6 ago 2012

REFLEXION Evangelio Semanal


El alimento que perdura para siempre
P. Luis J. Tamayo

El evangelio de hoy (Juan 6, 24-35) desarrolla una escena en la cual el gentío, después de la multiplicación de los panes y peces, va en busca de Jesús… Jesús les hace esta pregunta: ¿por qué venís a mi, por los signos de fe que en mi habéis visto, o por que os di de comer hasta saciaros? 
Juan 6, 24-35: “En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús., Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó: «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre.
La pregunta es muy aguda y os puede ayudar a examinar y purificar más nuestra fe y nuestro seguimiento de Cristo: ¿Por qué nos acercamos a Dios por lo que de Él recibimos o por puro acto de amor y gratuidad? Cuando nos acercamos a Dios ¿por qué lo hacemos? ¿para pedir cosas materiales o necesidades, o por el cariño y la amistad que nos une? Estas son preguntas que uno ha de hacerse.
En este mes de julio que salí de vacaciones a Londres, al despegar el avión, me hice la señal de la cruz. La señora que estaba junto a mí, repitió el mismo gesto, y me dice: “Hay padre, que solo nos acordamos del señor en los omentos de peligro o necesidad!” y luego nuestra conversación se desarrollo en ese sentido, como es verdad que muchas veces cuando las cosas van mal, cuando hay una necesidad, cuando la enfermedad, etc. es cuando más nos acercamos al Señor. La pregunta es: y… ¿cuándo las cosas van bien? ¿cundo no hay necesidades? Desgraciadamente es cuando más nos olvidamos del Señor. Nos cuesta saber “estar gratuitamente” con el Señor simplemente por el cariño o el amor que le podeos tener, más allá de acercarnos a Él sólo por nuestras necesidades.
Hace años, cuando mi abuela estaba ya en sus últimos momentos, recuerdo que el abuelo pasaba horas junto a la cabecera de la abuela en el hospital, de forma gratuita, pues de ella no recibía nada, estaba ya inconsciente. No había una mirada, una palabra, un agradecimiento ni un gesto. Era “estar” con ella por amor, simplemente “estar”. Esto es muy importante sobre todo cuando hablamos de la oración, pues esos momentos delante del santísimo que parecen vacíos, donde no hay resultados visibles, uno simplemente está con el Señor por pura gratuidad.
Nuestra oración ha de dar pasos de pasar de sólo nuestras propias necesidades a ensanchar el corazón y adentrarnos en una oración por las necesidades de los demás, de la iglesia, por las intenciones del Papa, por la unidad de los cristianos, por la paz entre los hombres. Salir de, exclusivamente, mis propias necesidades y ensanchar el corazón mirando por las necesidades de los demás.
Pero cuando Jesús dice: “Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”, uno podría también examinar si en su oración también incluye como lo más importante, no sólo lo material, sino aquello que perdura para la vida eterna: “Señor, incrementa mi fe; Señor, ensancha mi capacidad de amar; Señor, te pido saber perdonar; Señor, regálame ser más generoso de corazón.” Ya no son peticiones al Señor que se centran en bienes materiales, sino aquellas que incluyen bienes espirituales que nos ayudan a crecer en nuestra vida espiritual para poder responder a nuestra vocación cristiana de forma más madura.

1 jul 2012

REFLEXION Evangelio Semanal



¿Para que te molestas? (P. Luis J. Tamayo)


Marcos 5, 21-24. 35b-43: Jairo se echó a los pies de Jesús rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.» Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente. Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar.

Esto no tiene solución, ¿para que te molestas? ¿para que te molestas en buscar una solución? ¿para que te molestas en rezar?
Tirar la toalla es lo más fácil. Dejar de luchar es muchas veces lo más cómodo, es decir, al final dejarse inundar y llevar por la desesperanza es el ambiente que más prima en nuestra sociedad.
Ayer se acercó una chica inmigrante a hablar conmigo. Contaba que tenía a sus hijos en su país de origen. Cuantos casos conocemos de estos. Ella, contaba que había trabajado en casas, pero que buscaba trabajar para ancianos, pues descubría ahí su llamada ya que encajaba con su perfil, suave de carácter, alegre, habladora, cariñosa con los mayores, con dotes de cuidadora. Me contaba que había estado en varias residencias de ancianos buscando trabajo pero que como no tenía la formación apropiada no podía trabajar. Y me decía: es que no tiro la toalla, es que estoy dispuesta a estudiar lo que haga falta para poder trabajar en este campo que me gusta.
Me llamó la atención esa fuerza con la que hablaba… no eludiendo la dura realidad de lo que supone vivir fuera de su país, la soledad, la distancia, el ser extranjero, etc. En esta persona y en muchas otras situaciones similares  se repite la frase del Evangelio: Esto no tiene solución, ¿para que te molestas? ¿para que te molestas en buscar una solución? ¿para que te molestas en rezar?
¿A caso no nos hemos encontrado en situaciones similares?
Cuando yo no tengo una mirada esperanzadora es un esfuerzo el ponerse ene el lugar de Jesús y ver la situación desde sus ojos: Jesús, y ¿tú que dices de esto? Según el Evangelio de Marcos Jesús delante de esa situación, aparentemente sin solución, le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.» Esta es la mirada de Jesús, la esperanza contra toda esperanza. Y a pesar de la contrariedad del ambiente, Jesús insite: “Jesús encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él.” Es importantísimo anclarse en la mirada de Jesús, pues el ambiente pesimista en el que vivimos es muy pesado, y todo invita a tirar la toalla. Jesús lucha contra el ambiente. Jesús tiene siempre una mirada de posibilidades… Esta es la llamada para todo cristiano, vivir en la esperanza! Ser testigos de esperanza! como Abraham...
“Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.” (Romanos 4:18; Gn 15:5)

17 jun 2012

REFLEXION Evangelio Semanal,

A nosotros nos toca sembrar 

Mc 4, 26-34: “En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".
El desánimo, como su mismo nombre indica, es una enfermedad del alma (sin ánima): por motivos muy diversos, el ser humano puede experimentar que se le desinfla el alma, que pierde el ánimo, el aliento interior que le hace caminar, luchar por lo que cree, superar dificultades. Se tiene entonces la impresión de que esa lucha es inútil, que ese camino no conduce a ninguna parte, que las dificultades son más fuertes que nosotros.
El desánimo surge por esta mentalidad de la eficacia que tan arraigada esta entre nosotros. Queremos ver resultados ya, de inmediato, de todo lo que hacemos. Pero no por que más apriete la manzana quiere decir que madure antes… todo tiene su tiempo y su momento. A nosotros nos toca sembrar, plantar y regar, pero es a Dios en su momento que le toca recoger como y cuando quiera. En nuestro mundo vivimos acostumbrados a los artículos de usar y tirar y que no alcanzamos a hacerlos nuestros. Así sucede con ciertas formas de espiritualidad más o menos de moda que nos prometen  que  nos “sentiremos bien” enseguida, o que tendremos éxito social, y en las que es difícil discernir la verdadera espiritualidad de la mera higiene mental.
El Evangelio de hoy es una parábola contra el desánimo. Con ellas nos está llamando a la confianza en Dios, que es el que ha iniciado la obra buena y que Él mismo llevará a término. La obra buena es la siembra del amor, del servicio, de la semilla de la Palabra. Cuantas veces le gritaré a un hijo: ¿Hasta cuando te lo tengo que repetir? ¿Cuando te vas a enterar de lo que hacen tus padres? La aparente falta de éxito, la exasperante lentitud del amor, tiene que ver con la lógica del mismo, que encuentra en esta imagen agrícola su mejor modelo. Sembrar la semilla y esperar sus frutos es un proceso largo, trabajoso, que requiere mucha paciencia, en el que hay periodos prolongados de aparente esterilidad, en los que “no pasa nada”, en los que “nada se ve”. Nos impacientamos, nos da la impresión de que un gesto de amor sin esperar nada a cambio no da resultados.
¿Tenemos que entender estas palabras de Pablo, y las parábolas de Jesús, como una llamada a la pasividad, a no hacer nada, a esperar sentados? Al contrario. Precisamente el que vive en la confianza no pierde el ánimo y pone manos a la obra; el desanimado es el que baja los brazos. Y es que con nuestras obras podemos favorecer o perjudicar el crecimiento de la semilla: podemos, siguiendo con la imagen agrícola, desbrozar la tierra y eliminar las malas hierbas, podemos regarla y abonarla, podemos, en síntesis, que nuestra tierra acoja favorablemente la semilla de la palabra; pero podemos también actuar de tal forma que la ahogue y le impida crecer: por ejemplo, no haciendo nada; o, todavía peor, sembrando malas semillas. La obra buena iniciada con Dios requiere de nuestra cooperación, la confianza lleva a una esperanza activa, constante, responsable y también a algunas renuncias.
Por ejemplo, también escuchar perseverantemente la Palabra, aunque a veces no la acabemos de entender; asistir con fidelidad a la reunión eucarística, aunque a veces “no nos diga nada”; mantener vivo el vínculo con Dios en la oración, pese a los momentos de sequedad…, son formas de vivir la fe con confianza, esperanza y responsabilidad que siempre acaban dando fruto. Puede ser que esos frutos se nos antojen casi insignificantes, ante la magnitud de los problemas y los poderes del mundo. Pero esa pequeñez insignificante es precisamente a lo que se parece el Reino de Dios: como el arbusto de la semilla de mostaza; no es un árbol (como el árbol grandioso que se describe en la primera lectura, una imagen, tal vez, de nuestros sueños de grandeza), pero es suficiente para que los pájaros puedan anidar en sus ramas y encontrar así sombra y cobijo.

10 jun 2012

Corpus Christi, REFLEXION Evangelio Semanal


La Nueva Alianza: Un capítulo nuevo
Marcos 14, 12-16. 22-26: Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.»
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.»
La Eucaristía abre para nosotros una Nueva Alianza. Jesús lo dice: “Esta es la sangre de la Nueva Alianza…” Es una nueva Alianza.
El Dios del Antiguo Testamento firmó con el pueblo de Israel una Alianza de amor eterno, la firma con la sangre del cordero que cada año tenían que matar y así recordar el Pacto de amor de Dios con su pueblo.
Ahora, en nuestros tiempos, Dios en Jesús, firma una Alianza de amor incondicional y eterno pero ya no con la sangre de un cordero, sino que la sangre del único cordero que es Cristo. Es un único sacrificio valido para siempre. El era el cordero, que en un solo sacrificio se hizo válido para siempre y por todos los tiempos.
Los judíos matan cada año un cordero distinto para recordar. Nosotros conmemoramos un único sacrificio y entrega de amor; Cristo-Cordero es el mismo hoy y siempre que se entrega por amor, por ti y por mi. Por eso es nueva…
¿Cuál es uno de los beneficios de esta Nueva Alianza? La posibilidad de abrir nuevos capítulos en nuestras vidas sostenidos por la esperanza del amor incondicional de Dios.
La Antigua Alianza – quedo expresa en la Ley de Moisés, los 10 mandamientos… la ley que ponía unas normas a no trasgredir: No matarás, no robarás, no tendrás el nombre de Dios en vano, no deshonrarás a tus padres…
La Nueva Alianza – quedó expresada en la Ley del Amor. Cristo no vino a abolir la antigua ley, sino a darla cumplimiento, a superarla. Por que sólo el amor es capaz de hacernos llegar más allá de lo que humanamente seríamos capaces. El amor de Cristo por ti y por mi le llevo ha hacer la mayor locura que es la entrega de su vida… ¿quién que conozcas por amor ha hecho esto por ti?
San Pablo hace una reflexión: La Antigua Alianza – Era el peso de la Ley que condenaba a quien no la cumplía. Si no cumplías quedabas condenado. La ley se convertía en una carga. Sin embargo, La Nueva Alianza – Es el respiro de la Ley del Amor que libera a quien no la cumple, por que ¿quién no tropieza? ¿quién no siente que muchas veces no llega a la altura de la grandeza de ser humano? La Nueva Alianza del Amor da siempre una nueva oportunidad de comienzo.
Es la esperanza de que uno siempre puede comenzar… cerrando capítulos…
Esto es lo que hoy queremos celebrar: El cierre de un capítulo en la historia de nuestra vida, y la apertura de un nuevo capítulo; un capítulo que se abre con esperanza, con ilusión, con fuerza, con la confianza en Dios de que todo cuanto ha acontecido es para el bien de aquellos que ponen su amor en Él.
Un capítulo nuevo que no es hacer ojos ciegos al capítulo pasado, sino que es sólo apoyo para tomar carrerilla hacia delante: Se dice: “Ni un paso atrás, y si hay que darlo es para coger impulso para ir hacia delante”.
Este es el gran regalo de esta Nueva Alianza: La posibilidad de abrir nuevos capítulos en nuestras vidas sostenidos por la esperanza del amor incondicional de Dios. En sus manos siempre hay un nuevo comienzo.

(“todo tiene un buen final, y si lo que vivimos aún no es bueno, es por que aún no hemos llegado al final”. De la película ‘El extraordinario Hotel Marygold’)

3 jun 2012

REFLEXION Evangelio Semanal


MANOS A LA OBRA
Mateo 28, 16-20
Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo
Este texto, Juan Pablo II lo llamó el “El Gran mandato de Jesús” después de su muerte y resurrección, es decir, durante su vida enseñó el mandamiento nuevo: Amaros unos a otros como yo os he amado… pero ahora, después de su muerte y resurrección, nos da el gran mandato a todos los cristianos:  “Id,  haced discípulos, bautizar, y enseñar… y por si hay duda yo estoy con vosotros todos los días… no estás solo, puesto que no es obra tuya.
Los grandes textos de la Iglesia en el siglo XX y XXI, se han fundamentado en este gran mandato de Jesús. El papel y la misión del laico en la Iglesia: La misión no es sólo del cura, la monja o el misionero… sino que la misión de anunciar el evangelio de forma explícita corresponde a todos los laicos.
Según Juan Pablo II, éstas son las últimas palabras más fuertes que dice Jesús después de su muerte y resurrección. Después de todo lo que ha acontecido, después de todo lo que ha pasado… Jesús subraya su deseo: Por favor, haced discípulos, involucraros en la evangelización de la Iglesia, esto para todos… enseñar a otros lo que vosotros habéis recibido…
Os invitaría a prestar atención a dos palabras de Jesús: ID y HACED discíplos.
1) “Id”: Jesús fue muy claro en su mensaje y mandato, nótese que usó la palabra "Id”, es una palabra breve, pero a la vez con un gran significado para la Iglesia. "Id" es verbo imperativo y con ello Jesús quiere insistir: Hay que moverse, hay que salir de la comodidad, hay que involucrarse en la dinámica de la evangelización. ¿Cuándo utilizas el imperativo? Cuando hay urgencia. Es una palabra con autoridad, es mandato de Jesús. El texto no dice: “mira, si puedes y no te es mucho problema, entonces ve…
Muchos hombres y mujeres de Fe a lo largo de la historia se lo tomaron en serio, y pusieron en práctica el mandato de Jesús, ellos entendieron perfectamente ese "Id". No se sentaron a esperar a ver quien pasaba, quien les preguntaba, o quien los llevaba, o invitaba a ir a la Iglesia, hoy nos cuesta y somos muchos los que estamos "esperando" sin involucrarnos en el dinamismo misionero de la Iglesia. Hay que pedirle al Señor “celo” misionero y apostólico.
2) “Haced discípulos”. Esta es la otra expresión de Jesús. Esta es la verdadera dinámica del cristianismo: el discipulado, es decir, la formación. Un discípulo es el que se forma, el que busca entender el mensaje del Maestro, el que hace un camino, un itinerario de crecimiento… Es interesantísimo el salto cualitativo que supone este mandato de Jesús, pues en su interés no dice: hazte discípulo mío… sino que dice: “Haced discípulos”, es decir, que si estás dispuesto el te capacita a que seas tú quien puedas enseñar a otros a guardar las enseñanzas de la fe. Es verdad que todos hemos de recibir, pero si lo que recibo no lo doy, se pudre y muere. Lo mismo que el agua, sino corre, se estanca y se pudre. La vida que recibo, si no la doy y la comparto muere en mi…
Uno no debería tener miedo, pues Jesús capacita a quien quiere involucrarse en el dinamismo del apostolado de la Iglesia. Uno pregunta: pero ¿cómo? Si no se que decir, si no estoy preparado… esto mismo ya lo decia el profeta Jeremías… con la música, el futbol, la catequesis, una serie de películas para jóvenes, invitando a los grupos, etc. Todo con tal de acompañar en el proceso.
Ahora la pregunta es para ti: ¿Qué importancia le das al mandato de Jesús? ¿Cómo puedes comprometerte para hacer vida lo que Jesús nos pide?

20 may 2012

Solemnidad de la Ascensión. REFLEXION Evangelio Semanal


 SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO
Después de aparecerse a los discípulos durante 50 días, el tiempo de Pascua culmina con la fiesta de la Ascensión y el domingo siguiente con la celebración de Pentecostés.
El evangelio de Marcos 16,15-20 nos muestra el hecho de la Ascensión que hoy celebramos, pero en el relato de Lucas 24, 46-53 es una imagen más explícita de lo que aconteció en ese momento de la Ascensión de Jesús al cielo: Mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.”
¿Qué entendemos por la Ascensión? Uno puede entenderla como esa huída del mundo, de los problemas… ahora el Señor se fue al cielo y aquí nos dejó con los problemas. Esta tipo de ascensión la desearíamos muchos de nosotros… Cuantas veces uno sueña despierto, como fantaseando y soñando un mundo ideal. ¿Quién no ha escuchado: “Estas en las nubes” o “estas en babia”? Es decir, entrar en ese estado de trance de querer huir de la realidad y soñar con un mundo mejor… el otro lado de la moneda es vivir en el mundo de la queja y estar anhelando lo del vecino. En el fondo es esa mentalidad que piensa que todo lo que le toca vivir aquí es un obstáculo para la felicidad, y al final siempre está anhelando vivir otra cosa. Quien es rubio quiere ser moreno, quien es bajo quiere ser alto, quien es relleno quiere ser flaco, quien es flaco quiere ser más grande… al final uno nunca está contento con lo que tiene y siempre es una huída de sí, soñando que otra cosa distinta será siempre mejor. ¿Alguien se identifica con esto? Pues lo que dicen en el cine: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
La fiesta de la Ascensión tiene otro significado… y nos puede iluminar mucho a nuestro día a día. Jesús asciende al cielo en cuerpo y alma gloriosos, y Él nos abre el camino al cielo… y nos invita a no quedarse atrapado en los pesimismos del día a día, ni en la pesadez de los problemas. Lo que uno vive, por miserable que sea, sólo por gracia de Dios – y si uno lo pide – puede ser transformado: lo que es obstáculo en bendición, aquello que es trampa en trampolín, y no dejarse aplastar sino elevarse por encima de los problemas… No huir de ellos, no negarlos, no reprimirlos, sino que quedando afectado -pues nos afectan las cosas- tener la capacidad de sobreponerse y desde la fuerza interior poder ponerse por encima. Os cuento un cuento que nos ayudará a entenderlo:
Un campesino tenia una mula. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo. El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y les pidió para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo y así no continuara sufriendo.
Cogieron las palas y cubos y empezaron a arrojar tierra encima de la mula. Al principio, la mula se puso histérica.
Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban tirando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos.
¡ELLA DEBIA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA! SACÚDETE Y SUBE. sacúdete y sube. sacúdete y sube!! Repetía la mula para alentarse a sí misma.
No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando el nivel de donde se apoyaba. Llegó el momento en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad…
La Ascensión es el camino al que nos invita el Señor a ponerse por encima de los problemas que nos abaten, sostenidos y elevados por su gracia, y en vez de dejar que nos hundan, los podamos transformar en bendición. Así es como acaba el Evangelio de Lucas: estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

17 may 2012

VI Pascua, REFLEXION Evangelio Semanal


El mandamiento del amor.
Jesús dice: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. La pregunta que me surge es ¿Qué es amar?... pues hoy todo el mundo habla del amor, y cada uno entiende la feria según le fue en ella, es decir, que cada uno lo puede entender según entienda.
¿Qué es amar? Cada uno lo puede entender de distinta manera.  Amar es una palabra demasiado usada, o bien se podría decir, mal usada.  ¿Que es amar? ¿dónde encontramos la verdadera definición del amor?  Vas a cualquier Casa del Libro… y puedes encontrar cientos de títulos con la palabra amor.
Los más liberales dicen que el amor es hacer el sexo, es decir, utilizan la expresión “hacer el amor”…  
Los más materialistas llegan a creer que el amor es dar cosas a sus seres más queridos… Una vez hablaba con una chica joven y me decía: “mis padres me lo han dado todo, materialmente hablando nunca me ha faltado de nada, pero yo no quería cosas yo quería estar con ellos.  Charlar, pasar tiempo, jugar a las cartas, sentarnos a contar chistes, dar un paseo, simplemente estar con ellos… pero poco estaban en casa, siempre trabajando.
Para los más egoístas amar sería hacer cosas por los demás pero esperando siempre recibir algo a cambio. 
Para los más altruistas amar sería irse unas vacaciones de voluntario a un país del tercer mundo con una ONG… aunque luego al regresar a casa y a ver visto tanta pobreza, necesidad y miseria su vida continúe igual de consumista.  Fueron vacaciones, no fue un compromiso con los necesitados.
Para los manipuladores, amar sería manipular al otro para hacer lo que yo creo que es mejor y aquellos que son más débiles acaban siendo manejados. Como aquella chica que convence a su amiga insegura que aborte, aún en contra de sus valores, solo por que ella piensa que es lo más práctico… pero en el fondo no ha respetado los valores de la otra chica, no se ha interesado que es lo que ella cree profundamente… la primera convence a la otra para hacer lo que ella piensa. Amar pasaría primero por interesarme que es lo que piensa la otra persona y respetar profundamente sus valores.
Para una madre controladora, amar sería decirle al hijo todo el rato lo que tiene que hacer, pensando que le está educando bien y no se a cuenta que lo tiene completamente atado.
En todas estas formas hay mucho bien, pero el amor no esta del todo depurado de algo de egoísmo y búsqueda de interés personal. ¿Cómo descubrir lo que es el verdadero AMOR?
- Hay un refrán que dice: “Obras son amores y no buenas razones”. El amor se entiende desde el ejemplo, desde la acción. Los libros de moda, las canciones más populares hablan todas del amor… Pero Amar no son razones, o canciones … amar es acción
- Jesús dice: amaos como yo os he amado… y uno le puede preguntar a Jesús:  ¿y como me has amado, Señor? Y el dice a continuación: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, y por vosotros yo he dado la vida.
Dar la vida por otro, a veces son gestos heroicos, pero otras veces es el compromiso con el otro desde situaciones sencillas como poder estar junto al otro en los momentos más difíciles, explicar un tema, hacer el esfuerzo por escuchar al otro.
Desde algo tan sencillo como esa joven que me decía que para ayudar a su compañera de clase en los exámenes, renunció a su comodidad y le propuso a la amiga que fuese a su casa que la ayudaba a estudiar lo que no entendía... Hasta gestos más generosos como se catequista y dar una hora a la semana para enseñar la fe a los más pequeños. O incluso gestos más heroicos como la mama que aún sabiendo que va a tener un niño retrasado, decide no abortar. 
Todos estos gestos no se entienden en un mundo tan egoísta como el nuestro… hay que ser muy generosos y muy desprendidos para dar la vida por otra persona.  Invertir horas, tiempo, detalles, gestos, palabras… ¿Por qué sabes que un hogar es alegre, está lleno de vida, hay verdadero amor? por que hay alguien que esta dando la vida por los demás generosamente al estilo de Cristo.

La oración de San Francisco de Asís nos puede ayudar para saber que nuestra vida está llamada a darse a los demás:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, que yo lleve el amor;
donde haya ofensa, que yo lleve el perdón;
donde haya discordia, que yo lleve la unión;
donde haya duda, que yo lleve la fe;
donde haya error, que yo lleve la verdad;
donde haya desesperación, que yo lleve la esperanza;
donde haya tristeza, que yo lleve la alegría;
donde haya tiniebla, que yo lleve la luz.
Oh, maestro, haz que yo nunca busque
ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, sino yo amar.
Porque es dando como se recibe;
es perdonando, como se es perdonado;
y muriendo se resucita a la vida eterna.
Amén.

5 may 2012

V Pascua, REFLEXION Evangelio Semanal


Yo soy la vid
(P. Luis Tamayo)

Semanas pasadas hablábamos de la importancia de las imágenes en la Palabra de Dios para explicar las realidades de fe. El domingo pasado Jesús escoge la imagen del Buen Pastor, esta semana escoge la imagen de la vid y los sarmientos (Jn 15, 1-8)

Supongo que habéis visitado alguna vez alguna plantación de uva. Ver de cerca una vid. Es una imagen muy sugestiva. Jesús caminó por los campos de Israel y allí tuvo la ocasión de ver viñedos, campos de uva. Mirando la imagen de la vid, Jesús se da cuenta que la rama o el sarmiento que permanece unido a la vid o tronco principal ese está verde y fresco y, a demás, da fruto abundante de uva, pero también se fija que hay sarmientos que son largos y que llevan el peso de la uva y se resquebrajan, se rompen, y se separan de la vid, quedando secos y su fruto muere. Esta imagen le sugiere a Jesús una lección.

Jesús dice: Yo soy la vid verdadera. Permaneced en mi y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por si mismo, sino permanece en la vid, así tampoco vosotros podéis dar frutos de vida, si no permanecéis unidos a mi. Jesús quiere que nuestras vidas den fruto abundante, pero para ello nos pide estar unidos a él. 

Le podemos preguntar a un labrador ¿qué es lo que da vida al sarmiento y hace que tenga fruto abundante? La sabia. La sabia no la vemos, pero es la que corre por el interior; pasa del tronco principal de la vid a las ramas y de esta manera estas son capaces de producir fruto abundante.
La sabia es aquello que no se ve, es la vida interior de uno. Es la Vida y el Amor del Espíritu Santo que penetra en nuestro corazón a través de nuestra unión con Cristo y va regenerando la vida, la ilusión, las ganas de vivir por dentro. Una vida unida al resucitado da como fruto una vida resucitada, es decir, una vida llena de ilusión por la vida a pesar de las dificultades, una vida con ganas de seguir luchando por la familia, una vida llena de los frutos del Espíritu Santo, que son el amor, la paz de corazón, la serenidad interior a pesar de los malos entendidos, la humildad, la alegría, la honestidad, el perdón, el reconciliación, etc. Estos son los frutos que nuestra vida puede dar abundantemente si estamos unidos a él.

Jesús vuelve a repetir más adelante: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mi y yo en él ese da fruto abundante; por que sin mi no podéis hacer nada. Al que no permanece en mi, es como es como la rama que se seca y la echan fuera.

¿Quién no tiene la experiencia de estar seco por dentro? ¿de sentir que se le van las ganas de vivir? ¿de sentir desmotivación, falta de alegría, incluso falta de esperanza… desesperación? Todos lo hemos sentido alguna vez. Estas experiencias son llamadas a reactivar nuestra unión con Jesús (¿habéis visto lo que es un injerto de una rama a un tronco?) Volver a conectar con él a través de la oración, la lectura de la Palabra, acudir a los sacramentos (la eucaristía o la reconciliación) y el esfuerzo por una vida que busca vivir las virtudes. Permitidme decir algo de las virtudes.

Cuando hablo con la gente siento que a veces para unirnos a Jesús lo reducimos sólo a la oración, pero esto no lo es todo, es decir, esta la otra dimensión de vivir y practicar, que es lo que refuerza la unión con Dios. Una persona que busca vivir una vida de virtudes es la entrada más segura a la unión permanente con Jesús. 

Me decía un joven que al escuchar la palabra “virtud” le producía alergia, pero en el fondo es por que no sabía del todo el significado. Un ejemplo: tener la costumbre de ser honesto es ser virtuoso, sin embargo tener la costumbre de decir mentiras es tener un vicio. Ser virtuoso es la practica asidua de las virtudes, como la honestidad, la sinceridad, la generosidad, el servicio, la escucha al otro, la disponibilidad, el trabajar correctamente, la justicia, el perdón, la buena voluntad, tener fe en las personas, no dar a nadie por perdido, etc.

Para acabar una pregunta: ¿qué virtudes necesito cultivar en mi vida para estar más unido a Dios?

Feliz día de la madre!!


Feliz día de la madre!!
(en España)

Desde Vitaminas de Fe nos acordamos de todas las madres que han hecho tanto por sus hijos. Gracias por vuestra entrega, por la paciencia, el sufrimiento, las alegrías, los abrazos, el apoyo, y todo el amor recibido vuestro.  Gracias a todas la mamás!!

INTERESANTE: ¿Como se determina la fecha de la Pascua?


¿Como se determina la fecha de la Pascua?

La fecha de la pascua es variable. La razón es la conexión entre la pascua judía y la cristiana. La Iglesia determina la fecha de la pascua cada año según el calendario judío que es diferente al nuestro. 

El calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín. 

Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan, o sea el 14 por la noche. (Nisan es el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía la víspera de la Pascua, o sea, el 14 de Nisan. Murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el 17 de Nisan. Resulta que en aquel año el 15 de Nisan cayó en viernes y por lo tanto el 17 de Nisan cayó en domingo (que en aquella época no se llamaba "domingo"). 

La diferencia entre los calendarios (judío y romano) dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua. Los judíos cristianos continuaron usando el calendario judío para la pascua. Celebraban la pasión el 15 de Nisan y la pascua de resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo ese año). En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo. Celebraban basado en el domingo, fuese o no ese año el 15 de Nisan. Además, todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección.

Pero quedaba un problema: ¿Cual domingo preciso escoger para la celebración anual de la pascua?. No todos los cristianos celebraban el mismo día la pascua. Ya desde el siglo III se consideraba que, según el calendario romano, Jesús murió el 25 de Marzo y resucitó el 27 (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Algunos obispos celebraban la pascua según esas fechas fijas. La Iglesia Romana, basada en la autoridad de San Pedro y San Pablo celebraba la Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. Este domingo siempre cae entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril.

El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana para determinar el domingo de Pascua debe observarse en toda la Iglesia. En referencia al domingo de pascua se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico.

La Iglesia ortodoxa celebra la pascua otra fecha, según el calendario Juliano (ortodoxo ruso).

La temporada de la Pascua

Siendo la fiesta mas importante de la liturgia, la Pascua se celebra por 50 días, desde el domingo de Pascua hasta Pentecostés. Según la liturgia actual, la cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el "ayuno pascual" que se continúa el sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual . El triduo culmina en la Vigilia Pascual del sábado por la tarde.

Los primeros ocho días de la pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del Señor. 

El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismo en toda la temporada de pascua. 

En el día 40 de la pascua se celebra la Ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.