7 jul 2013

XIV Domingo T.O., REFLEXION Evangelio Semanal,


Tu también eres discípulo 
P. Luis J. Tamayo

Lucas 10, 1-9: En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

Sólo una idea que nos quiere transmitir el Señor a través de este evangelio: El cuenta con cada uno de nosotros para la evangelización, para transmitir la alegría de su amor.
Jesús escogió a 12, los doce apóstoles que serían el fundamento de la Iglesia, sobre los cuales se establecería la primera Iglesia, la primera predicación, la primera comunidad, la primera experiencia de Jesucristo.
Pero, sabiendo que la mies es mucha y los obreros son pocos (Mateo 9.35) Jesús mismo necesitó de otros tantos más sobre los cuales fue expandiendo el mensaje del Reino de Dios. Hoy nos lo explica el evangelio de Lucas: el Señor designó otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Los 72 fueron también discípulos de Cristo, designados por Él mismo. Aquí vemos las características de un discípulo de Cristo:

1) “Designado por Cristo”: Jesús llama a otros tantos… y entonces fueron 72, pero a lo largo de la historia ha seguido llamando a tanta gente… muchos de ellos santos conocidos, muchos otros anónimos, desconocidos, que no salen en los libros, pero que en el silencio de su oración escucharon la voz de Cristo llamándolos a seguirle. Hoy, si tu abres tu corazón seguro que también te llama, pues Jesús cuenta con todos…
El problema es que muchos son los llamados, pero pocos los que responden… en el evangelio tenemos el ejemplo del joven rico, poco sabemos de él, solo que no respondió a la llamada de Cristo y que se fue a su casa triste. Sin embargo de aquellos que responden se les conoce, se saben quienes eran…
Jesús no llama a los santos, sino que escoge entre las multitudes, de entre los pecadores, de entre gente llana, sencilla… Pedro con mucho genio, María Magdalena la prostituta, Mateo el avaricioso, y tantos otros santos… San Agustín un libertino, San Ignacio un militar, San francisco de Borja un noble caballero…

2) “Los mandó por delante adonde pensaba ir él”: La labor del discípulo es preparar el camino del Señor… el señor llega a los corazones… nuestra labor es la de preparar el camino. ¿Cómo? Por una conversación, por una invitación, por una oración. El discipipilo vive en la humildad de saber que él no es el Señor, sino simplemente el precursor, como Juan el Bautista que clamaba a la gente: Preparad el camino al Señor!

3) “de dos en dos”: este es el significado de cómo Cristo se hace presente en comunidad: “Cuando dos o más estáis reunidos en mi nombre, ahí estoy presente” (Mt. 18, 20). Es el signo del amor fraterno lo que hace presente al Señor, lo que atrae y lo que cautiva.

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