18 ago 2013

XX Domingo TO, REFLEXION Evangelio Semanal


Salir de la zona confort
(P. Luis J. Tamayo)

Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:  «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Estos días de verano me invitaron a cenar con unos matrimonios, entre ellos había una mujer que me sorprendió por lo apasionada con que vivía y hablaba de la fe. Es un gusto escuchar y dialogar con personas apasionadas por algo en la vida. Uno se puede entusiasmar por mil cosas, mil temas, mil hobbies… pero hay pasiones que alimentan el alma y otros que poco aportan.
Los grandes Maestros de la Antigüedad clasificaban los temas según construían al hombre: los intereses por cosas más bajas como el futbol o la moda, luego estaban las cosas más elevadas como la política o la economía, aún las había más elevadas que alimentaban más el corazón del hombre: el arte o la literatura… Pero todos los grandes maestros de la antigüedad estaban de acuerdo que la búsqueda del misterio de Dios era de los intereses más altos a los que el hombre podía aspirar. La pasión por Dios no sólo cambia la vida de una persona, es que es capaz de cambiar grupos sociales, mover montañas, hacer grandes obras.
Esto lo vemos en los grandes santos como por ejemplo Madre Teresa de Calcuta. Estos días que he estado en Polonia he podido constatar como el papa Juan Pablo II, un hombre apasionado por Jesucristo, ha marcado toda una generación en ese país. Las iglesias llenas con gente joven, muchos sacerdotes jóvenes por la calle, familias en las misas… y no sólo en Polonia, sino en el mundo entero.
Esto es a lo que el Papa Francisco invitaba a los jóvenes en la JMJ de Rio de Janeiro. Les decía: “Jóvenes necesitamos vivir la fe con un corazón apasionado!!”. Este es Jesús en el Evangelio de hoy cuando dice: “He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!”. Jesús se refiere al fuego del amor, al fuego de la pasión, al fuego que hace arder el corazón por el cariño a Dios. Me entusiasma ver a Jesús en este deseo tan fuerte en el que expresa: He venido a prender el fuego del amor a esta humanidad, a todos vosotros…!! La fe ha de vivirse con gran entusiasmo y fuerza.
Yo no se que tiene las vacaciones del verano (en España) que muchas veces nos deja a medio gas… uno debería plantearse bien como vivir unas vacaciones para no sólo desconectar del trabajo, sino también alimentar la vida, crecer y madurar. El otro día nos reíamos con un chaval; me decía: le voy a resumir mi verano: “perezoso, gandul, vago y holgazán”; Le pregunté: ¿así durante 60 días?
La fe y la vida no la podemos vivir de forma mediocre. La mediocridad mata el espíritu y el entusiasmo; la mediocridad acaba por llevarnos a la desidia y a tirar la toalla. En el libro del Apocalipsis encontramos esta expresión (Ap 3,15-16): “Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
 Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca”.
Esta mañana leía (Imitación de Cristo Libro 1, Cap. 25.4) que en la vida espiritual uno saca más beneficio si lucha con fortaleza aunque tenga más pasiones que aquel que poco hace aunque sea muy virtuoso.
Uno no puede quedarse en lo cómodo que ya conoce, al final queda lleno de hastío. No es verdad el dicho: más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Uno debe aspirar siempre a algo más, salir de su zona confort. El viernes salí de excursión con los chavales de la parroquia a la Pedriza, aspirábamos a subir a la Charca Verde. Anduvimos casi 3 horas de ida. Más allá de la mitad del camino, ya muertos de calor, los chavales empezaron a quejarse: ¿Cuánto falta?, hace mucho calor… entonces nos paramos a darnos un chapuzon en el río. Era una zona muy maja, pero el agua no cubría más que por la rodilla. Muchos de ellos decían: Mejor nos quedamos aquí!! Preguntando a un señor me decía, merece la pena un empujón más, es una poza muy grande y muy bonita. Costó un poco animarles, pero al final nos decidimos a subir. Cuando llegamos, efectivamente, el sitio era espectacular, lo pasamos genial, una poza grande en la cual te podías bañar, saltar en las rocas, tirarte como por toboganes, etc.
En la vida y en la fe uno fácilmente se conforma con lo que tiene, pero es importante siempre aspirar con ímpetu a algo más. La pasión por la vida, el entusiasmo por las cosas, el amor a Dios nos debe empujar a cultivar ese fuego por llevar a otros el don de la fe. Dijo Jesús a sus discípulos: He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!

15 ago 2013

La Asuncion a los cielos de la Virgen


La Asunción
(P.  Luis Jose Tamayo)

El Papa Pío XII, en la Bula Munificentissimus Deus, del 1-XI-1950, proclamó solemnemente el dogma de la Asunción de María con estas palabras:
Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste” (DZ. 2333).

El dogma de la Asunción enseña que la Virgen, al término de su vida en este mundo, fue llevada al cielo en cuerpo y alma, con todas las cualidades y dotes propias del alma de los bienaventurados e igualmente con todas las cualidades propias de los cuerpos gloriosos. Se trata, pues, de la glorificación de María, en su alma y en su cuerpo, tanto si la incorruptibilidad y la inmortalidad le hubieren sobrevenido sin una muerte previa como si le hubiesen sobrevenido después de la muerte mediante la resurrección. (aún no se ha llegado a una solución definitiva sobre el tema de la muerte de María).
Escribía Pablo VI: “Nuestra aspiración a la vida eterna parece cobrar alas y remontarse a cimas maravillosas, al reflexionar que nuestra Madre celeste está allá arriba, nos ve y nos contempla con su mirada llena de ternura” (Discurso, 15?VIII 1963).

CONSECUENCIAS PARA LA FE Y LA PIEDAD
San Bernardo diría: “Subió al cielo nuestra Abogada”.
1) Subió al cielo. Orar con María: Lo primero es saber que ella ya está en el cielo. Es la primera de nuestra raza que está en el cielo. Asunta en cuerpo y alma, es decir, viva, consciente, siempre madre, siempre a la escucha de las plegarias de sus hijos. A ella se le puede rezar, se le puede hablar, se le puede rogar. Ella escucha, ella intercede ante Dios. Orar con María es posible. Maestra de oración. Cuando no se orar, cuando no me salen palabras, ella nos abre el camino a su Hijo. Juan Pablo II nos lo enseñó: A Jesús por medio de María.
2) Nuestra Abogada. Como dirán las oraciones populares: “abogada y defensora nuestra”. ¿Quien puede temer? Si ella pisó a la serpiente venciendo en su humanidad, con la fuerza de la gracia divina, al demonio y al pecado. Su presencia en nuestras vidas ahuyenta cualquier influencia maligna, nos ayuda a vencer toda tentación. Por eso es importantísimo rezar a la Virgen el rosario, jaculatorias, etc.

12 ago 2013

XIX Domingo TO, REFLEXION Evangelio Semanal



El Amor ni cansa ni descansa
P. Luis Jose Tamayo

En el Evangelio de hoy, San Lucas nos presenta a continuación tres parábolas para iluminar la actitud con la que vivir la vida cristiana:
        La primera parábola (Lc 12, 35-38) es la del patrón que regresa de la boda ya muy entrada la noche y, viendo a sus siervos atentos y vigilantes, se ofrece lleno de amor a preparar la mesa para ellos, “se pondrá el delantal, los hará sentarse a la mesa y se pondrá a servirlos” (v. 37). Sólo quien viva vigilante, despierto, es decir, quien viva en forma consciente y coherente con la palabra del evangelio, podrá entrar en comunión con el gozo y la gloria de Cristo.
            La segunda parábola (Lc 12,39-40) es la del ladrón que sorpresivamente irrumpe en la casa, la asalta y se lleva consigo todos los bienes que encuentra. Aquí el acento está puesto en lo inesperado y sorpresivo que resulta cualquier tipo de robo. Así irrumpe Dios en la historia de los hombres, así volverá un día el Señor. La consecuencia práctica es clara: “Por tanto, vosotros estad preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre”.
            La tercera parábola (Lc 12,42-48) es la del administrador fiel y sabio que cuando llega su patrón “lo encuentra haciendo lo que debe” (v. 43), es decir lo que le fue encomendado. La parábola concentra toda la misión recibida del administrador en el servicio que debe prestar a todos los otros siervos: “Su señor lo colocó al frente de su servidumbre para distribuir a su debido tiempo la ración de trigo” (v. 42). El error del administrador sería pensar: “Mi señor tarda en venir” (v. 45a) y descuidar la tarea que le fue asignada.
Detrás de la parábola está el problema que tuvo que afrontar entonces la comunidad cristiana de Lucas, que después de vivir por cierto tiempo la espera inminente del Señor, al no llegar el momento con el paso del tiempo, estaba cayendo en una especie de frialdad e indiferencia, pensando en ese: “Ya llegará” y relajando las formas de vida cristiana y medios, con lo cual esquivaban el compromiso concreto del presente.
La prontitud y la vigilancia, subrayada varias veces en el evangelio de este domingo, es una actitud que supone una forma de vida que, en la espera de la venida del Señor, no excluye el compromiso de vivir el presente. Para ello el frecuente “examen de conciencia” es una buena forma de vigilancia para no caer en la mediocridad ni relajarse.
Ya se ha hablado muchas veces de que la crisis que padecemos hoy día viene dad sobre todo por que no hay grandes modelos de vida que nos levanten la mirada a lo que el hombre puede llegar a ser. Lo que está de moda es la mediocridad. “Relajar el modelo de vida”, es lo que se plantea como mejor forma de vida; es esa forma de pensar de: “da igual como vivas que nunca pasa nada”, el relativismo. Se predica poco la exigencia y la excelencia como valor para la vida. Poca gente se cuestiona como vive, o que modelo de vida sigue.
No os habéis preguntado alguna vez ¿Por qué el Papa Francisco está llamando tanto la atención? Por que con sus gestos esta presentando un modelo claro de vida cristiana y de espiritualidad. Cuantas veces he escuchado de vosotros expresiones como: “Estoy muy agradecido a la fe de mis padres por que han sido un modelo a seguir”.
Las vacaciones son el mejor momento para también relajarse, pero si descansamos de la actividad laboral, hemos de cuidar no relajarnos en la vida espiritual. Hoy me decía una persona en confesión que era como si hubiera puesto un cartel a Dios en la puerta de su corazón: “cerrado por vacaciones, nos vemos en Septiembre”… La vida de piedad, los medios como la oración, la eucaristía, la confesión… todo esto hay que cuidarlo pues “el amor ni cansa ni descansa”. El amor si se para deja de ser amor. El amor es siempre activo, está siempre pendiente de los demás. Imagináis un  día encontrar en el cielo un cartel de parte de Dios que diga: “Me he ido de vacaciones; nos vemos en septiembre”. Dios. puesto que es amor no descansa, no desatiende las necesidades de los suyos, porque el AMOR no descansa, y si descansa no es amor. El descanso de las vacaiones, para el cristiano, es  para coger un nuevo impulso. Claro que nos paramos unos días, pero sólo para coger carrerilla para tomar un nuevo impulso.

4 ago 2013

XVIII Domingo TO, REFLEXION Evangelio Semanal


Ser rico ante Dios
(P. Luis J. Tamayo)

Lucas 12, 13-21
Jesús dijo a la gente: - «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.» Y les propuso una parábola: - «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mi mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será el que amasa riquezas para si y no es rico ante Dios

El evangelio de hoy habla sobre la codicia como uno de las grandes heridas del corazón humano. Los grandes maestros de la vida espiritual hablan siempre de la moderación y el sano equilibrio para la salud espiritual y mental. Irse a los polos opuestos nunca es sano. No lo es el no tener preocupación alguna por el futuro, sobre todo cuando tienes una familia que cuidar; no lo es el estar todo el día obsesionado en como amasar riquezas para asegurar más y más el futuro.
La lección que sacamos de las palabras de Jesús es: “Guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. ¿Por qué hay esa tendencia a afanarse por acumular y acumular y acumular? ¿Por qué ese afán por tener más y más y más? Parece que cuando ya se tiene, lo que se tiene es poco, y por eso brota la sensación de necesida de más. Os invito a pensar en los aspectos material y espiritual de la codicia:
- En aspecto más material:
Dinámicas que generan este afán por acumular pueden ser: La comparación anhelando lo del vecino y la sociedad de consumo que genera necesidades que no lo son, y que se podría vivir perfectamente sin ellas.
Cuantas familias, cuando ha llegado esta crisis toma la opción de apretar el cinturón en casa. ¿Qué había pasado anteriormente? Que los hijos se habían educado en la abundancia. Ahora están siempre oyendo la expresión “apretarse el cinturón”; “esto no es necesario”; “esto es un capricho”…
- En el aspecto más espiritual: ¿Cómo hacerse rico ante Dios?
Aprender a decir ´NO´ es aprender a desarrollar grandes virtudes que hacen crecer al hombre de forma extraordinaria. “La grandeza del hombre se mide por su capacidad de renuncia” (libro: “El olvido de si”)
Varias ideas a reflexionar:
La capacidad de autocontrol, dominio de si. Por ejemplo San Ignacio de Loyola, compadeciendo en el hospital y en el camino de su conversión, cuando leía la vida de los santos y veía las grandes hazañas ascéticas a las que podían llegar… se decía a si mismo: ¿Cómo puede ser que yo pueda gobernar sobre 1000 hombres pero no me pueda gobernar a mi mismo? El dominio de si es una virtud para poder llevar mi vida a la altura que Dios espera de mi.
La libertad interior frente a las cosas materiales. Vas por los escaparates y parece que las cosas te llaman… cada vez más y mejor diseño, colores atractivos, etc.
Una mente clara para distinguir entre lo que es necesario y lo que es capricho.
Para concluir, creo que lo que nos interesa no es tanto el no caer en la tentación, sino en como ganar ventaja y practicar la grandeza del corazón para ser más generoso, para ser más desprendido y para tener siempre las manos abiertas hacia los demás.