una congregación de laicos y me decía que su oración se parecía más a una lucha libre que a algo pacífico y sereno. Pero al final la paz llegaba al ponerse en la confianza de que Dios guía los senderos de la vida… y para bien. Para el hombre no es fácil… como me decía un amigo recientemente y muy clarito: “es jodido”… Por eso el Adviento ha de ser escuela, ha de ser tiempo de aprendizaje, es aprender a poner la confianza en Dios.

Para nosotros mirar a María también es escuela de esperanza: ella esperaba como todo el pueblo de Israel en un Mesías, en un salvador, lo esperaba con anhelo, pues veía la opresión que vivía su pueblo… abierta a Dios, en oración, dijo: “hágase según tu Palabra”… pero escudriñando el diálogo podemos ver que le salieron algunos “peros”… ¿cómo yo una humilde mujer de pueblo?... ¿Cómo yo? Pero si no estoy casada…

Las preguntas que nos podíamos hacer son: ¿Alimento mi esperanza en la Palabra de Dios? ¿dónde pongo mi esperanza? ¿en donde me apoyo día a día?

Adviento I


Adviento: escuela de preparación
P. Luis J. Tamayo

Marcos 13, 33-37: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!».

Damos comienzo al Adviento.El hombre necesita de pequeñas metas para darse cuenta de que avanza en el tiempo. Cuando abrimos y cerramos capítulos uno experimenta la progresión, que camina, que avanza, y eso alimenta la esperanza. No hay nada mas tedioso que el verse dando círculos sin termino, "mareando la perdiz", "callejón sin salida", etc. Todo túnel necesita de un final, de un destello de luz al final del camino.
La psicología del mercado lo ve muy bien. Las estaciones o temporadas las marcan con mucha publicidad para animarnos a comprar como los grandes establecimientos. Yo que he vivido en Filipinas, al ser un país tropical el clima prácticamente es invariable en todo el año, y no da la sensación de que te mueves, pues llegan las Navidades y sigues en manga corta.
La Iglesia tiene momentos fuertes, lo que llama "TIEMPOS": tiempo ordinario, tiempo de adviento, tiempo de Navidad, tiempo de Cuaresma, semana Santa y tiempo de Pascua. Nos movemos, cada año es lo mismo, pero no es lo mismo... Los tiempos litúrgicos no debieran ser lineales, sino espirales que profundizan hacia una experiencia mayor.
Damos comienzo al Adviento. Tiempo de preparación a la llegada del Señor. 4 semanas que nos ayudan a prepararnos para el gran acontecimiento de la historia de la humanidad: el Dios creador del universo, el misterio de Dios escondido tras su gloria... Se revela al hombre en la encarnación, se hace uno de nosotros con su venida al mundo...Es Dios quien viene! Y esto necesita de una preparación... El Adviento es escuela de preparación, de aprender a estar en vela, atentos...
Que no se te pase el prepararte... Cuando viene un niño uno prepara... Pinta la habitación, compra la cuna, elige el vestidito... Cuando viene una visita importante a casa uno hace limpieza, decora con gusto, pone flores visibles... Prepararse para eventos es lo mas normal... Pero estamos acostumbrados a preparar mucho lo externo... Yo me doy cuenta en las comuniones... Los papas se vuelcan a preparar la casa para acoger a los familiares, llaman al restaurante para tener un buen menú... Pero la preparación por dentro es escasa...Te has dado cuenta que se acerca el evento mas trascendental de la historia humana?
Fijate si fue trascendental que marcó la historia en un antes y un después... AC~DC...Nazaret...Que los medios externos nos ayuden a vivir con un mayor significado profundo lo que acontece... Poner las cuatro velas de adviento en casa y haced una oración en familia cada domingo... Poned el Belen juntos en casa, y haced una bendición y oración... que se escuche la petición constante: Señor ayúdanos a estar preparados para no dejar que estas navidades se las lleve el consumismo...